Amores Dormidos: Will y Jessica

JESSICA 8

 

 

 

Después de pensarlo toda la noche, y de darme el trato del silencio, mi mami le había dado una oportunidad a mi relación con Will, y eso me daba cierta tranquilidad. Pero…inesperadamente había provocado en mí una angustia. Antes de que mi mami se enterara, romper con Will dejaba la posibilidad de que mi vida siguiera como si nada hubiera pasado, sin que mi madre se enterara. Sin presiones.

Ahora, todo era oficial. Iba en serio.

Sentía que todos los ojos estaban sobre mí.

No solo mis amigas del colegio, si no mi profesor, la cuadra, los vecinos y ahora…mi familia.

¿Cuánto tiempo tendría que durar con Will?

¿Y si las cosas terminaban rápido? ¿Qué diría mi familia? ¿Qué dirían los vecinos?

Yo sentía que tenía que trabajar duro en esa relación. Que funcionara sí o sí. No sé porque, pero…sentía que debía demostrar que yo había hecho una buena elección con Will. No podría defraudar a mi familia. Ni a todos los que se habían enterado que ahora tenía novio.

Y no cualquiera…si no un universitario seis años mayor que yo.

Simplemente yo no era de “esas”. De las que provocan un escándalo para que acepten su relación, para luego echarlo a perder. De “esas” que tienen a una pareja, se aburren y siguen con otra.

No, no, no.

Yo no era de esas. No podía ser de esas.

No estaba dispuesta a que los demás me vieran con esos ojos.

El día en el que Will se presentó formalmente y después de que regresó a su casa, mi mami se encerró en su cuarto sin dirigirme la palabra, ni siquiera para que le ayudara a cerrar el negocio, ni darme las buenas noches. Solo hasta el día siguiente se sentó a hablar conmigo. Como se suponía que debía ser, como una madre preocupada, que busca aconsejar a su hija, que quiere lo mejor para ella, sin gritos, sin golpes, sin llanto, sin drama.

── Tú no me lo vas a creer, Jessica──comenzó mi mami con su sermón──. pero cuando tú tenías unos cinco años, y invitaban a una fiesta de cumpleaños, yo te lo juro por Dios, que podía haber cien niños gritando y llorando, pero si tú llorabas, yo podía diferenciar tu llanto y salir corriendo a atenderte. Así tal cual. Te lo digo, que una madre conoce a sus hijas…yo puedo sentir cuando tú no estás bien. Así que de una vez te digo, y escúchame bien, que voy a tener los ojos bien puestos en ustedes dos, y cuando a ti te partan el corazón, cuando tú no seas feliz, Yo, TU MADRE, lo voy a saber. Y como la razón de tu sufrimiento, sea el tipo ese, lo mato. ¿Me estás escuchando?

── Sí, mamá….

── Yo también fui joven, aunque a ustedes se les olvide eso a veces. Yo sé lo que es que las fuertes emociones te invadan tu ser. Que uno no se puede ni controlar. Así que te voy a pedir, que te sepas hacer respetar. Que sepas poner límites. Que sepas decir NO cuando algo no te guste. Que sepas que las acciones tienen consecuencias, ¿sí me hago entender?

── Sí, señora…

── Yo lo voy a tener bien vigilado. Se tiene que ganar mi confianza. Y fácil no va a ser. Tiene que sudársela para que yo lo considere mi yerno y que sea digno de mi hija, ¿me escuchas?

── Sí…

── ¿Sí qué?

── Sí, señora…

── Yo voy a confiar en que tú supiste escoger a alguien bueno. Tú siempre has sido una niña de su casa, aplicada, muy respetuosa y espero Jessica que hayas escogido a alguien con tus mismos valores.

── él es un buen muchacho…

── Yo seré quien juzgue eso.

«Sin presiones, mami…sin presiones»

── Y espero que sepas poner límites…── continuó──. Que te hagas respetar, y tú sabes a que me refiero. Que no aceptes malos tratos, ni abusos, como nunca los has aceptado de NADIE. Y que acudas a mí si necesitas apoyo, o cuando tengas alguna duda, de que de seguro las vas a tener…pues…nunca has tenido novio, y las relaciones no son fáciles. Tú eres una niña, ya te vas a dar cuenta y yo soy tu madre y estoy para protegerte, no te olvides de eso.

«Las relaciones no son fáciles…sin presiones…»

── Sí, madre…

── Ese muchacho puede venir a visitar, pero las visitas son en la sala, o en la terraza, nada de meterse al cuarto, ni cerrar las puertas, ¿Está claro? …Si quieren salir tiene que ser con mi permiso, y traerte, él mismo aquí y tenerte en la puerta de mi casa a la hora que yo diga, ¿me hago entender?

── Sí, señora….

── Que esta sea una oportunidad para que aprendas por ti misma muchas cosas. Espero que esto te ayude a crecer como persona ──concluyó.

«¿Qué pensaría mi papi de todo esto?»

── Ah, y cuando salgan, van a tener que aguantarse mis llamadas cada cinco minutos ──me advirtió.

── Sí, señora….

── Bueno, yo me regreso al negocio ── dijo mientras cruzaba la puerta de mi cuarto──. Yo veré.

El domingo yo estaba libre de compromisos escolares y mi mami tenía que hacer inventario del almacén, y yo por nada del mundo quería ponerme en esas. Yo de verdad no soportaba el proceso de inventario, me parecía lo más tortuoso a mis quince años. Más que ir al colegio. Más que la clase de matemáticas.

Era una tarea que podía tomar todo un día.

La vida es muy corta para hacer inventarios.

Le escribí a Carolain para que me rescatara de ese fatal destino.

 

 

===

 

 

                        YO. 11: 35  AM:

                        ¡Hey, sálvame! ¡Mi mamá va a hacer inventario!

                                                

                        CAROLAIN. 11: 38 AM:

                        Ja, ja, ja, no puedo, voy a salir con mis primos al zoológico, ¡sorry!

 

 

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¡Rayos!

Solo Will podía salvarme.

No había de otra.

 

 

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