La extraña se quedo parada de espaldas a Ana sin decir palabra mientras Ana la miraba expectante
>> ¿Qué hago con esta niña, si huyo de casa debe ser algo grave, si la dejo morirá, pero si la llevo conmigo…? < <
-Por favor lléveme con usted, no tengo a nadie más en la vida, no quiero volver a casa, no puedo hacerlo, mi vida esta en sus manos- suplico Ana mientras poco a poco se acercaba para ver a su salvadora.
-Niña, lo siento pero no eres mi problema- dijo la extraña alejándose de ahí
Ana la siguió inmediatamente, dándole alcance se hinco a sus pies
-¡Por favor, no quiero ir con mi padre, quiere casarme con un viejo de 50 años, no quiero volver, se lo ruego!- lloraba Ana con la esperanza de cautivar a la extraña
-¡Connie, donde diablos te metiste, te estuve bus…!- la voz de un hombre que se acercaba a ellas se escucho
-Perdón cariño, esta niña es el motivo- dijo la extraña señalando con su mirada a Ana quien se encontraba hincada a los pies de su salvadora sin subir la mirada
-¿Quién es esta niña?-
-No tengo idea, la salve de unos borrachos y ahora quiere que me la lleve conmigo, dice que huyo de casa-
- Jaja ja, está en el perfecto lugar aquí todos han huido de sus casas – dijo el hombre entre carcajadas.
Ana no quitaba los ojos del suelo, aferrándose con sus manos a los pies de su salvadora, rogando por ser salvada una vez más.
-¡ Hey niña, ya suéltame, escucha yo no pu…-
-Por favor, prometo que me portare bien, se cocinar algo y soy hacendosa, no los perjudicare- suplico Ana entre sollozos.
-Humm, no está mal la oferta- se mofo el Hombre
-¿Henrry, de verdad estas considerando esta locura?-
- Tú y yo sabemos muy bien lo que es huir de casa, estar solos, luchar contra la vida misma y sus injusticias, démosle una oportunidad-.
Ana dio un salto de alegría y con todo su entusiasmo abrazo a los dos desconocidos y después que la euforia paso Ana los observo bien, recién pudo ver la cara de su salvadora era una mujer hermosa de rasgos extranjeros al igual que el hombre ambos de cabello rubio tan brillante como el sol y ojos azules como el mar, pero algo más llamo su atención.
-¡Viste como hombre!- dijo susurrando Ana
-Sí, es más cómodo para pelear y navegar- contesto la mujer con una sonrisa en el rostro
Ana la miraba avergonzada bajo la mirada y se disculpó inmediatamente
-No te preocupes, siempre llamo la atención por mi vestimenta, estoy acostumbrada-
-¿ustedes, ustedes son…?- preguntaba tímidamente Ana
-¡Sí!- dijo el hombre entre carcajadas – somos lo que estás pensando, ¡Piratas!-
Ana dio un paso atrás, su cara era pálida por el susto ¡Había puesto su vida en manos de piratas!
-¡Parece que no querrás venir con nosotros después de todo, eh niña!- dijo la pirata con ironía mientras el hombre se reía
-Yo…- Ana dudaba, miro a su alrededor, la gente que había allí daba más miedo por su aspecto, al menos estas personas tenían la ropa limpia, ambos eran atractivos físicamente lo que indicaba que venían de buenas familias.
-No temas niña, jamás te haremos daño, nosotros solo hacemos daño a quien este armado y dispuesto a enfrentarnos- dijo la mujer amablemente mirando a Ana a los ojos
En ese momento algo en su interior volvió a asegurarle que con ellos estaba a salvo, como la primera vez que vio a la mujer y la salvo de aquellos hombres, Ana respiro profundo, pensando en todo por unos segundos exhalo
-¡Llévenme con ustedes por favor!- determinada la jovencita miro a los piratas mientras estos le sonreían.
-Muy bien, vamos al barco, te presentaremos ante la tripulación- dijo el hombre
-Pero primero debemos presentarnos nosotros, yo Soy Connie Read y él es Henrry James, mi marido y capitán del barco-
Como toda una jovencita de buena familia Ana hizo un gesto con la cabeza agachándola un poco mientras doblaba levemente sus rodillas
-Un gusto, yo soy Ana Baldelomar-
- ¿Hija del almirante Baldelomar?- dijo Henrry en tono serio
- Si- dijo Ana suspirando mientras ambos piratas entrelazaban miradas.
-No se preocupen, mi padre debe haberme dado por muerta, jamás me buscara-
-¿Estas segura?, eres su hija-
-Él nunca me quiso, siempre me dijo que por mi culpa murió mi madre y que siempre prefirió un varón- sollozaba Ana.
-Entonces a partir de ahora serás conocida como nuestra hija Anne James-
Ana los miro emocionada, pasar como su hija no era tan descabellado, ella tenía el cabello castaño claro, ojos verdes y piel blanca.
-Anne, ven –Connie la tomo de la mano mientras la llevaban a un enorme barco que tenía por nombre James Kidd
Al subir al barco varios hombres con aspecto poco higiénicos detuvieron su trabajo al ver ingresar a sus capitanes con una jovencita
-Atención, desde hoy se integra a la tripulación mi hija, Anne James, trátenla con respeto- dijo Henrry con voz de mando.
Ana ahora Anne se sintió emocionada, un poco asustada pero con un agradable sentimiento de estar protegida y a salvo con ellos y en una sola voz los hombres gritaron
-¡Bienvenida Camarada!