Amor En Tokio

Capítulo 7

-la vista era hermosa, la luna era espectacular su luz plateada fantástica, la noche era fresca, las playas que eran iluminadas con un tono plateado armonioso, definitivamente la noche no estaba sincronizada con ella, se sentía terrible, temía ver a Kei, estaba enojada aunque no tenía derecho, pues sabía que todo ocurrió por su culpa, pues si hubiera actuado de otra manera nadie hubiera sospechado de su apresurada boda, tenía poco tiempo y actúa desesperadamente, siempre engañando a su esposo, pero no podía decirle la verdad a Kei, no de un solo golpe almenas, no quería que la abandonara, muy pocos hombres se enfrentaran a una vida con una heredera, el dinero no daba la felicidad, pues aunque podía permitirse todos los lujos del mundo, era acosada siempre por los secuestradores, llevaban años intentando llevársela, pero era imposible acceder a ella, en Inglaterra podían seguirle el rastro en el exterior era más difícil encontrarla, pero de todas maneras siempre tenía que estar alerta, las constantes decisiones que afectaba la vida de millones, no podía darle el lujo de equivocarse nunca, las razones que fueran no eran escusas, millones dependían de una sola de sus palabras, odiaba a los herederos despreocupados, pues ella misma tenía que arreglar lo que ellos destruían, despilfarraban su fortuna, afectando a miles de familias, por un capricho, un nuevo yate, era sufriente para vender una empresa, dejando a cientos de familias sin un sustento, era una vida muy complicada, no deseaba que su esposo se viera afectado, menos cuando su sueño es ser doctor, pues sabía bien, que él sería el primero en dejar la carrera para dedicarse a la administración de sus empresas, dejando de lado su carrera, por el bien de millones, no los arriesgaría por su sueño, había muchos futuros doctores, todos incluso más prometedores que los anteriores, no había escusa, pues eran pocos los multimillonarios filántropos, el asumiría su papel, la apoyaría en todo, nunca dejaría que ningún dolor de cabeza la afectara, no dejaría que ella tomara ninguna angustia, la obedecería sin dudarlo, pues eso sería inevitable, él se convertiría en otro Edward en su vida, no podía permitirlo, no mientras ella pudiera con todo, con su carga familiar con todo lo que esto conllevaba, y su vida de esposa, que al final, podía usar trucos para que fuera más fácil, no dejaría que Kei abandonara su sueño, y tampoco dejaría que la abandonara a ella, Ingenuo Kei, con pocas palabras podía cambiar a su autoritario, frio, e ingenuo esposo, la medicina se volvería un sueño, pero no quería arruinar sus sueños y esperanzas, aunque se volviera un cálido, amable, y preocupado esposo, no lo quería, él era tan hermoso, lo observaba entrar al hotel, le encantaba su oficina, dejaba ver todo, aunque los ventanales eran de un solo sentido, así que su identidad estaba segura, otra cosa que ocultaba de kei, el hotel era de ella, una de las propiedades de sus padres, su suite era donde ellos pasaron su luna de miel, antes de volar a Grecia, nadie podía entrar a esa suite y otras más estaba estrictamente reservada para solo la familia, y esa era precisamente la personal de ella, solo ella usaba esa suite, ni su hermana tenía permiso de usarla, regentaba la cadena de hoteles que tenía bajo el nombre de su querido Edward, el llevaba varios de sus negocios, como su cadena de hoteles, su corporación de cosméticos, sus canales de tv,  pues además también tenía grandes estudios en Hollywood su compañía de tecnología, y algunas más, otras se las había encardado al mayordomo de su hermana Nicholas estaba al mando de varias clínicas al rededor del mundo, bufetes de abogados, y algunos restaurantes, ella se encargaba de lo grande  manejaba el grupo Tokira, la sociedad de los Lord, y es que alguien tenía que mantenerlos rectos, la corrupción era muy tentadora siempre tenía que tener un ojo en ellos, Roslint corporation, una corporación inmensa con cientos de años, algunas empresas de bolsa, estas eran las que más problemas daba, obtenían grandes resultados, pero el riesgo  era enorme, tenía que estar muy al pendiente, pero valía la pena el riesgo ganaban millones en cuestiones de minutos, aunque también los perdían, tenía muchas responsabilidades, ella podía con todas distribuyendo su tiempo, o menos dicho utilizando sus noches, cuando estudiaba para esta con Kei, utilizaba las noches para ponerse al día, ahora que estaba casada imaginaba que su esposo, no le dejaría mucho margen para actuar, entre sus  brazos la aprisionaría toda la noche, además probablemente demasiado agotada para hacer nada, o eso esperaba no sabría como sentirse en sentido contrario, Kei era muy romántico y detallista, a su manera, no la sorprendería con flores, pero podría recorrer el mundo para estar con ella, siempre era tierno con ella, respetaba su inocencia y su sensibilidad, pero esperaba que al fin la tomara, no quería regresar de su luna de miel, siendo todavía virgen, así que era mejor actuar, después de todo no podía actuar enojada mucho tiempo, cuando uno de los empleados del hotel le comunico que su esposo estaba buscándolo desesperadamente, reconoció que era hora, debía actuar como una mujer y enfrentarlo, con la intención clara de saber que se convertiría en una mujer completa en sus brazos, ordeno que le informaran que estaba en la terraza del hotel, y camino hasta allá ella misma, era un lugar hermoso con una vista incluso más espectacular que de su oficina, pero la brisa era muy fuerte, hacia frio, el polvo entraba en los ojos, no era su forma favorita de admirar el paisaje, pero no podía llevarlo a su oficina y menos a su suite sería demasiado normal, tenía que ser romántico e íntimo, pensó en la playa pero siempre había periodistas por ahí, su hotel era conocido por su lujo y las grande personalidades que se alojaban en él, quería que se sintiera como no y relajado, después podría llevarla en brazos a su suite, para al fin ser su esposa en todos los sentidos, vi como llegaba, las puertas del ascensor, se abrieron, dejando ver a un nervioso Kei, no podía adivinar sus pensamientos, no sabía si era más fuerte su enojo que sus nervios, o su preocupación, que lo demás, fuera lo que fuera corrió a ella para abrazarla, y al fin pudo identificar sus sentimientos, preocupación, arrepentimiento, remordimiento, Kei se sentía culpable, y ella también.



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En el texto hay: misterio, secretos, mayordomos

Editado: 16.01.2020

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