Capitulo 10

La distancia que debíamos recorrer para llegar a nuestro destino era muy larga, y Lía como toda chica de su edad llevaba consigo un centenar de cosas, para mi innecesarias; tuve que convencerla para que empacara toda la cocina, y aun así las cajas que lleva hasta el momento me parecían exagerada, nunca creí que tuviera tanta ropa consigo, y hacer que dejara al menos la mitad de ella fue todo un reto, no sé porque se preocupaba tanto por qué cosas llevar, supongo que ere el miedo a abandonar su lugar de origen.

Por otro lado yo solo llevaban conmigo una cajita de madera, la misma que en algún momento perteneció a Henry, Emily insistió en que me quedara con ella, no era algo significativo para ella, pues decía que lo más importante eran los recuerdo que compartieron junto, me negué la momento en que me la ofreció, sentí que era un objeto que estaría mejor en mano de su hija, más ella insistió en que me la quedara, pues por más que le doliera un objeto no podía crear un lazo entre su hija y esposo fallecido, ellos nunca se habían conocido y esa caja no representaba nada para Lía, por el contrario a mí, que muchas veces vi a Henry tratar esa cajita como una reliquia, y traerla a todos lados, aunque nunca dejaba que alguien la abriera, decía que en ella estaban los más grandes secretos de la humanidad, aunque bien sabíamos que solo bromeaba para darle un aire de mismísimo.

-No estarás hablando enserio verdad - pregunto Lía al pie de la puerta.

-¿Sobre qué? - pregunte inocente, pero yo sabía a que se refería.

-Nos vamos del pueblo, ¡y tu solo llevas una estúpida caja! -

-Era de tu padre- respondí.

-Sigue siendo solo una caja, al menos que tenga propiedades mágicas de las cuales no estaba entera y puedas meter en ella más cosas de las que aparenta, n ole veo el caso a hacer una mudanza con una cajita-

-A diferencia de ti mi querida muchachita; todo lo que necesito está en esta caja - dije orgulloso golpeando la tapa de esta.

-¿Qué hay dentro? - pregunto acercándose con curiosidad.

-Esto - respondí abriéndola y dejando ver su contenido.

Dentro de esa cajita de madera están las anotación que Henry había dejado para preparar la dichosa formula, junto con ellas estaban unos frascos con contenidos variados, algunas jeringas sin utilizar. Lía me miro curiosa.

-¿Enserio?, ¿eso es todo? - pregunto.

-Esto es todo lo que necesito llevar conmigo, no es un viaje muy largo después de todo-

-No crees que hubiera sido bueno, ¿conseguir algo de ropa antes de irnos? -

-Ya lo tengo cubierto-

-Pero…-

No puedo terminar de hablar porque la persona que contrate para llevarnos a nuestro destino acaba de llegar y no se atrevió a seguir hablando. Hubiera sido muy fatigoso para mi cargar con todas las cosas, si bien convencí a Lía de dejar la mayoría de pertenencias en la casa, seguiría siendo tedioso cargar con tanto, le había dicho a Lía que el viaje no era largo, de hecho yo hice ese recorrido antes y no me tomo mucho tiempo, pero claro estamos hablando de un viaje a velocidad sobre humana, la verdad a pie sería muy tardado llegar, aun a caballo era largo; pero no pensaba decírselo a ella, jamás dejaría tantas cosas atrás de saberlo, ya después lidiaría con su enojo; fue por eso y porque no quería que ella caminara tanto por lo que decidí contratar un chofer para que nos llevara hasta allá, salimos muy temprano en la mañana, el sol apenas y estaba saliendo, apenas y tiempo tuvimos de desayunar.

Subimos las cosas al carruaje y partimos de inmediato, durante las primeras horas el recorrido fue placentero; Lía nunca había viajado en carruaje, se estaba divirtiendo, por otro lado yo ya estaba algo acostumbrado, hacía años que no subía  aun pero los recuerdos permanecían ahí , las veces que viaje con mis padre, con amigos o incluso solo, todos esos viajes, cortos o largo, aburridos o emocionantes, cómodos o insufribles; todos ellos permanecían en mis recuerdos, era algo que me traía nostalgia, así que preferí dejarlos de lado; lía miraba por la ventana, el sol ya había salido en su totalidad, y los sonidos de las aves comienzan a escucharse, los rayos del sol chocaban contra su rostro, haciendo brillas su piel clara, el viento soplaba los mechones rebeldes de su cabellera, provocando que ella se los acomodara cada tanto.

El viaje en carruaje duro varias horas, al principio Lía comenzó a preguntar sobre el lugar a donde nos dirigíamos, no dije mucho pues quería que todo fuera un sorpresa, solo di algunas descripciones generales, creí que bastarían para satisfacer su curiosidad, pero resulto lo contrario, ella se desesperaba a cada metro que recorríamos e insistía con mayor tenacidad; yo solo me limite a sonreír con malicia; no, no diría nada por más que ella preguntara. Después de las primeras horas ella guardo silencio, el sueño había hecho su trabajo y ella dormía plácidamente en el asiento, la noche anterior no había dormido bien por estar empacando sus cosas, después le fue difícil quedarse dormida, y despertar antes de la llegada del alba no ayudo mucho a su descanso.

Era la primera vez que la veía dormir, tenía aun apariencia inocente, los labios entre abiertos, su pecho subía y baja con tranquilidad; de niña tuvo problemas para dormir, las pesadillas la atormentaban todas las noches, yo siempre quise tomarla entre mis brazos para calmar sus miedo, pero sabía que eso no era posible, me alegraba poder verla ahora, tan tranquila y hermosa, haría todo porque esa paz durara siempre, ahora podía estar a su lado, podía abrazarla cuando estuviera asustada, cuando tuviera frio o tuviera miedo, ya nada me lo impedía. El carruaje paso por encima de algo, lo que provocó que se sacudiera a los lados, reaccione con rapidez y me coloque al lado de Lía, su cabella cayó sobre mi hombro evitando que se despertara, su cansancio era grande, permaneció recostada en mi hombre por el resto del vieje, podía sentir su reparación, pero no me molesto, al contrario, fue algo que disfrute mucho; hubiera deseado que el viaje fuera más largo; es una pena que los bellos momentos sean tan fugaces.