Era una noche lluviosa de 1940,en el pueblo de Tarico; acababa de iniciar mi nueva vida, pues yo, soy un vampiro; la persona que me convirtió creyó ser mi salvador al librarme de una enfermedad que me tenía agonizando, en un principio creí que se trataba de una acción noble, pero más tarde descubriría sus verdaderas intenciones, las cuales no eran muy honestas o desinteresadas como yo creía, sino todo lo contrario, eran perversas y muy bien calculadas; además, lo que hizo no fue un acto de salvación hacia mi persona, como él quería hacerme creer, más bien, fue una condena; estaba harto de esconderme, que la gente me temiera, que huyera, que me odiaran, solo por ser diferente; yo nunca le hice daño a nadie, no tuve la oportunidad de escoger, mi voz no fue escuchada, solo fui obligado a convertirme en algo que yo no quería, y no por eso, era un monstruo.
Aquella noche mí mayor miedo; para ese entonces, se hizo realidad, una vez más fui descubierto, pero esta vez, algo era distinto, una muchedumbre armada y furiosa me perseguía, era novato, no controlaba mis habilidades, así que, no pude huir con la velocidad con la que acostumbran los de mi especie y llegue a un callejón sin salida, podía intentar irme volando o defenderme haciendo uso de mi increíble fuerza, pero creí que sería mejor no hacerlo, y dar fin a mi vida miserable; pues qué sentido tiene la vida eterna, si solo eres un símbolo de maldad y temor para los demás, algunos tal vez disfruten esa sensación de superioridad, pero para mí, la soledad era peor que la misma muerte.
Ya totalmente desesperado por la vida que llevaba hace algunos meses, termine cediendo a mis pensamientos y deseos cobardes, me deje llevar por la tristeza y opte por dejar que mi vida acabara pronto, las personas me golpearon, acusaron, y lastimaron sin remordimiento, me acusaban de ser asesino; pero no había pruebas de aquellas acciones tan grotescas que se me atribuían, y es que yo nunca había probado la sangre humana, me negué a mi naturaleza desde un principio, pero de que servía si no me escuchaban, ¡de que servía si solo me veían como un monstruo! ¡de que servía defenderme! ¡de que servía!
Aquella noche sucedieron tantas cosas inexplicables, cosas que no tenían sentido, pero que no noté en ese momento, incluso hoy sigo sin encontrar respuesta a aquellas incógnitas del pasado; si bien era un novato y las habilidades sobre humanas con las que fui dotado no estaban bajo mi control al cien por ciento, no comprendo ¿cómo fue posible que unos simples humanos me llevaran al borde de la muerte?, su sola fuerza no es suficiente para causar tal daño a una especie superior como lo somos los vampiros, tampoco entiendo ¿porque si me veían como una amenaza, no me mataron en ese instante?, sino que se marcharon dejándome agonizando, ¿porque no se aseguraron de que mi vida terminara en esa noche?, ¿Por qué? No lo entiendo, y tal vez nunca lo entienda, pero no puedo olvidar lo que paso, porque fue ahí, cuando comenzó mi más grande pesadilla.
Esa noche, todo dejo de importarme, las personas que antes me lastimaron ya no estaban ahí, se habían ido dejándome en pésimo estado, y no sé si fueron las heridas del cuerpo o del alma, pero toda sensación de había ido, ya no podía sentir nada; el frio de la noche, las gotas de lluvia que caían sobre mi rostro, la sangre correr por todo cuerpo, nada, no sentía nada de eso, solo sueño; sabía que mi fin había llegado, y eso me alegraba, sentí que todo se acabaría, pero entonces, puede ver a una silueta que se acercaba, y luego…oscuridad.
Cuando desperté me encontraba recostado en una cama, no sabía cómo o porque estaba en ese lugar, tampoco entendía porque seguía con vida, ¿habrá sido obra de Pablo?, o ¿Karina talvez?; no, imposible, a ellos no les conviene que esté vivo, al menos eso es lo que entendí. Estaba tan confundido en ese momento que no noté el estado de mi cuerpo, de pronto, unos sonidos me pusieron alerta, dirigí la mirada con temor al lugar de donde provenían dichos ruidos, se podían escuchar sonidos de vasos, cucharas y demás utensilios, también el sonido de algún liquido siendo vertido en recipiente, solo escuchaba ruidos proveniente de lo que yo deduje, era la cocina de dicha casa donde me encontraba; no quise quedarme a averiguar lo que pasaba e intente salir de ahí rápida y discretamente, quise girar para levantarme de la cama pero caí de golpe en el acto, en ese momento entre en pánico, no podía mover las piernas y todo me daba vueltas, ¿Qué podía hacer ahora?, estaba vulnerable ante cualquiera.
Pero que estupideces estaba pensando, antes ni me importaba que muriera, y ahora me preocupaba estar indefenso, vaya contrariedades las mías, aunque talvez es cierto eso que dicen, que nadie quiere morir.
Cuando intente ponerme de pie, escuche uno pasos acercarse con prisa, levante la mirada y me encontré con un hombre saliendo de la cocina, con su mano sujetaba un vaso el cual dejo en el primer lugar que pudo y se apresuró a llegar hacia mí, estaba aterrado por lo que continuaba pero más grande fue mi sorpresa cuando este sujeto en lugar de atentar contra mí, me sujeto con fuerza y me levanto para llevarme nuevamente a la cama; a pesar de sus acciones yo permanecía alerta, pues había aprendido que no te podías confiar de nadie, por más buena que esta persona pareciera.
-¿Estás bien? ¿no te lastimaste? - preguntaba alterado.
-¿Es...estoy bien, gracias -
-Despertaste antes de lo que pensaba, y no creí encontrarte en el suelo – decía mientras se aleja para tomar aquel vaso que anteriormente dejo en un buró y regresar con el – toma, bébelo antes de que se coagule – dijo extendiendo el vaso hacia mí.
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Editado: 30.08.2023