Me fuí a vivir con Maxi en su departamento, ya que no quería estar bajo el mismo techo que mi padrastro, hasta que pueda arrancarmelo del corazón completamente. Solo así podría empezar a verlo con los ojos de un hijastro y no como un amante.
A él no le causó ninguna gracia, pero no tuvo más opciones que aceptar mi decisión. Sin embargo aún tenía que verlo en el trabajo, ya que mi padrastro no quiso saber nada con mi pedido de traslado. Pero había decidido mantener las distancias, limitándome exclusivamente a lo laboral. Había pasado dos semanas y todavía me dolía aquello.
Maxi era un excelente novio, ya que sabía contenerme en mis momentos depresivos. Aquello provocaba mayor amor en mí hacia él. Cada vez que acababa mi día laboral, Maxi me esperaba a la salida con su tan hermosa sonrisa. Pero esa tarde me mandó un extraño mensaje diciendome que no podría ir por mí esa tarde.
"Lo siento Boris, hoy no podré buscarte. Esperame en casa".
Aquel mensaje de WhatsApp me descolocó. En verdad no me gustaba nada.
"¿Por qué? ¿Qué sucede Maxi?"
"Solo no puedo verte. Nos vemos a la noche".
Cuando acabó mi turno me fuí en busca de mi novio. Tenía una corazonada, solo esperaba equivocarme. Fuí a la empresa donde Sara trabajaba y aguardé fuera a que salga.
No tardó en salir tal como lo imaginé. La seguí en mi auto a una prudencial distancia. Cuando avanzó tres cuadras, ví que esperando el cambio del semáforo abrió la ventanilla y arrojó algo por ella. Cuando la luz verde estuvo, arrancó y siguió pero se detuvo en la siguiente esquina debido al cambio de luz. Aproveché para detenerme y ver qué había tirado.
Era el celular de Maxi, aquello me alteró a más no poder. Volví a mirar el auto de ella. Seguía detenido. Corrí a mi auto y la seguí, justo a tiempo para hacer una maniobra y colocarme frente suyo.
- ¡¿Oye?! ¡¿Qué te pasa maldita sea?! - bajé del auto y me dirigí a ella, abrí la puerta y tras sujetarla del brazo la arrastré fuera - ¡Hey! ¡Suéltame Boris!
- ¡¿Dime dónde está Maxi?!
- ¿Qué?
- ¡Dimelo maldita sea!
- ¿Te volviste loco Boris?
- Mira Sara, no estoy para juegos....
- Si él te dejó ¿qué tengo yo que ver?
Golpe su auto con mi puño sobresaltandola. Sabía que ella tenía algo que ver con su repentina desaparición.
- Mira Sara, te lo advierto. Si algo le llega a pasar a mi novio...
-¿Qué? ¿Qué me harás Boris? No existen pruebas de nada.
Le mostré el celular de Maxi, fue suficiente para que ella empalidezca.
- Es el celular de Maxi y lo usaste para mandarme esos estúpidos mensajes.
- Yo....yo no....no....
La sujeté del cuello con tal fuerza que empezó a manotear. Al aflojar un poco ella me dijo.
- ¡Está encerrado en el edificio abandonado de la vuelta de su departamento! ¡Por Dios Boris! Solo quería asustarlo por quedarse contigo.
- Insisto, debí dejar que recibas los balazos aquella vez. Maldita víbora.
- Te amo Boris pero tú solo me dejaste por tu padrastro. Y ahora dejas a Nahuel por Maxi.
- Oh sí, me amas tanto que separaste a Sigfrid de mí. Ya veo cuánto me amas.
- ¡Estaba dolida!
- Alejate de mí y de Maxi maldita zorra.
La dejé y corrí a mi auto para ir a buscarlo inmediatamente. Estaba muy pero muy preocupado. En el camino llamé a Shinki para que me ayudara a denunciar a Sara, ya que su padre es abogado.
Shinki me prometió hablar con su padre, por lo tanto debía llegar al lugar donde Maxi estaba encerrado y de ahí ir al estudio del abogado Gaara.
Llegué y me apresuré a entrar al lugar. Llamaba a Maxi a los gritos, él me respondió al instante.
- ¡Aquí estoy Boris!
- ¡Sigue hablandome!
- ¡Fue Sara quien me encerró aquí! ¡Me engañó!
-¿Cómo lo hizo?
- Me dijo que estabas atrapado aquí. No pensé en nada más que en tí.
Pude encontrarlo y luego de unos minutos, lo liberé. Salimos de allí y tras subir a mi auto le entregué su celular. Nos abrazamos con fuerza.
- Gracias por venir por mí
- Maxi, siempre cuidaré de tí. Siempre.
- Gracias mi amor, en verdad estaba asustado.
Nos besamos con intenso amor, mi amado pelinegro necesitaba relajarse. Fuí acariciando aquel cuerpo tan deseable que fue creado solo para ser amado.
- Mi sol, te deseo tanto.
- Tranquilo Maxi. Solo relajate mi amor.
Acariciaba su cuerpo con mis hambrientos dedos sintiendo cómo él me presionaba contra su miembro que empezaba a endurecerse.
Éste amor no solo me hacía felíz, sino también era normal y podía mostrarme públicamente con él. No me sentía solo. Mi celular sonó, y muy a mi pesar me alejé de mi amado para contestar. Era Shinki.
- Hola Shinki
- ¿Estás con Maxi?
- Si - sentía la mano de mi amado acariciar mi miembro sobre mis boxers - Está aquí conmigo - Comenzaba a mover mis piernas.
- Bien, mi padre los atenderá. Vengan a su estudio. Él los espera.
- Perfecto, estaremos en cinco minutos.
- Bien
Al colgar, le conté todo a mi novio. Él volvió a besarme con pasión. Pero tomé fuerzas para separarme de él una vez más.
- Gastón nos espera mi amor.
- Claro, vamos.
Maldita sea, estaba en extremo excitado pero no me era posible tomar a Maxi aquí mismo. Sin embargo sabía que debíamos arreglar lo de Sara cuanto antes. La haría escarmentar, maldita loca. Era perfectamente conciente que no podría recurrir a mi padrastro, debido a que estaba en pareja oficialmente con Sergio.
Además sabía que Nahuel jamás me ayudaría desde que lo abandoné. Él era así. Por supuesto que se trataba de la hija de Sergio, quien ahora vivía en la casa de mi padrastro junto con su padre y Nahuel.
Por eso debí recurrir a Gastón, necesitabamos darle a Sara una maldita lección. Y conociendola, lo más probable era que ya me esté acusando de violencia y vaya a saber qué más.
Al llegar mi celular volvió a sonar. Era mi padrastro. Resoplé molesto pero atendí. Sin embargo sujeté la mano de mi novio con fuerza.