Amor salado

Capítulo 8

Una foto puede servir más adelante.

 

Amelie.

 

 

La parejita termina su apasionado beso, para luego seguir con besos cortos.

Me repugna ver como ambos sonríen en el acto.

¡Puag!

Gracias al cielo siguen sin recaer en nuestra presencia.

Observo a Raychell, quien tiene una expresión, no lo sé, ¿emocionada?

Es incómodo verla besando a otro chico que claramente no es su novio.

Inmediatamente siento un apretón en el pecho.

Andrés no merece eso.

En realidad nadie lo merece.

No he podido hablar mucho con Andrés y mucho menos conocerlo, ya que, la venenosa no nos lo permite. Pero con lo poco que he hablado con él o simplemente ver lo auténtico que se muestra, sé que es un buen chico.

Definitivamente no lo merece.

Ajáaa, te pillé. –expresa la doñita.

(Doñita: conciencia)

––¿Me pillaste? –pregunto desentendida.

Rechazas al papi Rod por Andrés, te gusta.

No seas tonta, eso no es cierto.

Luego tendremos esa conversación, por ahora deberías ver lo que hace tu amiga.

¿Raychell?

Salgo de mis pensamientos y centro mi atención en mi amiga, la cual está haciendo zoom a la cámara de su teléfono, la cual apunta directamente y sin disimulo a la parejita de fondo.

¿Ebraham suena bien?

Esperen, ¿Qué carajos hago creando un nombre como si los shipeara?

Eso nunca pasó, ignoren.

–Raychell, ¿qué demonios haces? Baja eso. –murmuro mientras muevo mi mano en dirección a la suya para quitarle el teléfono, pero cuando llego ya ha tomado la foto.

–Tomo una foto, dah. –dice con obviedad– ¿te imaginas el chismaso que saldrá de aquí? –dice con entusiasmo.

La miro con cara de reproche, por más odiosa y venenosa que sea Edith, no permitiré que la delate, ya que, eso conlleva a que Andrés se entere y obviamente eso no traerá nada bueno.

El debería saberlo, claro está.

Pero no así.

Te andas preocupando mucho eh, ojito.

–¡Cállate!

–Vámonos, estando fuera de aquí hablamos. –expreso molesta.

–Okey mamá. –responde Ray divertida.

¿Recuerdan ese capítulo en Liv y Maddie, donde Joey y Parker  trataban de atrapar la tarántula que se les había escapado, fueron sigilosos pero al final Maddie los vió?

Exactamente eso nos pasó a Raychell y a mí.

La bebida, a la shit, empezamos a salir olvidándonos de ella.

Fuimos tan sigilosas, cuidando que la parejita no nos viera y lo logramos.

Salimos del local sin que ellos no nos vieran, hasta que estando al pie de la puerta ya fuera del local, mirábamos aún atrás viendo si nos habían visto.

Y de repente:

–¿Qué hacen?

Santa madre, santo susto, santo todo.

Ambas dimos un salto y nos aferramos la una a la otra.

Dándole la espalda a la voz masculina que habló y seguidamente empezó a reír.

–Pero ¿qué les pasa?

Esperen, esa voz.

–Maldita sea Rod, que susto.

Expresamos las dos al mismo tiempo.

Caímos en cuenta de ello, nos miramos e inmediatamente nos chocamos los puños.

–Telepatía check. -exlamamos ambas.

–Okeey… entonces, ¿Qué hacían? –Rod vuelve a hacer acto de presencia.

–Cierto, vamos. –digo.

Y empezamos a caminar con Rod siguiéndonos.

–Si sabes que ahí desarrollamos nuevas habilidades ¿no? Podríamos empezar a ser algo así como espías y averiguar todos los sucios secretos de las personas. –expresa Ray.

Rio como respuesta.

Recuerdo la foto que mi amiga tomó e inmediatamente me pongo seria.

La bipolar le dicen.

Alguien que la calle por mi paz mental, por favor.

Miro a mi amiga con el ceño fruncido.

Ella cae en cuenta de mi mirada.

–¿Qué? Sólo tomé una foto. –se encoge de hombros en señal de inocencia– además si van a estar haciendo sus marranadas, ¿por qué no van a un lugar privado?

Reprimo una risa, su declaración me causó gracias pero mantengo mi semblante serio.

–¿Quién estaba haciendo marranadas? –pregunta Rod.

–El hecho de que estén en un lugar público dándose muestras de afecto, no significa que puedas violar su privacidad. –espeto hacia la castaña.

Bufa en forma de queja.

–¿Cuál privacidad? Es un sitio público, si tanto les preocupa su “privacidad” –dice remedándome– no se besarían ahí. De seguro no les importa que los vean y tomar una foto no es violar su privacidad.

–¿De qué foto hablan?

Vuelve a preguntar Rod.

–¿Pediste permiso al tomar la foto? –pregunto.

–No.

–Tomaste la foto sin su consentimiento, eso querida, es irrespetar su privacidad.

–Dada las circunstancias, eso querida, no es irrespetar nada.

Detrás de nosotras, Rod carraspea.

–En parte tienes razón –digo y ella sonríe victoriosa– pero no harás nada con esa foto.

–¿Qué dices? ¿Entonces para qué la tomé?

–Lo mismo me pregunto.

–No es justo.

–Oigan chicas, ¿podrían dejar de ignorarme y decirme que pasa?

Ignorado.

–Raychell, primero que nada eso te traería problemas y a ambas porque yo te defendería.

–Me vale, de seguro lo único que hace es insultarme y eso me tiene sin cuidado.

–Segundo, Andrés se enteraría. –continúo.

–¿Enterarse de qué? –pregunta Rod.

–¿Podrías callarte? –Ray se dirige a Rod y luego a mí– le estaría haciendo un favor, ¿no crees? Imagina tener una relación de meses, donde tu novia te pone el cuerno y tú ni enterado. Él estaría agradecido por haberle mostrado la realidad. –puntualiza.

–Esperen, ¿hablan de Andrés Díaz? ¿Edith lo engaña?




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