Amores Dormidos: Will y Jessica

WILL 2

Hola, querido lector y querida lectora. Esta es una historia que se cuenta desde dos puntos de vista distintos: el del chico y el de la chica. Hay capítulo desde la perspectiva de "él" y hay desde la perspectiva de "ella". A continuación leerás el punto de vista del chico: Will.

 

 

Me moría de la curiosidad por conocer a la chica que había capturado el corazón de Ronald, mi mejor amigo.

Aparentemente ella asistía a la misma iglesia que él, era dos años menor y ayudaba a su madre dueña de una tienda de variedades en el barrio donde vivíamos. 

Por pura timidez, Ronald se negaba a llegar sin previo aviso a visitarla, sobre todo, acompañado conmigo, pues yo era un total extraño para su enamorada.

Entonces, la excusa para que ambos llegáramos de repente, era comprar cualquier cosa en la tienda en la que ella atendía a los clientes.

── ¿Y qué piensas comprar? ──le pregunté.

── No sé…tengo muchos papeles de la universidad, así que me imagino que un folder, no sé ── me respondió.

── Bueno, listo. Además, creo que un folder es barato y no gastarás mucho dinero.

Así que fuimos. Primero pasamos disimuladamente por la cera de en frente para asegurarnos que ella estuviera allí atendiendo. No queríamos llegar y perder el tiempo al descubrir que no se encontraba en la tienda. Y sí lo estaba.

Luego nos regresamos y entramos.

── ¡Hola, que tal! ¡Dios las bendiga! ──saludó Ronald apenas entró.

── Hola ── saludé igualmente.

No terminé de detallar a Jessica porque mi atención fue llamada poderosamente por otra chica allí presente: su hermana mayor Jennifer.

Creo que Ronald preguntó por los folders, la verdad no sé con precisión qué ocurrió después del saludo.

Estaba totalmente atrapado por aquella chica que nunca había visto.

Ella miró, yo la miré y por reflejo llevé mi mano a mi boca.

«Me verá las cicatrices. Qué vergüenza», pensé.

Le aparté la mirada como quien no quiere la cosa.

Ronald y Jessica intercambiaron una que otra palabra y luego nos retiramos.

── ¡No me dijiste que tenía una hermana tan bonita! ──le reclamé mientras caminábamos de regreso a casa.

── ¿Ah no? Pensé que no era importante ──dijo encogiéndose de hombros──. O se me olvidó. Quién sabe.

── ¿Cómo se te va olvidar eso? ¡Es muy bonita! ──le volví a reclamar.

── ¿Te gustó? ──me preguntó impresionado.

── ¿La hermana mayor? ¡Sí! ¿Cómo es que nunca la había visto?

── No sé. Creo que nunca te has acercado por estos lados.

Y era cierto.

── ¿Sabes cómo se llama la hermana mayor? ──le preguntó.

── No. Pero se lo puedo preguntar. ¿Quieres que le pregunté?

── Mm…Mejor se lo pregunto yo mismo.

── ¿Tú? ¿Estás seguro? ──me preguntó con algo de escepticismo.

── Sí. Tengo que aprender a ser valiente en estos casos ──respondí decidido.

Al día siguiente, me entraron ganas de ver algo de animación de calidad, así que pensé que ya era hora de ser testigo del por qué la gente hacia tanto escándalo con Mi Vecino Totoro.

Después de verla, seguía sin comprender cuál es la fascinación de los fanboys con esa película.

Es un buen filme, sí, pero nada espectacular. Solo son dos hermanas y su vida cotidiana interactuando con sus vecinos, sus familiares y con unas extrañas criaturas que creo que son los espíritus de un bosque o algo así. Casi no pasa nada. Supongo que tiene un atractivo en lo cotidiano de la vida.

Eso sí. Es una película hermosa de ver. Es colorida. Tanto los escenarios como sus paisajes son bastante vistosos. Toda una delicia ante los ojos.

Creo que lo que a la gente le encanta tanto de esta película, es lo humilde y lo sencilla que es. La historia no es el centro del film, sino más bien lo contemplativo, las atmosferas y los personajes.

Y Totoro es bastante tierno también.

La película tiene su encanto más en la forma que en el fondo. Te absorbe en cada escena. Y sientes tanta vida a pesar de ser un filme animado.

Al final, sentí que fue bastante intenso. Y me pareció que valió la pena verla después de todo.

Solo cuando terminé de ver la película, fui consciente de lo mucho que pensé entre escena y escena en aquella chica de la tienda.

¿A ella le gustara el buen cine? ¿Compartirá conmigo ese gusto? ¿Le gustaría algún día acompañarme a ver una?

«Me encantaría que así fuera», pensé.

Le escribí un correo a mi hermano Andrés, quien desde hace años reside en la capital con su esposa Alba.

 

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PARA: andresgutierrez24@hiloo.com




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