¿Es todo? - me preguntó Maxi con indiferencia tras hacer una pausa una vez que terminé de hablar.
¡Cómo que si es todo! ¡¿Acaso es una broma?! En serio puedo jurar que jamás había dado tantas explicaciones juntas en menos de cinco minutos como lo había hecho en este momento.
Pero por la cara que él puso al escucharme, sumado a aquella escueta pregunta, me hacía sentir que todo fue en vano. Es decir, o no me quiso prestar atención en lo absoluto o de verdad no tiene intenciones de aceptar mi justificación. En fin, sea como sea, no puede simplemente preguntarme algo así.
Él me había visto personalmente, sin filtro alguno y de la forma más directa posible. Me vió besarme con mi padrastro. Y por ende, comprobó lo que estuvo sospechando, yo me había enamorado de mi padrastro. Por ello, como acto de desesperación, intenté comunicarme con él durante casi toda la noche pero en ningún momento se dignó a responder mis mensajes ni mis llamados.
Me ignoraba. Escapaba de mí. Y aquello solo me generaba ansiedad, miedo y mortificación. Mi padrastro estaba igual que yo, ambos temíamos que Maxi fuera a delatarnos pero yo intentaba calmarlo diciéndole que él es mi mejor amigo y que jamás haría algo así. O eso quería creer. Es decir, confiaba en él, no podía simplemente traicionarme así como así. ¿Cierto?
Pero por muy seguro que pueda estar yo de eso, tenía que corroborarlo directamente con él. Así que decidí llegar a la escuela varios minutos antes de la hora de ingreso a clases con el único motivo de encontrarme con él para poder explicarle todo como se debe todo.
Para mí suerte él llegó diez minutos después que yo, encontrarmelo justo en la puerta de entrada de la escuela con la mochila al hombro y con una expresión aún más seria de lo normal no era una buena señal. No lo voy a negar, creo que nunca me había sentido tan nervioso y acomplejado como al momento de interceptarlo.
Sabía lo que cruzaba por su mente, no hacía falta que dijera nada ya que fácilmente podía leerlo en su mirada, la oposición y la crítica respecto a la relación que estoy llevando con mi padrastro.
Y no lo culpo, creo que cualquiera que nos haya visto besándonos de esa forma tan pasional hubiese expresado el mismo rechazo. Pero aún así Maxi no es cualquiera, es mi mejor amigo y como tal si bien puede que no apruebe esto, lo cual es totalmente válido, debería intentar escucharme y apoyarme.
Necesito saber que él no hará nada para perjudicarme. Sin importar lo mal que le haya caído el verme en aquella situación comprometedora con Nahuel, o lo mucho que él haya llegado a enamorarse de mí, quiero creer que nuestra amistad es más fuerte que cualquier desacuerdo o decepción que pueda haber entre nosotros.
- Pues si....es todo....- me encogí de hombros, sin saber bien cómo actuar al respecto totalmente confundido. Pero cuando ví que él solo hacia una mueca para luego continuar su camino hacia el salón de clases, me volví a plantar frente a él para añadir - Vamos Maxi, no me hagas esto. Dime algo por favor.
Él suspiró y se cruzó de brazos rendido para mirarme de forma reprobatoria y con gran decepción.
- Mira Boris, no sé bien qué quieres que te diga. Pero si tú preocupación es que vaya a contarle a alguien sobre...bueno sobre eso que tienes con tu papá, puedes quedarte tranquilo. No pienso decir nada
- ¿E-en serio?
- Si - desvió la mirada al piso - Es tu vida y si quieres arruinartela o en su defecto arruinarsela a tu padre es cosa tuya. Yo no soy nadie para interferir en ello, ustedes saben lo que hacen. Y si no es así sería bueno que comiencen a analizar lo que están haciendo y logren ver lo mucho que se perjudican con eso.
— Él no es mi padre, es mi padrastro. No compartimos la misma sangre y lo sabes Maxi.
— Es como si fuese tu padre
— No, no es así.
— Repito, si quieren arruinarse así sus vidas es cosa de ustedes.
Las palabras fueron demasiado crueles y directas, pero en extremo ciertas. Sin embargo había sonado muy parecido a lo que suele decirme mi psicólogo, doliendome mucho más ahora por tratarse de un amigo quien intentaba hacerme entender en lo que estaba metiéndome.
Aunque no hacía falta, lo supe desde el primer momento en que me dí cuenta de cuánto lo amaba. Podía ser tan solo un chiquillo en ese entonces, pero era conciente de lo complicado y cuestionable que sería asumir un amor así.
Y ahora que él me había correspondido de igual forma, lo tengo aún más en claro. Nos condenamos a ésto, y lo vamos a asumir sin importarnos nada de nada.
- Sé cuánto podemos perder y lo difícil que va a ser para nosotros - acepté casi en un murmullo como avergonzado por tener que decirle esto - Pero aún así estamos decididos a estar juntos
Fue entonces cuando su expresión se transformó en una de indignación total sin poder contenerse en lo absoluto
-¡Pero es de tu papá de quién hablamos!
— ¡Que no es mi papá! ¡Sino mi padrastro! ¡Maldición Maxi! ¡Entiéndelo tú al menos!
– ¡Es igual Boris! ¡No trates de justificar lo injustificable con un tecnicismo absurdo!
- Ya se ¿Crees que no me doy cuenta de lo mal que está todo esto? Solo quiero que entiendas que no es un maldito capricho ni nada de eso. Yo...yo lo amo en serio Maxi, amo a mi padrastro.
Por un momento no dijo nada, quedando estático frente a mí, solo observandome. Analizaba todo, desde mis palabras hasta mi sinceridad reflejada en sus ojos.
Era un hecho, él estaba sufriendo tanto como yo lo hice durante casi toda mi vida. Porque Maxi me amaba y por primera vez está cayendo en la cuenta de que entre nosotros no habría nada porque yo jamás dejaré de amar a Nahuel.
Entonces él abrió la boca para acotar algo, pero fue interrumpido por la campana que sonaba anunciando el ingreso a clase.
Así que sin medir palabra me pasó cabizbajo por al lado dando por finalizada la conversación, evitando que pudiera tomarle siquiera el brazo para detener su andar.