Amor Sobre Polvo de Ladrillo

Día Seis

I

 

- ¡Cecilia!- escucho la voz de Andrea por lo que ignoro, siempre me llama así cuando se enoja por algo malo que he hecho- ¡Díganme donde está! ¿Es que acaso no han visto los diarios? ¡Cecilia!- escucho que las puertas se abren hasta llegar aquí como lo hacen mis ojos- Cecilia, ¿Me puedes explicar que es esto?- me remuevo en los brazos de Gonzalo.

- No sé a lo que te refieres...- trato de mirar a mi hermano- Te contestaría pero no lo sé.- digo sin que note lo que hice ayer con mi acompañante.

- ¡Estás en las portadas de todos los diarios! ¿Es que no te das cuenta que están rodeados de personas que buscan esto?- golpea el diario que tiene en mano furioso- No harán más que perseguirlos a partir de ahora...

- Si no te molesta Andrea, puedes retirarte.- le señalo la salida exasperada- No quiero vestirme delante tuyo y al menos tengo un poco de dignidad para no mostrarme a medio vestir frente a tí.- muerdo la parte interior de mi mejilla al ver como sus ojos irradian de furia y se aleja como el alma lo lleva el diablo.

- ¿Por qué has hecho eso? Solo tienes puesto una remera mía.- Gonzalo sonríe pegándome más a su cuerpo- Buenos días cariño...- me quedo sin aliento al llamarme así.

- Buen día mi caballero de armaduras.- uno mis labios a los suyos- Será mejor que nos levantemos y toparnos con Ramiro y Micaela para darles explicaciones sobre el teatro que ha armado Andrea por todo esto.- lo miro disculpándome.

Mientras recorro de una punta de la cama hasta el otro lado de Gonzalo que está sentado y mis brazos rodean su cintura guiándolo a la silla de ruedas. Cuando se acomoda, es su turno de empujarme hacia sus muslos, haciendo que me siente rodeando uno de sus brazos en mi cintura y su mano libre lo siento en mi nuca. Me sostengo de sus anchos hombros cuando invade mi boca, mis manos se aferran de su cabello devolviéndole de manera efusiva como si mi vida dependiera de ello. Mi abdomen se contrae al sentir la presión entre mis piernas profundizando más el beso y mis manos hacen su trabajo de tensar tanto su pecho como su abdomen... Este hombre no es inmune a mis toques y lo hace notar. No me quejo, soy igual de adictiva a sus besos.

Al salir de su habitación, se escucha música al que apenas puedo identificar el grupo de rock que no recuerdo su nombre pero lo he escuchado en un par de ocasiones. Nos dirigimos hacia los tres pares de miradas que nos observan con intriga, lo que me sorprende ya que lo mínimo que me esperaba era malas caras pero es todo lo contrario... Sus abrazos felicitándome por cambiar la vida de Gonzalo son aún más sorprendentes, con el tiempo sabremos sobre el pasado de cada uno. Sé que no pasará lo mismo con mi equipo, a pesar de que tienen conocimiento de que somos novios pero de ahí a que sea público no será nada agradable. Que sea perseguido por periodistas sin dejar entrenar como un jugador normal, cosa que no lo pensé antes para demostrar a Gonzalo que lo importante es lo cómoda que me siento a su lado.

- Me alegra mucho que por fin estén juntos, pero no que se enteraran todo el mundo antes que nosotros.- Micaela se cruza de brazos engañándonos con la mirada- ¿Cómo es que no me has dicho, Gonzalo? Soy tu hermana...

- Y pensé que como mi hermana te habías dado cuenta.- veo que él se encoge de hombros- Te dejé pasar las charlas que tenías con Cecilia mientras me esperaba, o que se quedara a dormir aquí...- me ruborizo por más que ellos sepan que he pasado dos noches seguidas en el departamento.

- Lo siento,- ensancho los ojos mirándola interrogante- tú has sido quien me insistió de dejarme llevar por lo que siento. Más si ese hombre es tu hermano.- formará parte de mi vida, por lo que la trataré como tal.

- Solo espero que no tengas problemas con tu hermano mayor.- Ramiro rodea sus brazos en el abdomen de su novia y besa su mejilla- Se veía muy enojado cuando se fue de aquí...

- Oh, eso es porque pensó que estaba desnuda debajo de la sabana.- le interrumpo y ellos me miran sorprendidos- Puede ser que le haya hecho creer eso.- les sonrío y se ríen.

- Será mejor que desayunemos, hoy entrenamos temprano.- Ramiro nos insiste en seguirlo- Tuvieron suerte de que este hombre fuese su despertador, sino recién ahora los estaría despertando y no como él lo hizo.

La mañana se ha basado en sorpresas ya que al llegar a la sala, el desayuno está preparado y a la espera de ser devorados. No lo digo en broma, los hombres en un abrir y cerrar de ojos vaciaron sus tazas y los platos con las tostadas que alguno ha preparado. Mauro se une a nosotros casi al final, quejándose de Gonzalo que no ha dejado nada... Es de alimentarse bien, su estómago es grande y no se cansa de alimentarse con lo primero que encuentra a la vista. Se acuerda que está conmigo cuando se siente satisfecho con lo consumido, mientras yo solo tengo la mitad de una tostada y una taza de café a medio terminar. Mira mi tostada deseoso por consumirlo y suspirando se lo doy. Como recompensa de su parte recibo un gran beso, de esos que de tan solo segundos me dejan sin aire... En este caso no solo me dejó así, la idea de que lo ha hecho delante de su hermana, su cuñado y su amigo fue algo incómodo.

Voy al quinto piso, no sin antes decirles que en media hora nos encontraremos en planta baja para despistar a los periodistas, sé que estarán en la entrada a los estadios. Tampoco dejar de lado que tanto ellos como yo mantenemos perfil bajo para continuar con nuestras vidas normalmente. Ahora por comportarme de manera inmadura tendré que salir a los medios para explicar lo ocurrido. Para meditar lo ocurrido, decido llegar hasta mi departamento utilizando las escaleras. Tal vez de un mutuo acuerdo diera a luz el noviazgo oficial y nos dejen vivir nuestras vidas, eso hacen los periodistas cuando les dan lo que quieren. Al abrir la puerta del departamento me encuentro con un hermano furioso y el otro que me abraza. Hugo es quien me estruja como a un peluche mientras que Andrea no deja de mirar en mi dirección con las manos en su cintura.



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En el texto hay: suenos, amor, discapacidad

Editado: 01.06.2018

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