Amor, Poder Y Obsesión: Nivel 1 Vol 1

CAPÍTULO SIETE

CAPÍTULO SIETE

 

21 de septiembre del 2014

 

Ethan

En la cochera, el Mercedes de Jeremy no está, y eso significa que él tampoco.

De seguro, continúa reunido por el lanzamiento de su campaña. Aún tengo la charla pendiente sobre controlar su empresa, para facilitarle el camino a la cima a él. Es algo muy importante, que debo pensar con la mente fresca y en frio, sin presión alguna; porque con él cerca, solo me pondrá entre la espada y la pared, pero tengo que encontrar la maniobra perfecta para colocar su arma en su contra.

Entro a la cocina por la puerta trasera, y veo a Bill, nuestro chofer sentado en la mesa de la cocina comiendo espaguetis, mientras mira el partido de futbol en la televisión.

Lily anda cerca, porque huelo el típico olor de sus salsas caseras en la cocina, y ella no desaparece así porque así. Bill deja el tenedor en su plato y extiende una mano, saludándome. La estrecho fuertemente, y me dejo caer en una silla a su lado.

Desde que tengo memoria, Bill ha trabajado bajo las ordenes de mi padre, era quien se encargaba de llevarme a la escuela cuando era pequeño, quien me fue a buscar a las fiestas de cumpleaños de mis compañeros, y quien a veces se presentaba en las reuniones escolares, donde yo me metía en problemas.

Es una gran influencia en mi vida, es como otro padre más para mí.

Los días que la casa está para mí, Lily y Bill se toman la oportunidad de pasearse tranquilos en la casa, en donde también viven, y lo hacen porque se los permito yo.

— ¿Cómo viene el partido, Bill? —Me desabrocho la cazadora de cuero, y me giro hacia la derecha, en dirección de la puerta del pequeño cuarto almacén de donde sale Lily con tarros de especies.

—Otra temporada más en la que pierden, menos mal que no aposte con Alfred, sino volvería a perder más dólares de mi billetera —Bromea él, rio de su comentario—. Alfred tendrá algo para decirme en cuanto lo vea mañana.

—La victoria de su equipo no durara para siempre, ya va a llegar tu momento —le recuerdo, y él asiente sabiamente, entendiendo lo que le estoy diciendo.

— ¿Te quedarás en casa? —Inquiere Lily desde mis espaldas.

—Sí, hoy sí.

Enseguida me siento el centro de un par de miradas, levanto los hombros, restándole importancia. Ellos no parecen querer dejarlo estar colgando en el aire, ese simple e inestancable hecho. Lily coloca el plato de mi cena frente a mí, su especialidad en pastas, lasaña.

Empiezo a comer, disfrutando del sabor del plato, pero me quedo atragantado a mitad de un bocado, cuando Lily sigue mirándome fijamente como si me hubiesen cambiado por otra persona. Sin poder soportar sus curiosas miradas, dejo el tenedor en el plato y les devuelvo la mirada.

Zeus empieza a ladrar en el exterior de la casa.

—¿Qué pasa? —Inquiero, cortante.

Lily se sienta por primera vez a comer su cena y se queda tartamuda, vulnerable a mi ataque de palabras.

—Solo nos llama la atención, muchacho —Intenta tranquilizarme Bill.

Lo peor de mi sobre ataque de nervios es que al estar tan tenso, no puedo evitar reaccionar mal a cada mirada que recibo de cualquier persona. Trato de tranquilizarme, pero sigo cabreado, y ninguno de ellos tiene la culpa.

—Perdón, los exámenes me están matando —Me excuso, levantándome de la mesa, y dirigiéndome al patio para pasear a Zeus por el excesivamente gran patio de toda la casa.

Enseguida mi perro guardián me viene a recibir saltando sobre mí, si fuera más pequeño de tamaño de seguro terminaría en el suelo. Le acaricio el manto y luego el pecho peludo. Me da varios lengüetazos en la cara, entonces lo bajo de mi cuerpo. Empiezo a caminar, siendo consciente que él me sigue con destreza a mi lado. Me alejo tanto como se me es posible de la casa, hasta estar debajo de la arboleda que se encuentra pasando la piscina del patio.

Busco un tronco en donde sentarme y al hacerlo, Zeus fiel como siempre, se sienta a mi lado, mirando atentamente hacia los alrededores.

Debe ser el amigo más fiel que he podido tener, porque, aunque jamás escucharé que me hable, porque de hacerlo, debería reconocer haber perdido algún tornillo en el camino; pero el punto es que no siempre la gente te escucha cuando uno le dice las cosas, a veces esos detalles que se les dice como que estas tan ocupado, tus horarios, tus problemas, simplemente entran por una oreja y les sale por la otra. Además, no hay nada más cierto que hablar con un perro, aunque parezca de locos, pero es la única manera de llegar a uno mismo, y resolver las cosas con sus propios principios, en vez de estar coaccionado por la otra persona.




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