Capítulo 2
Pov Alonso
Con el reto de Jack para mí se acabó la fiesta y con ello la noche así que me despedí del grupo agradeciendo su presencia y salí de aquel bar. Camine por las calles recordando mi época de adolescencia y como solía perder el tiempo con mis amigos.
Tomé un taxi y pedí que me llevaran a la casa de playa de mi familia que estaba en la costa verde, después de unos diez minutos de viaje llegamos a casa y esperé que solo estuviese Jaime para abrirme la puerta. No tenía planeado volver a casa más lo hice porque odio quedarme en un hotel.
Toqué el timbré y en menos de cinco minutos la puerta se abrió dejándome ver a Martita quien era nuestra ama de llaves y niñera.
—Mi niño, llegaste —dice mientras se lanza a darme un cálido abrazo y yo lo recibo con el mismo entusiasmo.
—Si nana, llegue —respondo separándome de su contacto y riendo al ver a Marta arrugar el entrecejo lo cual me deja claro que mi tufo a alcohol lo espanto.
—Ve a ducharte, te prepararé una sopa de pollo.
—Nana no es necesario, solo iré a ducharme y me dormiré. Por favor que mi madre no sepa que ya estoy en casa, no quiero escuchar sus quejas hasta que haya dormido bien.
—Muy tarde porque ya sé que llegaste —escucho decir la voz de mi madre desde atrás obligándonos a girar y encontrarnos con su mirada furiosa, suelto un suspiro y le sonrió.
—Gracias por cálida bienvenida mamá —digo e intento depositar un beso en su mejilla más ella lo evade y me ordena subir a la habitación a ducharme, yo ni corto ni perezoso lo hago pensando que es momento de buscarme mi propia casa para vivir solo y no tener que estar lidiando con mamá que es un poco invasiva.
Me meto a lo que fue mi habitación y esta tal cual lo deje, sonrió y me meto al baño, mi cuerpo necesita mucha agua fría para relajarme y quitarme el olor a alcohol. Después de ducharme solo me pongo el pantalón del pijama y me meto a la cama quedando dormido a los pocos minutos.
Despierto alrededor de las seis de la mañana lo que me deja claro que solo dormí dos horas, tengo el mal hábito de despertar a esa hora no importa que haya pasado el día anterior y mi cuerpo pide ejercicio, así que me coloco la ropa de ejercicios y camino hacia el gimnasio de la casa. Aprovecho que estoy usando manos libres y realizo una llamada a Daniel mi asistente que regreso una semana antes que yo para encargarse de todo lo necesario para asumir el cargo de mi padre en el buffet de abogados.
Daniel: Buen día Alonso, ¿Necesitas que te ayude en algo?
Alonso: Quiero que me averigües sobre un caso que salió en la televisión la noche de ayer.
Daniel: ¿Cuál de todos los casos que salió ayer por noticias?
En ese momento me siento estúpido al no tener más información y darle una orden sin sentido a Daniel.
Alonso: Era de una mujer que parecía medio desequilibrada, fue trasmitido en vivo alrededor de la una de la madrugada fue en el canal noticias televisión. Internamente agradezco tener una memoria fotográfica y recordar pequeños detalles que la mayoría no podría.
Daniel: Me pongo en ello Alonso, cuando llegues a la oficina tendrás los documentos sobre tu nuevo escritorio.
Alonso: Lo necesito para hoy Daniel.
Daniel: Entiendo. Hoy lo tendrás.
Corto la llamada y sonrió, Daniel es tan joven y serio con su trabajo. Sigo haciendo ejercicios y trato de olvidar la escena que se veía en la televisión de aquella mujer loca gritando y golpeando.
Después de una hora de ejercicio camino a mi habitación de regreso, me ducho y pongo algo cómodo para bajar a desayunar con mis padres quienes ya se encuentran en el jardín de la casa que nos regala una espectacular vista del mar mientras corre la brisa fresca.
—Buenos días padre —saludo tendiéndole la mano y mi padre me jala de la mano y me da un fuerte abrazo, tomándome por sorpresa su acto ya que siempre fue bastante serio y pocas veces, que pocas veces, mi padre nunca me abrazo solo lo hizo cuando ingrese a estudiar derecho como él.
—Bienvenido hijo y gracias por hacerte cargo del buffet.
—No es nada padre, mamá me dijo que no te estas sintiendo bien y ya querías retirarte.
—Desayunemos y luego hablamos del trabajo —interviene mi madre mientras me sirve el jugo de papaya.
—¿Dónde está Marian? —pregunto al recordar que no vi a mi hermana menor, para ser preciso no la veo hace muchísimo tiempo. Veo a mi madre rodar los ojos y ponerlos en blanco lo cual me da a entender que no está muy contenta con mi hermana pequeña.
—Está haciendo dice “ayuda social” —responde mi madre haciendo comilla con los dedos y aquello me causa gracia.
—Ya te dije Sol que dejes en paz a nuestra hija, ella es feliz ayudando a los demás y yo quiero que sea feliz —interviene mi padre lo cual me sorprende escucharlo hablar de esa manera, no se parece en nada al reconocido abogado Alonso Corona.
—Está bien cariño —es lo único que dice mi madre y cierra el tema de Marian mi pequeña, dulce y traviesa hermana menor.
Después de desayunar regreso a mi habitación, reviso el celular y sonrió al leer el mensaje de Jack «quiero ver cuando te coges a la loquita»; Jack cree que le daré el gusto de verme teniendo sexo con aquella mujer, siento un frío recorrer mi cuerpo al recordarla y definitivamente será un trauma más prefiero sacrificarme a ser empleado de Jack.
Me quedé dormido hasta que llegó la hora del almuerzo y fui despertado por mi nana, al bajar al primer nivel me encuentro con Daniel que me está esperando con un folder entre las manos, sonrió de lado y camino hacia él, saludo de un apretón de manos y recojo el folder.
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Editado: 06.05.2022