#1

ASPEN  FINNEGAN.

La muerte de un ser querido es uno de los dolores mas grandes que puede haber.

Lo se porque yo sufrí la perdida de alguien que siempre estuvo ahí para mi.

Mi hermana Samara, se suicido.

Pensé que todo estaba bien, eso era lo que ella siempre me decía, pero nada estaba bien si no jamas lo hubiera hecho.

Ni una carta dejo nada.

No dejo nada donde explicara el por que de su decision de quitarse la vida.

Lagrimas caen del rostros de todos los presentes.

Estamos en el entierro de Samara.

No puedo dejar de llorar.

Todos dejan su flor en el cajón y se van del cementerio.

Dejo mi flor, pero no me voy.

Me quedo ahí.

Sola.

Llorando su perdida.

En este momento las palabras que una vez me dijo se repiten en mi cabeza.

“No llores Aspen, de las dos vos siempre vas a ser la mas fuerte.”

“Vos siempre vas a ser la mas fuerte.”

Como no me di cuenta antes de todas las señales que me dio y yo evite ver.

Estaba apunto de irme cuando una voz interrumpe mi ida.

— Hola, Aspen.

Miro detrás de mi.

Rylee Bolton.

El novio de mi hermana.

Ahora ex novio.

— Hola Rylee.

Se acerca a mi con la cabeza baja y una flor un sus manos.

— Lamento tu perdida. —Hablo al estar a dos pasos de mi.

— Gracias.

Me iba a ir pero me detiene agarrándome del brazo.

— Quería saber si aunque ya no este Samara podemos seguir viéndonos. —Susurro.

— Claro, me encantaría.

Me besa la mejilla antes de irse por donde vino.

No se porque.

Pero mi mano fue hacia donde segundos antes estuvieron sus labios.

Siempre vi a Rylee como un amigo, pero ante ese gesto supe que algo había cambia en mi.

Agito mi cabeza de un lado al otro volviendo a la realidad.

Esta vez si logro irme de aquel cementerio.

(...)
 

Un silencio abrumador rodea toda la sala, nadie dice nada, hasta que Mamá rompe en llanto.
 

Me acerco a ella junto a mi hermano y la abrazamos tratando de que deje de llorar.

Pero es inútil.
 

Su llanto no cesa.

Me destroza verla así, pero no puedo hacer nada.

El dolor que Samara dejo no va a ser tan fácil que se valla.

Me duele la cabeza, estuve llorando tanto que no doy mas del dolor.
 

Dejo de abrazar a mi Madre.
 

— Estoy cansada. —Informo.— Cualquier cosa estoy en mi habitación durmiendo.
 

Mi hermano me mira.
 

— Esta bien que descanses, yo me encargo de Mamá.
 

Me acerco a ellos y les doy un beso en la frente a ambos.
 

Subo las escaleras, entro a la habitación y me acuesto con la mirada al techo.
 

No puedo dormirme.
 

No dejo de pensar en el por qué de tal decisión.
 

Por que hizo tal cosa.
 

Por que me abandono.
 

Me levanto, salgo de mi cuarto.
 

Me acerco a la puerta de su habitación.
 

Me quedo parada delante de esta.
 

Siento que no voy a poder entrar a ese cuarto ahora que ella no esta.
 

Y cuando la primera lagrima se desliza por mi mejilla me doy cuenta de que no.

No soy capaz de entrar ahora qué ella ya no está.

Duele.

Como duele el que me haya dejado.

Que nos haya dejado a todos.

Y eso es mas que suficiente para que me voltee y vuelva a mi habitación.
 

Cierro la puerta y me deslizo por esta hasta caer al suelo.
 

Lloro.
 

No puedo evitar llorar 
 

Pensé que ya había llorado todo pero no, aún me va a quedar demasiado para llorar.
 

No creo que este dolor que siento se valla tan rápido.
 

Voy a tardar en superar su muerte.
 

Pero lo voy a hacer.
 

Por ella y por mi.
 

Por que ella quisiera que siga adelante.