Lentamente fuí recuperando la conciencia, al principio sentia voces lejanas y mi cuerpo pesado como si estuviese encadenado o algo así. No podía mover ni un músculo, hasta los párpados me pesaban.
Olores fuertes impregnaron mi nariz dandome arcadas aunque mi cuerpo no reaccionara a eso ni a nada. Los recuerdos de las últimas escenas vividas me golpearon con todo ocasionando en mí asombro y miedo, un repentino escalozfrío recorrió mi cuerpo. Quise gritar pero estaba atrapado en mi propio cuerpo que no funcionaba.
Las voces fueron acercandose y aclarandose cada vez más hasta llegar a mí con nitidez. Así pude reconocerlas. Eran Sara y su padre, Sergio, quienes estaban a mi lado y por el timbre de sus voces parecían estar discutiendo acaloradamente.
-¡No es justo papá! ¡Míra como está Boris! ¡Pudo morir! ¡Además el segundo disparo iba dirigido a mí! ¡Él me protegió con su cuerpo! ¡¿Acaso pretendes que sigamos recibiendo los ataques él y yo por culpa de ustedes, nuestros padres?!
- Baja la voz, estamos en un hospital Sara - la voz de Sergio era neutra y sin emoción alguna.
- En ese caso al menos dime de qué o de quién tendremos que cuidarnos...padre.
Sergio evadió dicha pregunta hablándole de otras cosas, aparentemente no estaba dispuesto a cooperar y ésto molestó a mi amiga pero con justa razón ya que volvió a gritarle exigiéndole respuestas.
En tanto yo seguía atado a un cuerpo que parecía haber sido inutilizado y me estaba desesperando. Necesitaba liberarme. En definitiva necesitaba a mi amado Nahuel ¿dónde estaría en éstos momentos? La luz del lugar fue penetrando esa oscuridad en la que me encontraba y mi cuerpo comenzaba a moverse con extrema lentitud.
Aunque seguía sin poder abrir los ojos, sentía que tenía que seguir luchando y esforzándome para poder despertar. Pero si Nahuel no estaba allí conmigo, quizás se debía a que no le importaba ya.
En ese caso ¿de qué valía tanto esfuerzo de mi parte? A lo mejor sería más conveniente para él que yo desaparezca, después de todo dejarme vencer era mucho más fácil que seguir luchando por vencer este obstáculo.
En mi mente grité su nombre llamándolo desesperadamente.
Lo necesitaba tanto que no soportaba un segundo más ésta situación. Sara sujetó mi mano en ese instante y me susurró:
-Despierta Boris, yo te cuidaré a partir de hoy. Ya no tendrás que preocuparte más. Los imbéciles de nuestros padres siguen creyendo que nos protegen manteniendonos al margen de sus asuntos. No quieren ver que precisamente estamos pagando las consecuencias de esos asuntos.
En verdad agradecía su predisposición a ayudarme, creanme que sí estaba agradecido, pero en esos momentos si hubiese podido hablar o moverme con libertad me habría alejado de su roce ya que solo quería sentir el calor de mi padrastro. Solo deseaba escuchar su voz y anhelaba saber que sería él quien me protegería. No era un capricho sino una intensa necesidad que sentía desde lo más profundo de mi ser. Pero si estaría condenado a vivir lejos de quien tanto amo, verdaderamente prefería morir en este mismo instante.
Cuando escuché la voz de mi padrastro mi corazón latió a mil por segundos, al fin llegaba la única persona que en verdad necesitaba a mi lado. Él habló con mi amiga quien se mostró algo dura con él por lo que me sucedió pero yo solo deseaba gritarle que se callara y nos dejara solos.
- Tendría que sincerarse con Boris - seguía diciéndole Sara a mi amado Nahuel - No creo que sea buena idea que siga mintiéndole.
-Tu padre y yo sabemos lo que hacemos Sara, ahora necesito estar solo con mi hijastro
-No - dijo ella tozudamente, hecho que me desesperó. Dios ¿acaso no entendía que a quien necesitaba en éstos momentos era a él? - Usted indirectamente causó todo, Boris estaba drogado por su culpa, Nahuel, y recibió dos disparos...
- Nos estamos ocupando de todo - la cortó mi padrastro - Ahora por favor comprende, él me necesita. No me preguntes cómo lo sé...simplemente lo sé.
Sara aceptó a medias dejarnos solos pero al fin se fue de la habitación. Cuando nadie nos veía mi amado Nahuel se acercó a mí y tomó mi mano para besarla. Aquello me dió las fuerzas necesarias para seguir luchando. Él empezó a acariciar mi cabello causando estragos en mi cuerpo.
Cerré mi mano en la suya y él me susurró:
- ¿Boris? ¿Puedes oírme?
Como única respuesta empece a llorar, estaba harto de este encierro. Quería salir, ser libre de nuevo para poder besarlo, abrazarlo y...amarlo. Me esforcé lo más que pude y empujé esa odiosa oscuridad hasta lograr destruirla y liberarme al fin. Abrí los ojos y lo ví.
- Nahuel...ayúdame por dios.
Estaba exausto debido al esfuerzo realizado. Lo necesitaba tanto que me asustaba. Mi padrastro me abrazó mientras lloraba:
- Boris menos mal, creí que te perdía.
Nuestros labios se unieron un instantes en un casto beso, pero él se alejó velozmente de mí, hecho que me desconsoló. No quería que se fuera, no soportaba la idea de ser abandonado por él. Mis ojos se humedecieron al ver su reacción, pero él se apuró a decirme:
- No Boris, no me malinterpretes. - Acariciaba mi rostro suavemente - No te estoy rechazando, solo estoy discimulando. Recuerda que estamos en un hospital y cualquiera podría entrar. Sabes que lo nuestro no es bien visto.
- Nahuel - susurré dolido ¿por qué seguía preso de la opinión de los demás? ¿Por qué prefería quedar bien con otros? Sé que ésto está mal, lo sé...pero en éstos momentos solo me importaba él y nadie más.
-Te amo Boris.
Aquello me hizo sonrojar y latir mi corazón como un tambor. No quería que se fuera nunca, no me importa nada más. No dejaría que dos disparos me asusten ni nada por el estilo.
- No te preocupes por...esos disparos...yo no pienso como Sara. Tú no tienes la culpa del accionar de unos locos, además dos disparos no acabarán conmigo. No pienso dejarte Nahuel.
Él se acercó y me besó la frente, justo en ese momento entraba Sabrinq, la chica rubia de la otra vez. Algo en mí despertó ya que al verla exclamé molesto: