Amor, Poder Y Obsesión: Nivel 1 Vol 1

CAPÍTULO TRES

CAPÍTULO TRES

Ethan

Revisé mi teléfono al apagar la computadora de mi oficina en el edificio de Coleman Security Inc. No había vuelto a subir el volumen del celular cuando salí de una junta con la publicista de mi padre, y, por ende, tenía bastantes llamadas perdidas de hace más de una hora del mismo número desconocido. No iba a devolver ninguna llamada, a un número del que no tenía la más mínima idea de quien podría llegar a ser.

Solo tenía en claro una sola cosa, quería llamar a mi primo y juntarme con él para administrar el proyecto que estábamos armando entre los dos solos. Tenía planes para los dos, para nuestro futuro económico; pero esa idea la descarté a nada más salir de la oficina y cruzarme a Jeremy, quien iba saliendo apresurado de la sala de reuniones con vidrios tintados.

Me lanzó una mirada inexpresiva, y siguió con la cabeza al frente, caminando derecho y recto, sin esperar a que le siguiera.

Aunque no me dijera que lo hiciera, fui detrás de él, e interpuse parte de mi brazo para impedir que las puertas de metal del ascensor se cerraran y me obligarán a ir en el ascensor contiguo.

Me coloque en la esquina derecha, justo a su lado, y si no fuera por el parecido físico que yo tenía de él, cualquiera podría haber pensado que solo se trataba de dos desconocidos compartiendo un cuadrado de metal, pero, la realidad era todo lo contrario, y eso era algo lastimero para un hijo, saber que la fría relación que teníamos, no se debía a ninguna discusión, sino que era algo común y corriente, en la clase de afinidad que existía entre padre e hijo.

—Se filtró en la prensa que estoy preparando el lanzamiento de mi campaña —habla mirando hacia el frente.

—Alguien debe haber filtrado la información —comente.

—Ya me ocupé de eso, pero necesito que hagas algo.

Acomode el cuello de mi camisa, y me voltee hacia él, sin comprender que precisaba de mí.

—Quiero que te hagas cargo de la presidencia de la empresa durante la campaña —Habla seriamente, sin apenas pestañear ni mover sus ojos filosos y calculadores de encima de mí.

La única vez que notaba que se fijaba en mí en lo que iba del día, y lo más decepcionante, era que no se trataba de un padre interesado en su hijo, solo era el tipo egoísta queriendo salvarse el trasero.

— ¿La empresa? —cuestione pareciendo tonto de solo preguntarlo— ¡Debes estar bromeando! ¿En serio? ¿Te das cuenta de lo que haces o te volviste loco? ¿En dónde dejaste tu sentido común?

—Stephen esta hasta la cabeza de trabajo y no puede hacerse cargo —explica—. Te estoy dando una gran oportunidad, una de las grandes. Muchos quisieran tener una oportunidad como esas en su vida, pero no a todos les aparece una semejante en la puerta de sus vidas, y yo te la estoy haciendo llegar. No seas un desagradecido, porque no crie uno.

—Ni siquiera me criaste.

—Deja de ser un crio, y madura —musita él, irritado.

—Es demasiada responsabilidad, ni siquiera quería trabajar en esta empresa, no eran mis planes.

—Solo serán menos de cuatro meses, y si te fijas con atención, todo lo que te rodea es gracias a esto, y deberías dejar de quejarte como un crio, Ethan.

—No me confías ni tus coches, ¿Cómo es que de repente tienes tanta confianza en el hijo inútil que te toco?

—Haz lo que se te dé la gana, nadie te obliga a trabajar en esta empresa, pero tu actitud no te llevará a ningún lado. Te dejará clavado en el mismo asiento.

Otra vez, sentía la forma en que me tenía controlado, y no se trataba de que tuviese justamente algo ahora de lo que me tenía aferrado como un gatito, como paso hace un tiempo atrás cuando tuve varios problemas en los que me vi envuelto, y él tuvo que mover sus contactos para evitar que cayera preso por ser un tío malcriado e inmaduro, que todo le importaba un bledo, inclusive su propia vida.

Pero había cambiado, había recompuesto y arreglado gran parte de mis errores, y él lo sabía bastante bien, aunque quisiera ignorarlo en mis narices; y a pesar, de saber que no tenía nada material de lo que me tuviese aferrado a él, ambos, tanto él como yo, sabíamos a la perfección que él me manejaba como un títere cuando quería por el solo hecho, de anhelar el orgullo que un padre puede sentir por un hijo.

No era la única opción que tenía a su alcance, porque, de hecho, había demasiadas, y entre ellas estaba Ryan, pero, el muy maldito, tenía muy claro que conmigo las tenía por ganar; pero si aceptaba a la primera instancia, solo me vería más tonto de lo que debía estar viéndome ahora. Lo veía como una de las últimas cosas que haría por él, como un último intento de probarle que podía ser un orgullo para él, y el apellido que acompañaba mi nombre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.