Amor Verdadero ¿real o ilusión?

Capítulo 15.

Amanda.

 Me duele el cuerpo, especialmente mis costillas y mi pecho. Quiero abrir los ojos pero me siento cansada para hacerlo. Puedo escuchar ruidos leves a mi alrededor. Escucho como se abre una puerta.

- ¿No ha despertado?. Pregunta un hombre que no reconozco.

- Todavía no doctor.

 Solo escuchar su voz hace que se me acelere el corazón. Max suspira audiblemente. Dios. Quiero verlo. Escucho como la puerta se cierra y supongo que el doctor se ha ido. ¿Cómo llegué aquí?. MI-ER-DA. Todo viene a mi memoria tan rápido que si no estuviera acostada me hubiera caido. No podía respirar. Después del postre sentí un dolor abdominal pero no era algo grave. Todo lo demás parece irreal.

- Pioja... 

 Las yemas de los dedos de Max me sacan de mis pensamientos. Su dulce tacto me reconforta. Acaricia suavemente mi mano.

- No sé si me puedas escuchar pero de todas formas te lo voy a decir. Este tiempo que hemos pasado juntos significa mucho para mí, tú llenas mis días de luz, locura y amor. Contigo me di cuenta de que me estaba perdiendo muchas cosas. Mi familia puede ser dura cuando hay personas que no les agradan pero tú, solo necesitaste una noche para que te adoraran tanto como yo. Cuando la pequeña Melissa estaba en tus brazos sentí algo dentro de mí, supe que eres la mujer con la que quiero pasar mis días, incluso tener hijos, Demonios pioja. Eres mi debilidad pero también eres mi fuerza. Nunca me sentí tan conectado con alguien, aunque somos opuestos en algunas cosas nos complementamos el uno al otro. Quiero protegerte, verte sonreír, incluso verte recién levantada con el pijama polar de pingüino.

 Ríe suavemente y besa mi mano, lágrimas corren por mis mejillas. Sus palabras están ellas de sentimiento.

- Tú empatía hacia los demás no tiene límites, pioja... eres asombrosa. No te importa que te vean sin maquillaje, aunque eres hermosa sin él. Anoche ese vestido me tenía loco... y si no hubiera pasado lo que pasó ayer pues...

 No dice nada más, su tono es triste y siento una presión en mi pecho. Hago mi mayor esfuerzo para abrir los ojos y lo consigo. Veo a Max sentado en una silla junto a la cama y tiene la frente apoyada en está. Levanto mi mano y acaricio su cabello.

- Hola bizcocho. ¿Me quedo dormida un rato y ya me extrañas?. Mi voz es ronca pero mi tono juguetón se deja percibir. Se levanta rápido y comienza a besar mi rostro. Suelto la risa y por su acto tan tierno y romántico.

- Ya era hora de que despertaras pioja. Besa la punta de mi nariz y río con fuerza. Me detengo en seco al sentir el dolor en mis costillas. Me quejo de dolor. - Voy a buscar a el doctor. Sale disparado por la puerta mientras analizo la habitación en la que me encuentro. Todo es propio de hospital, lo que llama mi atención es el arreglo de lirios blancos, con rosas rojas y unas pequeñas flores de lavanda. Es precioso. La convinación es perfecta. Me encanta. Junto al arreglo hay un gran oso de peluche marron claro y tiene puesto unos audifonos blancos, idénticos a los que yo tenía. Me siento con cuidado en la cama y me seco las lágrimas, con una sonrisa tonta en mis labios. En eso entra Max y un señor canoso que sostiene un portapapeles.

- Buen día señorita Miller, ¿Cómo se siente?. Pregunta el doctor.

- Cansada, me duele el cuerpo principalmente el pecho y las costillas.

- ¿Dificultad para respirar? ¿Dolor abdominal?. Sigue interrogando.

- No. Anoche sí comencé a sentir el dolor abdominal y después no era capaz de respirar. Hace unas anotaciones en su portapapeles.

- De acuerdo señorita Miller. El dolor actual se debe al esfuerzo que realizó su cuerpo en busca de oxígeno. Debido a su anafilaxia le recomiendo usar una etiqueta de identificación medica ya sea en pulsera o collar, como usted prefiera. Y por último señorita Miller debe llevar un autoinyector de epinefrina en caso de consumir pistacho sin su consentimiento. Recuerde que esto puede ser mortal y puede morir si no es tratada a tiempo.

 Asiento. No tengo palabras. No sabía que era alérgica al pistacho. Pero tiene sentido, solo lo consumí una vez en mi vida, y anoche fue la segunda vez. El doctor se retira y dice que me prepare para darme de alta y darme la receta para comprar unas pastillas para el dolor y para comprar el autoinyector de epinefrina.

 Max se acerca y me tiende mi mochila. En eso entra una enfermera y lo hace salir. Me quita la intravenosa y el respirador. Me indica donde queda el baño. Me lavo los dientes y veo lo que Max trajo para mí. Esto debe ser una broma. Lo voy a matar. "Me agrada." Oh sí, ¿cómo no?. Tantas cosas que pudo traer y viene y me trae el pijama polar de pingüino. Con razón tenía ese brillo juguetón en los ojos cuando me entregó la mochila. Que se joda. Lo amo.

 Salgo con mi mejor cara pero sin antes agarrar el oso y el arreglo. Encuentro en la recepción al doctor y a Max junto a la chica que está anotando unas cosas en el computador. Max me ve y pone una enorme sonrisa en su rostro. Paso de él y veo al doctor, tiene el ceño fruncido pero su mirada es divertida. Firmo unos papeles que me entrega el doctor y pregunto por los gastos, no quiero que mi seguro se encargue de esto. Max pagó los gastos medicos antes de que saliera de la habitación. Sin más me entrega la receta medica.




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