Capítulo 13
Pov Alonso
Después de pedir que Sofía se marchara me quede a lidiar con Débora, en el momento en que ella se fue sin el mínimo reparo de oponerse me dejo en claro que yo no significaba nada en su vida, solo era el tipo que la estaba ayudando a recuperar a su hijo y el día que lo hiciera ella se iría de mi vida para siempre.
—¿Qué piensas guapo?
Era Débora abrazándome por detrás y mordiendo el lóbulo de mi oreja. —Por favor detente, no me estoy sintiendo muy bien y para variar debo ir a almorzar con mis padres —pedí mientras me gire, fingí una sonrisa y deposite un beso en sus labios para dejarla contenta, me convenía tenerla de mi lado.
—¿Puedo ir contigo?
Solté un suspiro. No Débora, es una reunión familiar para hablar sobre mi hermana menor y ya deberías saber que la relación que hay entre mi familia y la tuya no es la mejor, no estoy preparado para lidiar con todo esto. Mentí descaradamente, la verdad es que no tenía ni la mínima intensión de lidiar con Débora y sabía que mi madre pondría el grito en el cielo.
—Tienes mucha razón, nuestros padres pondrían el grito en el cielo y no tengo ganas de lidiar con ellos, pero podemos divertirnos antes de que vayas a esa aburrida reunión familiar —susurro Débora mientras metía sus manos entre mis pantalones cogiéndome de las bolas, haciéndome cerrar los ojos y disfrutar del placer, cuanto desearía que Sofía fuera la que quisiera estar conmigo.
Respire profundo para resistir las ganas de follarme a Débora, no es que ella fuera fea al contrario era una mujer muy bella, cuerpo perfecto y cualquier hombre desearía estar con ella, pero ese hombre no era yo. Mi mente, mi cuerpo y mi corazón solo quería a Sofía, sin darme cuenta se había convertido en una obsesión que se estaba haciendo más difícil controlar. Me separé de golpe de Débora y le sonreí —debo ir con mi familia —pedí mientras le sonreí.
—Está bien, solo por esta vez… —dijo depositándome un último beso en los labios, camino meneando sus caderas hacia la puerta, yo sabía que lo estaba haciendo para provocarme. —Tu te lo pierdes —grito desde la puerta.
—Seguro…
—Por cierto, ten mucho cuidado con mi querida ex cuñada, con su cara de inocente puede meterse en tu cabeza, pero no es más que una maldita interesada.
Arrugué el entrecejo y no respondí nada, la vi desaparecer detrás de la puerta. «muy tarde ya se había metido en mi cabeza y mi corazón sin siquiera proponerlo». Pensé.
Me cambié súper rápido y salí rumbo a casa, preparándome mentalmente para la lluvia de preguntas de mi madre y seguro que había armado todo un revuelo contándole a mi padre, pero prefería esto a quedarme aburrido en casa.
Ni bien llegué a casa encontré a mi nana quien corrió a abrazarme. —Bienvenido mi niño, ¿Dónde está tu novia? —pregunto observando por encima de mis hombros.
—Mamá exagera nanita… ¿Dónde están mis padres? —pregunte tratando de evadir más preguntas de mi nana.
—Mmm… en el jardín —respondió, se despidió y fue hacia la cocina.
—Buenas tardes familia… —salude a todos los presentes, ósea papá, mamá y Daniel quien era como un hermano más.
—¿Dónde está Sofía? —pregunto mi madre mirando a todos lados. Yo centre mi mirada en la de Daniel quien me miraba con una sonrisa en el rostro.
—Mamá ya te dije que es una amiga nada más.
—No solo es una amiga también es su secretaría —escucharle decir eso a Daniel me dio ganas de estamparle en el piso, pero tenía que disimular mamá se había emocionado muchísimo al escuchar que Sofía era nuestra secretaría ya que le recordó la historia de amor con mi padre.
—Mamá por favor para, mi relación con Sofía no es la que crees y gracias Daniel por ser un buen amigo.
—De nada amigo mío.
—Y tu Daniel, ¿Cuándo nos presentaras a una novia? —dijo mi padre y sabía que era mi oportunidad.
—Es que nunca lo verán con novia sino con novio —me burle haciendo que Daniel se avergonzara, mis padres movieron la cabeza.
—Siguen siendo niños…
—Sofía me cae tan bien, pronto iré a visitar el buffet.
—Mamá puedes parar —gruñí.
—Alonso tu hijo me está gritando —fingió mi madre haciendo puchero.
Solo tú la aguantas papá —dije mientras el demostraba su amor a mi madre.
La tarde en casa con mis padres no fue tan mala como pensé, al menos me pude distraer un momento y pasarlo con personas importantes en mi vida. Realice una video llamada con Marian para contentar a mi madre con la única finalidad de lograr que se olvide de Sofía y se quite la idea de ir al buffet.
A la mañana siguiente llegue al trabajo y me dedique a revisar los pendientes, no tenía muchas ganas de hablar con Sofía, no quería seguirme dando cuenta que no le importaba y yo como un idiota mandándole todos los malditos días tulipanes, por más que intente trabajar no podía una ojiverde no salía de mi cabeza y me estaba volviendo loco, respiré profundo, decidí que era mejor idea ir a algún bar a tomar con Jack, necesitaba hablar con alguien y ese era mi buen amigo Jack ya que Diego se había ido a algún infierno que su madrasta le mando.
Me despedí de Sofía ordenando que me cancelara las citas programadas para hoy, como siempre los tulipanes estaban en el tacho de basura, no podía negar que me cabreaba, pero no podía hacer nada, ella no era como el resto de mujeres eso me quedaba claro.
Conduje hasta el bar que solíamos frecuentar cuando estábamos en la universidad, me senté al costado de Jack y pedí una botella de Wisky, la verdad es que hoy quería embriagarme y desahogar lo que me estaba quemando por dentro.
—Ey tío… es lunes y no creo que sea una buena idea embriagarnos.
—No creo que exista una ley que nos impida tomar un lunes —dije sirviéndome un vaso lleno de wisky.
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Editado: 06.05.2022