Cap 7 "Infierno"

—Por la cara que has puesto, sé que no te alegra en lo más mínimo a donde vamos — su mirada tan fría trata de intimidarme, y por primera vez no lo logra.

Joseph Pace, esta vez has cruzado los limites, pero no te daré el gusto de verme mal; cuando le platiqué a mi padre la horrible historia de Walter me apoyó, pero claramente me dijo que no quería que agachara la cabeza y él más que nunca deseaba una venganza hacia ese demonio del pasado.  

Una risa sarcástica abandona mis labios —Crees que me afecta ir a la casa de los Harris— tomó un trago de whiskey —Que poco me conoces . . . padre.

Su rostro se ilumina al ver mi postura, pero lo que no sabe es que todo mi interior parece una maldita gelatina, ¡todo está temblando!, tengo miedo de perder esa postura.

—Hijo, es hoy el día de tu venganza, acaso creíste que nuestra visita a los Harris es con un fin “amigable” — y añade un poco de ironía en la última palabra

—¿Qué piensas hacer padre?

—Ya lo veraz Steven, ya lo veraz— su último trago lo disfruta hasta la última gota.

Y justamente hemos llegado a la casa del demonio, al ver la tarjeta el primero en mi mente fue Joshua y su sonrisa, sentí como si algo se derritiera dentro de mí, pero las palabras de mi padre automáticamente lo volvieron a congelar, sea lo que sea que vinimos a hacer, no tendré piedad.

En cuanto nos bajamos de la limosina, veo como llegan tres camionetas blindadas y cuatro patrullas.

¿Qué mierda vamos a hacer?, lo admito, ya me preocupé, pero a seguir adelante ¡sin piedad!

—Vamos hijo, hoy es tu día— mi padre interrumpe mis pensamientos, pone su mano en mi hombro —Hoy es el día en que lo veraz arrastrarse como un gusano, porque nadie se mete con mis hijos — le doy una palmada en la espalda.

Dejo que se adelante un poco, para así poder ir con uno de los oficiales, es un viejo amigo.

—Carlos, necesito que me prestes una de tus armas

—Pero Steven ¿para que la quieres?

—Solo préstame el arma, es para estar prevenidos.

Sin más remedio, mi buen amigo me da un arma.

Camino rápido y ya voy a la par con mi padre, me emociona el hecho de que nos vemos poderosos, con nuestros trajes, lentes negros y varios guardaespaldas atrás nuestro, nos paramos frente la gran puerta que distingue a la mansión de los Harris.

En cuestión de segundos nos abren las puertas y entramos como si nada, las emociones se han apagado, no siento nada, no siento miedo, nervios, absolutamente nada, pero todo es por el hecho de que el rencor, el enojo y la ira han tomado control de mí.

Mi cabeza está creándose mil escenarios, tantas posibles humillaciones, pero todos con el fin de cumplir con un objetivo, solo uno y es HUMILLAR A WALTER HARRIS.

El Señor Harris sale a recibirnos —Joseph, querido amigo ¡al fin llegaste! — se acerca para abrazar a mi padre.

—No te acerques Jonathan— uno de los guardaespaldas aleja al señor Harris de mi padre

¡Madre mía! Esto se pondrá interesante . . .

—¡Steven! — mi padre me saca de mis pensamientos

—¿Qué sucede?

—Le puedes decir al distinguido Jonathan Harris, cual es el motivo de esta cordial visita— suelta una risa burlona.

Que carajos, ni yo sé que estamos haciendo aquí . . .

—Señor Harris, el motivo de esta visita no es lo que usted se imagina — doy algunos pasos para estar en frente de él, y como en las películas me quito los lentes oscuros para verlo fijamente y disfrutar del terror en su mirada —déjeme decirle que usted y su “preciosa” familia, sufrirán un infierno.

Pobre, se ha puesto pálido, esta petrificado y espero la misma reacción de Walter.

—Y es por eso que mi padre y yo, hemos venido a darles una muestra del inicio de este infierno

—Como bien lo dice mi hijo, esto es el inicio de todo— Mi padre saca unos papeles y se los entrega a Jonathan.

Mi padre se arregla el traje y solo se limita a decir —Vayan buscando donde vivir— Joseph Pace comienza a caminar.

¡Qué mierda! Acaso mi padre . . . no puede ser

Y antes de que Jonathan reaccione le doy una sonrisa burlona —Le dije que van a sufrir— rozo el hombro del señor y camino rápido para alcanzar a mi padre

—¿Qué hiciste Joseph Pace?

—Hice lo necesario para demostrar que con mis hijos nadie se mete

Muy lindo lo que dice mi padre, pero, ¿¡qué fue lo que hizo!?

Llegamos a la puerta principal, debo admitir que la mansión Harris es bonita pero no supera a la mansión Pace.

Mi padre toca la puerta, pero nadie abre, así que uno de los policías ayuda a que entremos.

—¡Saquen todo!

Con eso entendí que fue lo que hizo, mi padre acaba de dejar en la calle a la familia Harris, vaya que admiro a mi vejo.

Y mientras policías y guardaespaldas sacan cosas, me dedico a admirar la hermosa mansión, creo que es un buen lugar para tener futuras fiestas o alguna que otra noche de pasión. 

En medio de todo, después de recuperarse de la fatal noticia Jonathan Harris esta de rodillas suplicando que no les quitemos la casa

—Joseph, por favor, no tengo más propiedades, solo la casa de campo, pero es muy pequeña para vivir ahí

—Entonces te sugiero, que comiences a construir ya