Amor Sobre Polvo de Ladrillo

Día Uno

II

 

Llego a las instalaciones de Nina Ricci mirando la hora en mi reloj, son las tres de la tarde y ya no veo la hora de llegar al departamento, saltar a la cama y dormir para no despertar. Entro al lugar recibiéndome la encargada de marketing y me guía directo al punto de encuentro. Se lo agradezco porque sabe que vengo de un partido y es de suma importancia que el deportista tenga descanso.

El set de filmación es una gran sala rodeado de cámaras, luces, todo lo que me intimida pero es el trabajo y tengo que soportar hasta el último segundo. Me guían hacia un vestuario con las personas que están a cargo de vestuario y de maquillaje... Aún más todavía. No me lleva mucho tiempo y en diez minutos me empujan hacia el escenario. Allí se encuentra un hombre de unos veinticinco años de cabello castaño claro, ojos marrones y su dorso bien marcado vistiendo solo con un pantalón jean gastado. ¿Te imaginas vestido así a Gonzalo? Muerdo la parte inferior de mi mejilla derecha ante esa imaginación y quedo sin aliento. La persona que está frente a mí estrecha su mano presentándose como Jacob Newman... Mmm, pero no está mucho mejor que el argentino. Cierro los ojos suspirando y cuando los abro le respondo a su saludo con una sonrisa. En menos de un día un hombre hizo que en tan solo pensar en él lo imaginara en como sería estar a su lado y despertar algo dentro de mí que no sabía de su existencia como también esa voz que me dice lo que realmente siento.

Cuatro horas más tarde terminamos con las grabaciones y todo por mi culpa. Me ha llevado tiempo quitarme de la mente a Gonzalo para concentrarme en lo que tenía que hacer. Todos creyeron que era por el cansancio del partido como el calor que tuve que soportar por lo que supieron entender. Si supieran que es por otra cosa, no creo que me recibiesen con la misma paciencia. Ahora solo quiero llegar a mi hogar, cenar y por último pegar la cabeza en la almohada junto mi cuerpo al colchón. Salgo del edificio sofocada por mis pervertidos pensamientos y tomo un taxi para alejarme del lugar cuanto antes, ver de nuevo al modelo sin dejar de compararlo con Gonzalo me volverá loca.

Cuando el vehículo se estaciona frente a la entrada del edificio, el taxista señala la cámara de su celular asintiendo en respuesta por lo que lo hace y que le llego a entender son foto, respaldo y auto. Lo único que le he dicho en su idioma ya que no se hablar francés, lo que aprendí a regañadientes por mis estadías en la ciudad me hablaban como si los entendiera. Solo sé lo común, el ingles porque es el idioma del deporte y el español es el que siempre me gustó aprender, el que más me llama la atención. Le pago el viaje y me despido estrechando mi mano respondiéndome de igual manera. Bajo del mismo viendo como éste desaparece de mi vista.

Entro al edificio saludando al portero caminando directo al ascensor. Me debato entre apretar el botón del primero o del quinto piso, quiero llegar al departamento, alimentarme y pasar el resto de la noche viendo una película romántica pero me gana la necesidad de verlo para preguntarle si en verdad estuvo presente en mi partido en el estadio. Salgo del ascensor decidiendo subir las escaleras y llegar a su piso, poder quitarme la adrenalina que recorre por todo mi cuerpo, haciendo caso omiso a lo que dice en este momento mi mente. Cada paso que doy hacia la puerta, mi corazón late tan fuerte que duele y del pulso ni hablar. Golpeo cinco veces, esperando ansiosa por la misma sea abierta pero es una mujer quien me recibe. Pasa los veinticinco años de cabello rojizo, ojos marrones que me miran sorprendidos... Creo haber visto esa mirada antes.

- No lo puedo creer... ¡Cecilia De Luca!- se acerca a abrazarme, tensándome por la sorpresa pero se lo devuelvo- No creía que este par de tontos me dijeran que te conocían.- se aleja y frunzo el ceño sin entender- Lo siento, soy una estúpida. Me llamo Micaela Espósito y soy la hermana de Gonzalo.- me estrecha su mano.

- Temía no saber de donde te había visto, pero tienes la misma reacción que él.- le sonrío disculpándome y ella se ríe- ¿Está Gonzalo?

- Claro, no hace mucho que llegó de entrenar y se está duchando... Si quieres puedes esperarlo.- la imagen que se me cruza de él bajo la ducha enciende algo dentro de mí y lo quito de mi mente. Estás frente a su hermana mientras lo piensas bajo la ducha, me sorprende de tí Cecilia... Ahora creo entender el motivo del porqué oponerse a ver al hombre que me quita el sueño- Cecilia, debo agradecerte que hayas aceptado la loca idea de Mauro de que lo vieras...- me quita de mis incómodos pensamientos y la miro sin saber que decir- Mi hermano es especial y no lo quiere ver como se lo quiero hacer. Fue muy duro llegar hasta donde está.- no puedo desviar mis ojos de los suyos brillosos- Nunca recibimos ayuda de nada ni de nadie, entre Ramiro, Mauro y yo sacamos adelante nuestros sueños: el de que Gonzalo sea feliz con lo que hace, por lo que sacrificamos nuestra vida social.- me señala el sofá insistiendo en que me acomode y le hago caso- Como su representante y su hermana mayor es mi deber que persiga sus sueños. Tengo entendido que has pasado lo mismo, del que es lo único que se sabe.



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En el texto hay: suenos, amor, discapacidad

Editado: 01.06.2018

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