La chica siguió parpadeando antes de esbozar una sonrisa.
—Lily, Meryl —exclamó intentando levantarse, pero sin éxito.
Ambas chicas fueron a abrazar a su amiga que se encontraba aún acostada en la cama. La pequeña Black intentó sentarse para poder charlar más fácilmente, pero observó que no podía moverse como antes; la enfermera notó esto y se abrió paso entre Lily y Meryl.
—¿Hay alguna posibilidad de que se haya roto algo la noche en la que quedó petrificada Srta. Black? —cuestionó la enfermera.
Calynn se quedó un momento en silencio, intentaba recordar todo lo que había pasado antes de perder el conocimiento y se vio cayendo por aquella trampilla, recordando el dolor que le había producido en las piernas con la caída.
—Las piernas o la cadera —mencionó la pequeña Black encogiéndose de hombros.
—¿Te duele alguno de ellos? —preguntó la enfermera examinándola.
—La parte alta de la pierna derecha —respondió Calynn quejándose levemente del dolor, nada comparado con la manera en que Lucius se quejaba.
—Deberá quedarse una noche más, esta poción le servirá para acomodar sus huesos que se habían petrificado erróneamente —indicó la mujer mientras sacaba un frasco más pequeño de un almacén y lo servía en una pequeña cuchara para después dárselo a la pequeña Black la cual se lo tragó como si fuera de lo más asqueroso que hubiera probado, tratando de no escupirlo en el rostro de la enfermera. Al final Calynn le encargó un vaso con agua y una vez se lo había entregado las dejaron solas para que pudieran charlar.
—¿Petrificada?, ¿cuánto tiempo he estado así? —cuestionó la pequeña Black bastante confundida.
—Casi un mes —respondió Lily.
Calynn se quedó un momento en silencio, para ella el tiempo no había sido tanto, parecía que sólo había pasado una noche.
—¿Y qué ha pasado en mi ausencia? —palideció por un momento y continuó—. Longbottom, ¿ha estado aquí?
Lily y Meryl se miraron, el momento de contarle la verdad había llegado y ambas estaban preocupadas por la reacción de su amiga. Ambas se sentaron en la cama junto a Calynn.
—Hay algo que tienes que saber —comenzó Meryl con nerviosismo. La pequeña Black notó ese tono en las palabras y comenzó a preocuparse.
—Frank Longbottom ha revelado tu secreto a todo el colegio —exclamó Lily sin más preámbulos, era mejor soltarlo de esa forma que tratar de esconderlo.
—¿Que hizo qué? —gritó Calynn furiosa.
—Lo ha anunciado a todos, ha hecho carteles con mensajes ofensivos, Lucius ha compuesto una canción —mencionó señalando al rubio con la cabeza—, por eso está aquí —se quedó pensativa antes de negar con la cabeza—. Pero ese es otro tema, lo importante es que todos en Hogwarts lo saben, ha salido en El Profeta, hay aurores custodiando el castillo... —Fue interrumpida por un movimiento de su amiga para intentar levantarse de la cama, lo que logró, pero cayendo al piso, lastimándose más el cuerpo.
—Ese Longbottom... —mencionó con voz entrecortada mientras intentaba levantarse—, necesita...su...merecido.
—Tú tienes que descansar —indicó Meryl tratando de sostener a su amiga que estaba casi de pie desplazándose por la enfermería.
—Además ya se lo hemos dado —agregó Lily que también se había levantado para evitar que su amiga fuera tras Longbottom.
—¿A qué te refieres? —cuestionó la pequeña Black mientras perdía el equilibrio y caía, Meryl aprovechó el momento para colocarla de nuevo en la cama con ayuda de Lily.
—James y sus amigos nos han ayudado, le hemos jugado una buena broma —contó Lily conteniéndose la risa, recordar aquel día donde Longbottom se había asustado tanto era bastante divertido, y Meryl lo demostraba sin reprimirse ninguna carcajada.
Sin embargo, la pequeña Black no se le veía nada contenta, estaba realmente molesta y aún más decepcionada, en su mente no había nada más que lo que haría ahora.
—Y Druella y Cygnus, ¿no han escrito? —preguntó la pequeña Black terminado con un tono preocupado.
Lily y Meryl volvieron a mirarse, pero fue la rubia la primera en hablar esta vez.
—Sí, te han escrito. La carta la ha visto Dumbledore y McGonagall, pero también está enterada Andrómeda, Severus y nosotras —explicó Meryl con una expresión seria en su rostro.
Editado: 18.01.2019