Amor pirata

Capítulo 15

Después de varias semanas el día más temido por Anne ahora Ana Baldelomar había llegado, parada frente a un espejo de cuerpo entero observaba su hermoso y carísimo vestido blanco de seda con encaje en el pecho en cuello alto, mangas largas pegadas a sus brazos, la falda ancha llevaba un gran verdugado de madera, su hermoso velo le cubría el rostro,  sus ojos estaban  llenos de lágrimas.

-¡Mi niña, si sigues llorando arruinaras tu maquillaje!- dijo su nana mientras esponjaba la falda del vestido

-¿Qué quieres que haga, que sonría mientras me dirijo a mi muerte?-

-¡Niña!-  la nana dijo con estupor

-Es así nana, hoy muero en vida, ya no me queda nada más por hacer-

-Llego la hora- dijo una sonriente joven mientras ingresaba a la habitación.

-Ya bajo- respondió Ana

- ¡Cambia esa cara, cualquiera diría que vas al matadero y no a tu boda!- rio la joven

- Son solo los nervios, prima – respondió amargamente 

Parada frente a la puerta de la iglesia del brazo de su padre Ana  camino por el altar como si caminara a la horca,  parado frente a un cristo crucificado se  encontraba Joaquín mirándola con mucha ternura con una sonrisa de oreja a oreja,  los ojos de Ana se llenaban de lágrimas al punto de nublarle a vista, un nudo en su garganta queriendo estallar en llanto.

-¡Estamos aquí reunidos para …!- Comenzó a predicar el sacerdote, Ana miraba al suelo tratando de ahogar sus lágrimas.

-¿Ana Baldelomar aceptas  a Joaquín  Fuentes  en las buenas y en las malas, en la riqueza y pobreza, en la salud y enfermedad hasta que la muerte los separe?-  continuo el sacerdote esperando la respuesta de Ana.

Absorta en sus recuerdos Ana miraba al suelo sin responder,  después de repetirle unas dos veces la misma pregunta  ella contesto que si con un llanto ahogado, luego Joaquín respondió lo mismo, finalmente la ceremonia término, ahora ese hombre extraño para ella era su marido.

-¡Felicidades querida hija!- dijo irónicamente su padre

-¡Prométeme que cumplirás tu palabra!- respondió angustiada

-¡Que vivan los novios!- gritaron los presentes en una sola voz, y uno a uno se aproximaron para felicitarla, alejándola de su padre.

Terminadas las felicitaciones Joaquín tomo gentilmente la mano de Ana para guiarla hacia un carruaje adornado con listones blancos y jalados por dos caballos blancos. Los novios ingresaron al carruaje para dar el paseo acostumbrado y finalmente llegaron a la casa de Ana donde ya se encontraban todos sus invitados, esperándolos para la celebración, entre aplausos y gritos de festejo fueron recibidos.

-¡Estas bellísima!- dijo Joaquín susurrando a su oído.

- Gracias- respondió Ana tajante

-¡Beso, beso, beso!- gritaban los asistentes

 Ana miro a Joaquín incomoda, él la beso en la comisura de sus labios, los aplausos de la gente inundaron el ambiente,  el resto de la celebración fue un martirio para Ana, atendiendo a un montón de desconocidos para ella además su padre la había evitado toda la tarde.

-¡Cariño, ya pronto debemos partir a la hacienda, ve a cambiarte por favor!- dijo Joaquín dulcemente

-¡Ya vuelvo!- respondió Ana y enseguida subió las gradas hacia su alcoba, se cambió lo más rápido que pudo y al salir de su habitación busco desesperadamente a su padre.

-¿Ya estas lista cariño?- pregunto Joaquín aproximándose a ella

- Casi, ¿Has visto a mi padre?, lo he buscado por todos lados-

-No te preocupes, ya aparecerá, seguro no se perderá despedirse de su única hija, ¿bajo tus maletas?-

Ana asintió  mientras subía de nuevo a su habitación junto a Joaquín para sacar sus pertenencias su mirada buscaba a su padre, sentía un horrible dolor en la boca del estómago, un presentimiento de que algo no estaba bien la intranquilizaba.

-¡Mi niña ya está todo listo, tu padre me ha dicho que puedo ir contigo!- dijo alegremente la nana

-¡Me alegra que vayas conmigo nana, estaré mejor contigo a mi lado!- dijo mientras abrazaba a la mujer -¿Cuándo hablaste con mi padre, lo viste, donde esta?- pregunto angustiada.

-Está abajo- respondió enseguida la mujer

Ana corrió desesperada  el dolor que sentía se expandía hacia su pecho aumentando su agitación, busco a su padre por toda la casa y no lo hallo

-¡Cariño el carruaje ya está listo!- grito Joaquín

Cabizbaja Ana camino hacia aquel carruaje, todas sus pertenecías se encontraban amarradas a una carroza, miro a todos sus invitados acercarse para despedirlos, ella solo buscaba a su padre entre la multitud.

-¡Suegro, su hija lo ha estado buscando!-  Joaquín abrazaba a Rigoberto e inmediatamente Ana se acercó a su padre, este la abrazo.

-¿Cumplirás con tu palabra verdad?- pregunto angustiada Ana mientras abrazaba a su padre.

- Yo siempre cumplo, pero tú quisiste hacer trampa- miro seriamente a su hija mientras sutilmente le enseñaba el mango de la daga que ella le había dado a Juan en la cárcel.

Aterrada Ana miro a su padre, sintió que su corazón se detuvo, la cabeza le daba vueltas, un nudo en la garganta la dejo sin voz.

-¡Ya estas casada, debes cumplir lo que prometiste en el altar!- continuo el Almirante severamente.

-¿Qué le hiciste?, ¡Dime que sigue vivo!- suplico ella

-¡Teníamos un trato y tú hija mía quisiste hacer trampa, por tanto el trato ya no es válido, pero ya estas casada, tú debes cumplirle a tu marido ahora!-

Los ojos de Ana se llenaron de lagrimas, Rigoberto abrazo a su hija fingiendo ante todos que eran los nervios y la tristeza de despedirse

-¡Deja de llorar, todo el mundo mira!- continuo enfurecido

-¡Dime que no es cierto!- lloro -¡Dime que está vivo!-

Rigoberto miro muy seriamente a su hija, sin decir palabra, ella lo miro a los ojos y rompió en llanto, llamando la atención de todos los presentes, Joaquín contrariado se acercó a ella para abrazarla y consolarla sin imaginar la razón de su desgarrador llanto.




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