Capítulo 06 ¡Que tremenda Historia!

Me desperté temprano, tomé una ducha, salí a buscar el cupo para estudiar — dejé caer una sonrisa.

Mi primo Anderson se ofreció a llevarme, en el trayecto del camino.

— ¡Gracias, primo! —contestó Andrea apenada. No te hubieras molestado, podía pedir un taxi — me disculpé.

— Quiero pedirte una disculpa — dijo Anderson. Por haber actuado mal, cuando llegaste a la casa.

— No te preocupes, primo, iba titubeando.

Al llegar al colegio, me despedí de mi primo. Fui hasta la dirección para hablar con la directora. Sin que supiera quién es la directora, murmuré con molestia.

Al verla, todos los sentimientos se me revolvieron y suspiré.

—¡Buenas tardes, señorita Andrea! Respondió la directora Lorena. Toma, asiento, por favor.

— ¡Buenas tardes, directora Lorena! Contestó Andrea nerviosa: ¡Gracias!

¿A qué se debe su visita en nuestro prestigioso colegio? Indagó.

¿Quiero inscribirme para estudiar? Aclaré.

Llegó en el momento indicado— informó sonriendo—, tenemos inscripciones, ahora, contó.

¡Qué buena noticia! Me alegro. ¿Dónde puedo inscribirme? Pregunté.

Venga conmigo, por favor, respondió la directora.

Si claro me levanté, la seguí.

Al salir de la dirección, la directora me llevó hasta la secretaria para que me realizara el proceso de inscripción y se retiró.

La secretaria me recibió con amabilidad — tomé asiento, señorita Andrea.

— ¡Gracias! Temblando de miedo.

— Voy a llenar sus datos en el formulario para el proceso de inscripción — comunicó.

Nombre: Andrea Sofía
Apellidos: Martínez Sandoval
Edad: 16 años.
CI 36.408.598
Curso de 4 años.
Representante Madelyn Sandoval Martínez.

Después de terminar el proceso de inscripción, le entregué los documentos, los archivos y me dio la bienvenida al nuevo colegio cortés.

Me explico el horario del colegio, sales los fines de semana.

Lunes a viernes.
7:00 a. m. hasta las 5:00 pm

Al salir del colegio, me dirigí al restaurante porque había recibido un mensaje de la jefa. Amanda parecía estar preocupada —analicé.

Poco después saludé a Diego Armando.

—¡Hola, Diego Armando! Un placer conocerte, me llamo Andrea — dije nerviosa.

— ¡Hola, Andrea! Contestó Diego Armando: —Él. El placer es mío. ¿Tú eres la sobrina de Madelyn?—indagó.

— Si, Madelyn es mi tía.

Le ayudé a recibir un pedido que la jefa había solicitado.

—Buenas tardes, señorita Andrea, respondió uno de los proveedores. El paquete que fuimos a buscar costó el doble. — Contó.

Gracias por la información, se lo haré saber a la jefa asombrada.

La agencia le había comunicado que no había más pedidos para este año porque era Navidad, explicó.

Al transcurso de la tarde llegó la jefa y pidió que fuera a la oficina.
Toma asiento, Andrea respondió a Amanda.

— ¡Buenos días, Andrea! Suspiro.
— ¡Buenos días, jefa! ¿Ocurre algo? Pregunté sorprendida.

— Fui al médico para la cita que tenía hoy con el cardiólogo, comentó con tristeza.

— No es por sonar entrometida y chismosa porque eso no soy — me disculpé. ¿Dé? ¿Qué está enferma?

— ¡Mi niña, estoy enferma del corazón! Aclaré. Tengo las venas obstruidas donde bombea la sangre.

¿Usted no va a seguir trabajando con nosotros? Exclamó sorprendida.

¡No he tomado ninguna decisión al respecto! Insegura.

¡No nos puede abandonar en estos momentos, porque la necesitamos! Lloré.

—Con Madelyn y Diego Armando, más tu gran ayuda — expresó. Porque eres eficaz, sé que lo harás bien, confío en Dios y en ti .

—Respecto su decisión, jefa, esperó que mejore, pronto me despedí y la abracé.

Después de la larga conversación con la jefa, me despedí de Diego Armando y fui a la casa.

Al llegar a la casa, saludé a mi tía Madelyn
— Buenas noches, tía, necesitamos hablar, respondió Andrea entristecida.

—¿Qué pasa, mi niña, cuéntame? — Sigo indagando.

Cuando empecé el liceo, conocí a un muchacho que se llamaba Carlos Santiago —continué. Duramos un tiempo saliendo unas de esas salidas que siempre salíamos salir. Yo estuve con él, quedé embarazada —revela con tristeza. Tía, yo le conocí en la primaria, después pasamos al mismo liceo, claro, sin querer queriendo, ya nos gustamos desde antes.

¿Qué pasó después? Observó confundida mi tía.

Esos días que me fui para la casa, tuve una discusión con mi mamá, que me trató muy mal.
Me decía palabras que no entendía. “Bastarda, que no era hija de nadie”, le conté molesta.

—¡Pobre mi niña! Expresó llorando.

—Mi papá no estaba, de tal manera no entendía por qué esas palabras tan raras —nerviosa. Me fui el sábado para la playa con Carlos Santiago, ahí tuve intimidad con él, este es el producto de la relación. Sobre mi pancita. Tía, tuvimos bastantes años conociéndonos, y en el último año que terminó sus estudios pasó todo.

— No puedo creer lo que me estás diciendo, pobre, mi niña, —manifestó yo sin saber lo que pasaba—. Mee abrazó muy fuerte.

— Si me has ayudado mucho —sonríe. Ofreciéndome tu apoyo, no contándole nada a mis padres. Mi embarazo, me has ayudado mucho, le regresé el abrazo.

“No soy tu tía cómo te contó tu mamá” aclaré déjame contarte la historia.

Me casé hace 28 años con Fernando Martinez, después de 3 años salí embarazada él se murió —suspiré llorando. Poco meses después de estar embarazada, por un accidente no pude criar a mi bebé como hubiera querido porque me lo quitaron y no me di cuenta a tiempo.

Luego de 10 años, fue que me enteré de la verdad, Diana quien es mi hermana no pudo tener hijos — revelé. El bebé que esperaba ella era una niña que murió al nacer sé lamento. Por eso te secuestró y te hizo creer que tú eras su hija.

Cuando en realidad no era así tu eres mi hija informó. Yo tuve dos hijos, Rosangela Anderson tu eres la última por eso ella te robó porque ya tenía hijos, en cambio mi hermana no tenía ninguno— recordó. Yo quería quitársela pero no pude, fui con ella hasta los tribunales para tener tucustodia, la ley me favorecía para ese momento.