Amor por coincidencia

8. Turista (Parte 1)

-Encantado- responde Nate- pero con una condición- dice mientras sigue acostado en su cama y yo en el marco de la puerta.

-Dime- Lo miró alzando las cejas.

-Es una cita- sus palabras en realidad no me sorprenden, ciertamente ya me lo esperaba, y lo deseaba.

-Trató hecho- Lo miró con una sonrisa- pero, ¿les diremos a los chicos? ¿O como haremos para salir solos?- Pregunto esperando que sepa como.

-Creo que ellos ya tienen planes, Tyler iba a salir con una chica, Drake de seguro ya esta en el gimnasio y no regresará hasta la tarde, Liam iba a ir a la universidad a arreglar su papeleo y Logan...- Se detiene- creo que el no tiene nada que hacer.

-Bueno, tal vez no sea un gran problema, ya que nos vio besándonos ayer por la noche- muerdo mi labio al recordarlo- quizá nos ayude.

-Quizá- dice asintiendo- o quizá vaya de mal tercio.

-Podemos convencerlo de que se quede- digo segura de mi misma.

-No daré otro par de Adidas- dice negando con la cabeza.

-No lo harás, tranquilo- respondo- arréglate y apúrate, yo iré a convencer a Logan- señaló la puerta- apresúrate- digo mientras salgo de la habitación.

Regreso a mi alcoba, tomo mi celular, bajo a toda velocidad, y justo como Nate había dicho, solo se encuentra Logan sentado solo en la barra de la cocina con su celular.

-Buenos días- digo para llamar su atención mientras tomo una manzana- ¿como dormiste?- Pregunto cortésmente.

-Buenos días, bien- responde aún sumergido en su celular- ¿y tu?

-Bien, dormí excelente- aparta la mirada de su celular y me mira pícaramente- ¿Qué?

-¿Nate y tu hicieron algo más anoche?- pregunta alzando una ceja y con esa estupida mirada pícara.

-¡Por Dios Logan! ¡Claro que no!- respondo ofendida.

-Si claro- vuelve la vista a su celular- supongamos que te creo.

-Si no quieres creerme no me importa, esa es la verdad- respondo encogiéndome de hombros- Por cierto ¿Donde están los demás?- Pregunto mientras muerdo mi deliciosa manzana.

-Salieron, a excepción de Nate, tú y yo.

-Ohh- digo haciéndome la interesada- sobre eso...

-¿Si?- pregunta esperando que continúe.

-Le pedí a Nate que me llevara a conocer la ciudad y quieres que sea una tipo cita, y como tú eres el único que sabe sobre nosotros ¿nos podrías ayudar?- pregunto con ojos de cachorrito.

-¿Y que ganó yo?- pregunta cruzándose de hombros, ¡este chico siempre quiere algo a cambio!

-Una increíble amistad conmigo- respondo con una gran sonrisa.

-Mmm- Lo piensa- No es suficiente- sentencia.

-Bien- ruedo los ojos- ¿Qué quieres?- Pregunto.

-Qué me hagas el desayuno durante dos meses todos los días- No es mala idea, pero es mucho tiempo.

-3 semanas- negocio.

-Mes y medio.

-Ni tú ni yo, un mes ¿trato?- Pregunto esperanzada.

-Es justo- Me estrecha la mano- Los cubriré.

-¡Gracias!- Me abalanzó sobre él para abrazarlo- ¡Eres el mejor!

-No es nada- dice devolviéndome el abrazo- ahora ve por tu Romeo y salgan a esa cita.

-Lo haré- salgo disparada hacia la habitación de Nate.

Subo rápidamente las escaleras y me dirijo directamente a su habitación, esta vez entro sin tocar.

-¿Listo?- el está terminando de calzarse los zapatos.

-¿Lo convenciste?- asiento- ¿a cambio de que?

-Un mes de prepárale el desayuno.

-Ese chico puede llegar a ser bastante inteligente- vuelvo a asentir- listo- dice cuando termina de amarrarse las agujetas.

-¿Vamos?

-Vamos.

Salimos de la casa y nos introducimos en su auto, un bello Audi R8 azul, completamente impresionante y bello.

-¿A donde vamos?- Pregunto mientras comienza a conducir.

-Primero a desayunar- dice tocando su abdomen- muero de hambre.

-Esa es una gran elección- sentenció.

Pasamos la mayor parte del recorrido charlando y conociéndonos más, Nate en realidad es un gran chico, y me sorprende lo bien que canta, es sumamente increíble.

Nate se detiene al llegar a nuestro destino, una pequeña cafetería increíblemente bella, su diseño es curioso, es antiguo, pero moderno a la vez, los pisos son de madera, al igual que las mesas, hay varios ventanales con una maravillosa vista hacia la avenida, hay una pequeña chimenea al fondo para calentar a los clientes, varios cuadros adornan las paredes, todo combina a la perfección.

Nate y yo nos sentamos en una mesa en el fondo, cerca de la chimenea, minutos después una chica de nuestra edad se acerca a nuestra mesa y nos entrega los menús, lo observo atentamente y me decido por un omellet y un café, mientras que Nate pide el típico desayuno americano.

-Gracias- respondo amablemente a la mesera cuando retira los menús, ella me sonríe y me guiña un ojo, eso fue raro, Nate comienza a reírse.

-Creo que le gustas- dice con su bella sonrisa.

-Si, claro- Lo ignoró, sería mucho más obvio que le coqueteara a él, aunque pensándolo bien ni lo ha mirado.

Decidimos ignorar el tema, y hablamos de cosas más triviales, hasta que nuestros desayunos están frente a nosotros y los devoramos, pareciera que no hemos comido en días.




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