Mi vida, oh aquella vida perdida hace ya tanto años, no me era grato hablar de mi pasado, no por doloroso que fuera, sino porque en algún momento había sido completamente feliz, más ya no lo era.
Como dije, no todo fue amarguras para mí; al menos no al principio. Nací como hijo único de una familia adinerada; mis padres, Sandra y Roger Anderson, fueron personas a las que les gustaba vivir entre la naturaleza aislados de la modernidad, por esa razón, cuando tenía tres años nos mudamos a un pueblo más tranquilo, la fortuna Anderson siempre fue muy envidiada por las gentes, incluso entre la propia familia creo disturbios, nuestra forma de vida era considerado un desperdicio de dinero y lujos, pues en lugar de hacer crecer su patrimonio, mis padres preferían llevar una vida tranquila, compraron una mansión es cierto, pero no fue por vanidad, sino más bien, por comodidad, ya que era la única que cumplía con las condiciones que mis padres buscaban en un hogar, se encuentra en la cima de una colina, rodeada de naturaleza y silencio, no muy lejos del pueblo al que no habíamos mudado para evitar las discordias de la familia, dicho pueblo lo considero mi lugar origen, no nací ahí pero mis mejores recuerdos le pertenecían a ese lugar; las montañas y el lago mantenían al pueblo escondido de cierta manera, los viajeros eran muy escasos y los habitantes era pocos, las noticias del exterior llegaban con dificultad, porque no era de sorprender que casi nadie supiera de la existencia de aquel pueblo, apodado por viajeros como el “El pueblo del Olvido”, este nombre fue adoptado con el tiempo por los propios pobladores, como forma de diversión, pues a nadie le importaba ser ignorado por el resto de la sociedad, todo vivían felices y alegres siendo solo un punto más en el universo, no nos interesaba en lo más mínimo nuestro poder, estatus o popularidad, era algo que mi familia había amado de ese lugar desde un principio.
No puedo quejarme de mis padres, pues ellos me dieron todo lo que necesité, y tampoco me faltó su apoyo o cariño incondicional, si bien eran muy jóvenes cuando se convirtieron en padres, nunca los considere inmaduros, la decisión de alegarse de sus familiares fue algo prudente a mi parecer; pues nada bueno nace de personas que solo te juzgan por tu errores, personas que buscan el mínimo error o falla en tu vida para hacerla tu cruz, esas personas aunque lleven tu sangre no pueden considerarse tu familia. Mi madre quedo embarazada de mi padre mientras aun eran novios, tenían apenas 16 cuando esos sucedió, mi madre fue acusada por la familia de mi padre de ser una interesada, su origen humilde la hacían indigna del apellido Anderson según mis abuelos, más esto nunca fue impedimento para que ambos se casaron, mi padre amaba a mi madre y nunca dudo de ella, la tomo como esposa y se hizo cargo de ambos, al igual que yo era hijo único y heredo legítimo de la fortuna Anderson, casarse a tan temprana edad provocó que los disturbios entre familias comenzaran, mi madre era huérfana por lo que estaba sola, y nunca fue bien recibida por los familiares de mi padre, ninguno de ellos nos querían a mi madre o a mí, y con el tiempo la rabia y envidia también se vio dirigida hacia mi padre, cuando nos fuimos lejos de ellos, su rabia creció más, pero no nos siguieron, así que desde de pequeño supe, que solo éramos nosotros tres contra el mundo, y no necesitaba más.
Desde muy pequeño me vi interesado por las ciencias, solía pasarme los fines de semana estudiando junto a mi padre las diferentes constelaciones y estrellas del firmamento, entre semana asistía a una escuela privada que se encuentra en el pueblo; es cierto que el pueblo era pequeño, pero su ubicación y recursos provocó que los pocos habitantes del lugar fueran creando un buen estatus financiero, no era algo que nos importara pero con el paso del tiempo sabíamos que había que modernizarnos, se crearon colegios con la propia inversión de las familias, nunca me considere un niño presumido o arrogante, aunque tenía muy presente que mis padres eran lo de mayor posición económica; mi infancia y parte de mi adolescencia transcurrieron sin muchos eventos fuera de la cotidianidad, tuve amigos, y también enemigos, me enamore durante mi juventud, un amor de verano, cálido y estacional, pero corto; también fue ahí que conocí al que se convertiría en mi hermano, no era alguien de estatus, había llegado al pueblo completamente solo, huyendo de los problemas que enfrentaba su país de origen, su nombre era Kanato Nashuri, de origen asiático, nunca supe como logro viajar tanto con tan poco, llego al pueblo aproximadamente en 1932, yo tenía doce años en ese entonces, intento robarme un reloj de bolsillo, tropezó dos metros adelante mientras salía corriendo, y de manera automática inicio nuestra amistad, que con poco tiempo se convirtió en la más sincera que había tenido hasta entonces.
Cuando cumplí los 15 años, perdí a mis padres en un trágico incendio, el cual se suscitó en esa misma casa, yo me encontraba en una biblioteca preparándome para mi examen de aceptación de preparatoria cuando los hechos sucedieron, eran las dos de la tarde cuando un amigo mío entró apresuradamente buscándome para informarme de la tragedia; al llegar a mi casa la gente del pueblo ya había apagado el incendio, pero mis padres no sobrevivieron, todo lo que tenía lo perdí en una sola tarde, mi hogar, mi familia, y mi felicidad.
Dado a que aún era menor de edad no podía reclamar la herencia de mis padres, y como por arte de magia mis familiares desaparecidos regresaron, pero no para brindarme condolencias o un brazo en cual llorar, llegaron como buitres intentando sacar provecho, agradezco a mis padres que conocían la naturaleza de mis familiares que tenía todo previsto para que ellos no se hicieran con nada ni me dejaran a la deriva, jamás pudieron tocar su dinero, al menos no como hubiesen querido, pero yo seguí dependiendo de ellos para mantenerme, la ley los obligaba a darme dinero mientras yo aun no era capaz de hacerlo por mi cuenta, pero lo que me daban nunca era lo que estaba estipulado, por tal motivo desde entonces tuve que aprender a vivir solo, recibí ayuda de parte de amigos y conocidos, algunas veces me quede por temporadas en casa de unos amigos otras en posadas que no eran muy caras, jamás abandone la escuela, pero tuve que trabajar para sobrevivir, Kanato fue quien más me ayudo en esos cortos años, él había pasado toda su vida con escasez y dificultad, que se burlaba de mí que no era capaz de vivir sin unas pocas comodidades. Así transcurrieron tres años hasta que fui capaz de reclamar la herencia, y ya no dependía de mis molestos parientes para pedirles dinero; lo primero que hice fue mandar a arreglar la casa de mis padres, cuando esta estuvo lista, regrese para vivir en ella, cuando puse un pie dentro, creí que podría iniciar de cero, aunque ellos ya no estaban a mi lado, yo quería tener esperanza, y la tuve, pero de nada sirvió.
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Editado: 30.08.2023