Amor pirata

Capítulo 25 ¡No te metas en mi vida!

Después de algunas semanas Ana regreso a su hogar, algo decaída por su discusión con Juan y el hecho de no haberse despedido de él, por otra parte se sentía contenta de ver a sus hijos, después de haber estado meses fuera.

-¡Mamá!- grito emocionado Santiago mientras corría a recibir a su madre, quien bajaba del carruaje en su hacienda

-¡Mi amor!-dijo besando la frente de su hijo-¿Cómo estuvieron mis amores?- pregunto con voz amorosa

-Yo bien- respondió el muchacho

-¿Tú? y ¿Tú hermana?- pregunto algo preocupada, el muchacho se encogió de hombros mientras trataba de distraer a su madre con otras preguntas

-¡Santiago, contesta, que pasa con tu hermana!- exclamo molesta Ana

-¡Esta insoportable, mamá!- respondió el joven algo alterado

-Es la edad- respondió Ana restándole importancia

-¡Cariño!, ¿Cuándo, llegaste?, ¿Por qué no me enviaste un telegrama?- interrogaba Joaquín contento

-Quise ahorrarles el viaje de ida y vuelta a Vera cruz, tranquilo- respondió Ana saludando a su esposo con un beso en la mejilla

-¡Hija!- grito emocionada Ana mientras ingresaba al salón, su hija se encontraba sentada ahí leyendo un libro

-Hola- dijo seria mientras su madre la saludaba con un beso en la frente

-¿No te alegras de verme?- dijo Ana sonriendo

-¿Para qué?, ¡en unas semanas  volverás a irte y vendrás de nuevo!- dijo la joven fríamente, retirándose del salón

-¡Ana, más respeto a tu madre!- grito Joaquín enojado

-¡Solo he dicho la verdad, ya ni siento que esa señora es mi madre!- dijo María molesta, mirando a su madre con rabia

-¡Hijaaa! Tú sabes- trato de explicar Ana inútilmente, la muchacha subió rápidamente las escaleras para encerrarse en su habitación

-¡Déjala, ya se le pasara!- dijo Joaquín deteniendo a Ana quien ya estaba por correr detrás de su hija.

-Me odia- susurro Ana con dolor

-No te odia, es… bueno ya sabes, los cambios que está viviendo, ya es una jovencita y constantemente se pone de mal humor por todo y nada- Joaquín trato de tranquilizarla

-¿No viste su mirada?, sus ojos estaban llenos de rabia, desprecio hacia mí- bajo la cabeza

-No le hagas caso es solo una rabieta, ella sabe que tienes que viajar a cuidar a tu tía, más bien estas haciendo un gran esfuerzo dividiéndote entre tu tía y nosotros, con lo largos que son esos viajes a España- dijo Joaquín intentando calmar a Ana pero con esas palabras solo logro hacerla sentir peor.

Excusándose por el cansancio del viaje Ana se encerró en su cuarto, llorando por aquella situación, echada en su cama Ana ponía en una balanza su vida.

>> ¿Qué debo hacer?, Mi hija ya me odia, si me separo de su padre me odiara más, si dejo a Juan sufriré yo, si sigo así sufrimos todos, ¡Dios, mándame una señal!<<

Agobiada por sus sentimientos y pensamientos Ana dentro su bañera pensaba que hacer, pero ninguna solución venía a su mente, sintiéndose muy mal al respecto hundió su cabeza bajo el agua de la bañera, aguantando la respiración bajo el agua durante unos segundos, deseando que aquel liquido aclarara su mente y le brindara alguna respuesta

-¿Se puede?- la voz de su marido la  sorprendió, y enseguida salió de la bañera

-¡Pasa!- respondió mientras se colocaba una bata

-¿Pudiste descansar?- pregunto amablemente

-¡Si, acabo de bañarme, gracias!- respondió algo incomoda

- Hable con María, ya está más tranquila, es solo que te extraña mucho cuando no estas-

-Y yo a ellos- respondió inmediatamente

-¿Y a mí?- pregunto dolido

-¡Si claro, a ti también, a ustedes quise decir!- respondió evasiva

-Ana en estos cinco años te he notado diferente- prosiguió Joaquín

-¿Diferente, cómo?- respondió Ana a la defensiva

-Perdona quizá es mi impresión, pasas tanto tiempo lejos de nosotros, sé que es por tu tía y cuando vuelves estas cansada, solo tú puedes encargarte de ella y el viaje, bueno, perdona- respondió Joaquín amablemente

-¡No, tú perdóname a mí!-  dijo Ana entristecida-No he sido una buena esposa, tú te  has encargado de los niños cuando no estuve, me has soportado todo este tiempo y yo no he sido si quiera cariñosa contigo, no te merezco- continuo Ana

-Me diste dos preciosos hijos, eso es más que suficiente para adorarte- respondió Joaquín besando la mano de Ana

Ana sintió un dolor en el corazón, esas palabras la hicieron sentir como el peor ser humano, Joaquín había sido un gran esposo todo ese tiempo, jamás se opuso a que viajara tantas veces y muy seguido, jamás la interrogo, siempre la apoyo y se hizo cargo de sus hijos y su hacienda, claro que tenían nanas, sirvientas y varias personas que lo ayudaban pero los niños siempre prefieren a los padres y él era del tipo de hombre que no se hacía problema en jugar al té con su hija, llevar a su hijo en hombros simulando ser su caballo, se quedaba al pendiente de sus hijos cuando estos enfermaban. Todas esas acciones lograron que Ana le tuviera un gran afecto, pero no podía sacarse a Juan del corazón y la mente.

-¿Mamá, puedo pasar?- pregunto María detrás de la puerta

-¡Claro hija, pasa!, ¿Qué sucede?- pregunto contenta Ana

-¡Perdóname mamá!- lloro la joven mientras abrazaba a su madre, -¡Sé que tu cuidas a mi tía y ella también te necesita, me puse algo celosa pero ya tengo la solución!- dijo la joven entusiasmada

-¿Así y cuál es?- pregunto sonriente

-¡Como la tía no puede venir aquí por el viaje y tú estás allá solita y con mucho trabajo, yo iré contigo!- dijo contenta

-¡Mi amor, no tienes que sacrificarte!- trato de convencerla

-¡Quiero ir contigo, así estamos más tiempo juntas y podre conocer a la tía y España!- dijo muy alegre la joven

Ana la miro sonriente mientras asentía con la cabeza, la joven muy emocionada abrazo a su madre fuertemente




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