Hemit.
Dhina entró a la habitación y yo dirigí mi vista a ella.
— ¿Sabes que Bernard fue a pedirle ayuda a Dany?
— ¿Qué tipo de ayuda?
— Ayuda para encontrar una forma de sorprenderte.
— ¿Cómo?
— Sí. Dany obviamente se negó a ayudarlo y no dejó que yo le ayudara.
Sonreí. El enano se estaba tomando muy en serio mis palabras.
¿Iría a pedirle ayuda a Andy o a Harry?
— Esa sonrisa —comentó Dhina.
— ¿De qué sonrisa hablas? —dije.
— A mí no puedes engañarme, Hemit ¿Olvidaste que soy tu mejor amiga?
— Iré a ver a Andy y a Harry, debo hacerles una advertencia.
Me levanté y salí.
Pero no fui a buscar a mis hermanos porque me crucé con Marcos.
— Hola Hemit.
— Hola Marcos.
— ¿Buscarás a Bernard? Lo vi hace poco. Deberías vigilarlo ¿No te asusta pensar que cualquier chica podría quitártelo?
«Antes dejo a dicha chica sin cabello», pensé.
— ¿Dónde está Bernard?
— Te mostraré.
Seguí a Marcos y él me mostró a Bernard quien estaba sentado en una silla playera y yo me dediqué a observarlo.
¿En qué estaría pensando?
Inevitablemente sonreí.
— Vaya, al ver tu sonrisa y la forma en la que lo miras, no tengo duda de que lo quieres.
— No lo voy a negar, estoy enamorada de Bernard.
— ¿Y entonces por qué no son novios?
— Él me pidió que fuera su novia, pero me negué.
— No entiendo.
— Yo le dije que si hacía algo que lograra impresionarme, aceptaría.
— ¿Y cómo podría impresionarte?
— Soy una mujer romántica como muchas, cualquier detalle que él tenga conmigo me hará aceptarlo.
— Pero en el fondo quieres que él haga algo que llegue a sorprenderte.
— Quizá sí ¿Qué mujer no quisiera que la persona de la que está enamorada haga algo lindo por ella?
— ¿Y qué debe hacer Bernard para lograr dejarte sorprendida?
— No lo sé. Quizá si uniera un par de escaleras y la enterrara en medio de la arena y pusiera en ellas la frase: ¿Quieres ser mi novia? Quizá eso basataría.
— Una idea muy original ¿De dónde la sacaste?
— Se me acaba de ocurrir.
— Pues dudo mucho que él pueda conseguir al menos una escalera —dijo y ambos empezamos a reír.
Hicimos silencio y él se levantó.
— Tengo una idea, espera aquí.
Marcos caminó hacia Bernard ¿Qué cosa pretendía hacer?
Lo vi acercarse a Bernard y entonces empezaron a hablar.
¿De qué hablaban?
La curiosidad por poco me gana y debido a que los minutos pasaban, empecé a sentirme ansiosa. Pero Marcos finalmente se alejó de él para, posteriormente, volver junto a mí.
— ¿Qué dijiste? —le pregunté.
Él me contó lo que le había dicho a Bernard y yo reí escuchando su historia ficticia.
— Creo que podrías escribir un libro y hacerte millonario.
— No lo había pensado.
Ambos regresamos la vista hacia donde Bernard estaba.
— Mira, él se levantó.
Seguí con la mirada a Bernard y cuando lo perdí de vista, me centré en Marcos.
— ¿No piensas seguirlo?
— No, dejaré que piense.
— Espero que mi historia le haya dado alguna idea.
— Y yo espero que en mi historia con Bernard no haya ninguna amante.
— Eso depende de lo que hagas para retenerlo.
— Gracias por tu ayuda Marcos.
— De nada.
Él se levantó.
— Mis amigos y yo iremos a dar un paseo por la isla. Luego nos veremos.
— Seguro que sí.
Me quedé en la playa un poco más y cerré mis ojos para relajarme un poco.