Levanto la vista y lo primero que captan mis ojos es a Elizabeth, ella está observándome con una sonrisa en el rostro, frunzo el ceño al verla aquí, pensé que no la vería muy pronto cuando me lo dijo, creía que su pronto sería un pronto lejano. Camino hacia ella para saber qué hace aquí.
- Hola Olivia ¿Cómo estás?
- Hola señorita Jones muy bien y ¿usted? –le pregunto aun con el ceño fruncido.
- Muy bien, gracias por preguntar y llámame Elizabeth- me sonríe. ¿Es que no se le cansan las mejillas de tanto sonreír? me observa fijamente y eso me pone un poco nerviosa.
- Pensé que no la vería hasta el año entrante- le digo
- Te dije que nos veríamos muy pronto, vengo aquí a proponerte algo- frunzo el ceño y esperando que continúe, pero se queda en silencio y comienzo a desesperarme.
- ¿Y que sería eso? - le pregunto
- Vengo a proponerte que trabajes para nosotros- la observo fijamente esperando a que diga que es una broma o algo, pero ella no desmiente, proceso lo que me está diciendo.
- Perdón señorita Elizabeth ¿Cómo que trabajar para ustedes? Ustedes ¿Quiénes? –le pregunto desconcertada
- Para mi familia, mi hermano, tío y abuelo- todo esto me lo dice con una sonrisa, no puedo evitar echarle una mirada incrédula.
- ¿Y porque haría eso? Yo ya tengo un trabajo, no puedo ocuparme de otro, el asilo ocupa casi todo mí tiempo, no puedo, lo siento, pero si quiere puedo recomendarle algunos colegas que puedan ayudarla, si es que necesita a una enfermera Geriátrica
- La colega que vayas a recomendarme puedes recomendarlos aquí y tú puedes venir con nosotros- dice todo esto como si fuera fácil o fuera aceptar ahora mismo, su sonrisa que me está poniendo de los nervios, no puedo creer que ella crea que voy a dejar mi trabajo aquí con los abuelos, así como así para ir a trabajar con ella.
- No lo creo Elizabeth, no puedo dejar el asilo para ir a trabajar con usted solo porque usted me lo pida, sigo insistiendo que le puedo recomendar algún colega, pero yo no dejare este trabajo- le digo con voz firme y esperando que lo entienda.
- Por favor Olivia, creo que tú eres la única que puede hacer volver a mi abuelo- me dice con las manos juntas.
- ¿Cómo hacerlo volver? –le pregunto desconcertada.
- Hacerlo volver, a que sea el abuelo de antes, que sonría de nuevo, que se levante de la cama, que hable con nosotros- me dice todo esto con una voz de tristeza, melancólica, la observo fijamente.
- ¿Por qué piensas que yo puedo ayudarte? Hay más personas que pueden hacerlo- le digo, pero ella comienza a negar.
- Porque he visto como tratas a esas personas, y como ellos sonríen, se alegran cuando te ven, cuando estabas en esa mesa jugando con ellos y el señor rio de lo que les dijiste, todos voltearon a verte con una mirada de cariño y agradecimiento, con un gran amor, y siento muy en el fondo de mi corazón que eres la indicada para traer a mi abuelo de vuelta- se me hace nudo en mi garganta al escuchar sus palabras, saber que lo que estoy haciendo es lo correcto, que ellos me miren así, me hace saber que lo que hago es hecho con amor y dedicación, y sé que no elegí mal a estudiar esto, observo a Elizabeth y saber que su abuelo esta así me hace preguntar ¿desde hace cuánto esta así? ¿por qué hasta ahora lo comienzan a tratar? ¿Por qué no buscar ayuda con un psicólogo que pueda tratar su depresión? ¿Perdería a un ser querido? O ¿alguna enfermedad?, comienzo a preocuparme de su abuelo y aun no lo conozco, pero no puedo trabajar con ella, no puedo dejar el asilo, no puedo dejar a mis abuelos. no sé qué debo hacer estoy en un gran dilema, no, más bien se lo que debo hacer, pero necesito aclárame, pensar.
- ¿Porque hasta ahora han comenzado a buscar la ayuda? - es lo primero que le pregunto, necesito saber porque tardaron tanto.
- No es la primera vez, ha tenido enfermeras, pero no duran ni tres semanas. –me dice con algo de vergüenza.
- ¿Y porque crees que conmigo será diferente? –le pregunto.
- Porque he visto como tratas a estas personas, y sé que eres de las personas que no se dan por vencida a la primera, sé que, si el abuelo comienza a gritarte o tratarte mal, no vas a salir corriendo- no tendría que salir corriendo, y mucho menos su abuelo debería de gritarle a nadie.
- No, no saldría corriendo, y no dejaría que tu abuelo me tratase mal, trataría de ayudar lo más que pueda- le digo, pero no se aun si aceptaría ir con ella.
- ¿Nos ayudaras? - veo como su mirada se vuelve esperanzadora, comienzo a sentirme mal por romper sus esperanzas.
- No sé, necesito pensarlo, y si lo hiciera tengo que hablarlo con mi jefa. no puedo solo irme sin ninguna justificación, pero no es un sí pero tampoco un no- vuelve a mirarme con una gran sonrisa en el rostro y veo la esperanza en ellos.
- Te dejo mi número para que me llames y me digas lo que decidiste, si es un si estaré feliz de que puedas ayudarnos y si es un no, estaré un poco decepcionada, pero lo aceptare y si es por la paga. te aseguro que te daremos lo que pidas- me dice y me ofende un poco porque crea que aceptare por la cantidad de dinero que quiera pagarme.
- No me importa la cantidad de dinero que puedas pagarme, nunca cuidaría a tú abuelo por la cantidad de dinero que me pagasen, estoy en este trabajo porque amo lo que hago, no por la cantidad de dinero que gane- tomo la tarjeta que me da y observo su número.
- Bueno, espero y aceptes, y puedas llamarme cuando tomes una decisión, espero que no tardes en tomarla- nos damos la mano y ella se adentra al asilo y me quedo pensando en que voy a hacer.
(***)
Llego a casa y dejo mis llaves en la mesita que tenemos al entrar, voy directamente a tirarme al sofá, cierro mis ojos y escucho a mi mamá adentrarse a la sala y me da un beso en la frente. permanezco con los ojos cerrados pensando en la propuesta de Elizabeth, sé que debo hacerlo, y no porque me vea obligada a hacerlo sino porque creo que su abuelo si necesita ayuda, pero ¿yo seré esa persona que logre ayudarlo? Pero no tengo absoluta idea, pero debo ayudarlo. ahora el problema es que tampoco quiero dejar a mis abuelos del asilo, ellos también me necesitan, no me creo capaz de dejarlos, no sé qué decisión debo tomar, creo que me quedo mucho rato sin decir nada que hasta mamá se da cuenta que algo me pasa, porque ni siquiera le he dicho un hola como estas.