Pelirroja y muy picosa. ¿Qué más puedo decir? Me gusta conocer a fondo el carácter de Sabrina y hacerme una posible teoría del descubrimiento, ella es un mundo totalmente diferente. ¿Cómo no resistirme ante la espontaneidad y rara personalidad de una chica? Menciono sobre un previo curso de besos del cual ella calla, inclusive llego a indicar sobre las clases de masturbación. No protesta ante lo dicho, se muestra como aquella chica de ciclo diversificado que le importa un pepino la opinión de los demás. Sólo queda invitarla a mi casa sin compromisos, ni deudas, sólo como simples amigos.
Ella duda sin estar segura de aceptar, no deja de acusarme de ser alguien con hormonas bastante desordenadas que no sabe con quién ligar al final. La convenzo de lo contrario pero cuando voy a usar una de mis estrategias de seducción, la bruja profesora de teatro logra interrumpirme. La muy loca nos hace un ejercicio gramatical para que nosotros perdamos el miedo escénico, luego nos hace saber de un musical del cual participarán todos los nuevos y nos pone a prueba. La obra musical se trata de Campanita, Campanita. En la obra musical Sabrina le da vida a Campanita y yo al niño huérfano que anhela un regalo de navidad.
-Suena terrible todo. Me pregunto si estará bien de la cabeza.
-Creo que la profesora Durán fumó hachís antes de las clases, ¿tú qué crees? - murmura Sabrina cuando salimos del auditorio.
-Apuesto que en su bolso hay escondido más, mucho más de dónde salió.
- ¿Solamente ella se drogará o también habrán más profesores implicados? -indica sin alzar la voz.
-No falta ser Nostradamus para saberlo.
- ¿Quién?
-Hablando de brujos nigromantes, ¿adivina quién viene? -dic cuando ve que Terry se acerca.
-Que no te vean -musito al separarme de ella,
Corro por el pasillo y bajo la escalera para ir al bohío y encontrarme con mis amigos. Al rato Terry se reúne con nosotros, permite que notemos su disgusto, pues no la esperé cuando salimos de clases. Ciertamente me encantaría demasiado cortar con ella en este momento pero no lo hago; ¿La razón?
Ella no puede enterarse que estoy en el grupo de teatro sólo por una razón. Todos son testigos de que por Terry jamás sentí algo, sólo soy su novio por apetencia del alumnado. Trato de ignorarla mientras desayuno bajo tensión, miro que Sabrina ocupa la mesa del fondo sin que nadie más se moleste en acompañarla. Come un trozo de pizza con jamón y queso, un vaso de Toddy y de postre se conforma con una barra de chocolate. Ahora entiendo por qué come lo que come y sigue teniendo el cuerpazo de siempre, sin que se preocupe por las calorías o algo similar. En tanto deslizo la vista y miro a Jeremías, Gabriel, Hugo, Doris, Lisbeth y Terry. Todos se encargan de comer menos yo, todos bromean menos yo, todos critican a los otros y ríen a costa de ellos menos yo.
Preguntan sobre mi silencio causando que les conteste con una mala gana, me levanto para luego subirme a la silla y luego a la mesa.
- ¡Escuchen todos! -grito para que dejen de parlotear
- ¡Tengo que hacerles un anuncio importante!
Todos callan para mirarme.
El bohío permanece en silencio, ni siquiera se escucha el aire soplar. Sabrina deja de lado su libro para prestarme atención. Le sonrió viendo que ella no se molesta siquiera en sonrojarse, bebe un poco de Toddy antes de continuar con lo suyo. No sé lo que piensa de mí, sobre ella misma y sus maneras. Si algo sé es que nada de lo que puede cavilar se puede concretar en lo que haré a continuación, así que suelto una bocanada de aire antes de abrir más la boca y articular las palabras.
-Hoy quiero avisarles que legítimamente rompo mi relación de tres años y medio con Terry Gil -digo-. Ustedes son testigos de este momento y del rompimiento oficial.
Escucho los gritos desesperados de las chicas, también oigo los alaridos de los chicos junto con el ruido de las mesas. Entre bramidos y chillidos veo a Sabrina, que permanece más seria que antes, mirando a otro lado antes de centrarla en su libro. Es muy probable que simule no escuchar nada, pues se mantiene imperturbable mientras come y cerciora que nadie la mire: al fin y al cabo es la chica invisible del cual nadie se acerca para pedirle un lápiz.
Tampoco es para tanto, no contradigo que tiene su gancho. Así es Sabrina Gil cuando la miro con insistencia, pues se oculta en el libro y deja que sea su armadura. Nunca en mi vida conocí a una persona que amara tanto ser retraída y distante, ahora no es la excepción: odia los espectáculos en vivo y directo. De pronto, pienso en cómo vive en su propio universo; un universo propio y original, único y autentico.
Sé que ambiciona tener la privacidad para permanecer en ese universo que es suyo por excelencia, y que por ende yo deseo invadir por completo. Me gustaría decirle La intocable como lo hice el año pasado y se convirtió en una moda. Noto que, durante unos segundos, permanece ausente y creo que me habla cuando es estrictamente necesario.
Es una de las primeras que sale del bohío, veo que se pierde en el patio central y prefiere sentarse en un banco para continuar leyendo su tonta novela literaria. Pero deja de hacerlo cuando el profesor le habla sobre algo que para ella es de interés. Un muro de ladrillos construye a su alrededor y eso hace que agrade más porque se sobrentiende que ella es un misterio, un misterio que yo estoy a punto de resolver, tan fácil como sumar dos más dos.
-También tengo algo que decirles -grita Terry al subirse a la mesa- ¿Ustedes creen saber quién es Jack Kelvin?
Bajo de la mesa de un brinco y llamo aparte a Jeremías. El chico se muestra desconcertado y me formula unas cuantas preguntas más pero voy directo al grano. Susurro cerca del oído lo que planeo hacer, luego me aparto para dejar diez bolívares en el bolsillo de su camisa, es preferible mil veces hacer cualquier ridiculez que me haga sentir un tonto, pero no permito que Terry me haga quedar mal frente a todo el liceo.
Oigo que vocifera sandeces de todo tipo. Jeremías asegura bajarla de la mesa tal cual como se convino. El chico le da una buena patada a la mesa y ésta resbala, se interrumpe cuando cae de bruces en el suelo. Hago un tremendo esfuerzo para no reírme al verla cubierta de comida: parece ser aderezo para ensalada, papas fritas, jugo de frutas, pedazos de pizzas. Veo que Terry solloza mientras se levanta del suelo y camina fuera del comedor estudiantil como si alguien hubiera pateado su vagina. Mientras un sepulcral silencio se crea en un parpadear de ojos, al siguiente minuto se escuchan aplausos y toda clases de loas.