"Que tal mis queridos amigos del campo y de la ciudad, los saluda su hermana espiritual Oraima Yahuy
La única especialista de alto poder mental con el amarre definitivo, Atraigo, jalo, ato, endulzó, conquisto y maldigo.
Usted ordené yo ejecutó, puedo traer a la persona amada, para ponerlo a su entera disposición ya sea por amor o venganza. No importa distancia, sexo o religión, sólo necesito una foto, prenda o un mechón de cabello, sin mentiras y sin engaños, me puede encontrar en avenida SurDong al 1800 o llamarme al teléfono +931*******"
La pelinegra leyó por tercera vez la publicidad ---interesante--- dijo, miro su bandeja de plata con algunos vasos y platos vacíos, antes de cruzar la calle con elegancia y sin golpear a nadie.
Siguió así hasta su trabajo, la cafetería Bonsái, un lugar un tanto bohemio pero con el estilo coreano tradicional.
Algunas personas la saludaron al pasar siendo los clientes frecuentes, dejo la loza sucia en manos de su compañero antes de tomar otra bandeja vacía y un trapo para limpiar las mesas con restos de algún desayuno, siguió en su labor atendiendo a algunos clientes tomando pedidos y ayudando en la cocina. Hasta escuchar la pequeña campanilla que anunciaba un nuevo cliente, sus ojos viajaron hacia esa figura esbelta, que se marcaba perfecta en ese traje negro con pequeños hilos dorados, hombros anchos, mandíbula marcada, cabello grisáceo y dos hermosos ojos color bruno, completamente cautivan te.
Él sonrió haciendo una viena, antes de sentarse en su lugar de siempre. El rubor no tardo en aparecer en las mejillas de la pelinegra, que intento con todas sus fuerzas no caer al suelo debido a sus piernas tambaleantes, golpeo con su cadera a una señora que se encontraba levantándose de su asiento apunto de salir, pidió perdón y fue a atender al nuevo-conocido cliente.
--Buenos días, ¿desea lo de siempre señor?--- sintió su corazón bombear sangre como un tren a toda velocidad cuando el mostró su encantadora sonrisa.
---te dije que no me dijeras señor, YoonJi--- "hooooo su jodida voz" la pelinegra reprimió un gemido involuntario antes de mirar al suelo, corriendo un mechón rebelde de su cabello ondulado, el sonrió colocando su laptop en la mesa junto algunos papeles --solo trae me un café amargo, con una tarta de manzana, ya sabes la que es sin gluten--- la pelinegra asintió haciendo una reverencia para volver a la cocina y preparar lo que su cliente favorito deseaba de desayuno.
Toco su pecho intentando en vano que su acelerado corazón bajara el ritmo de sus locos latidos ---hooo dioses, ¿por que este hombre esta tan comestible?--- ahogo un grito al ver los cuatro pares de ojos examinándola de arriba a abajo, se acerco a la cafetera para iniciar con su pedido.
---debería decirle que deje de venir--- dijo una voz aterciopelada detrás de ella, la señora Jeon Naheon era una anciana muy comprensible y soñadora, creadora de los mejores cafés ---un día de estos va a agarrarle una taquicardia como a mi JonKook solo por verlo entrar--
---si es que no se le paro lo que no tiene--- la pelinegra, miro al rubio que sonreía mostrando sus dos perfectas hileras de dientes haciendo desaparecer a sus ojos en finas líneas, le saco la lengua antes de volver a su labor de prepara el café ---en serio por que no me sorprende que él crea que eres una niña, si apenas entra ya te estas mojando---
----¿podrías callar tu sucia boca? Intento concentrarme--- el rubio se apoyo en la mesada cerca de la pelinegra, su sonrisa aun no se borraba debido a que se divertía al verla enojada, ya que para él era una tierna gatita malhumorada.
----Nana tiene razón debes de tener en raya tu corazón, puede que un día de estos tu---- hizo un gesto señalando hacia el cielo y un silbido acompañándolo ----mueras y tengamos que hacer el hoyito para enterrarte ya que no pienso hacer un funeral---.
---Me sorprende lo tacaño que puedes ser Park Jimin--- ambos se miraron unos instantes dejando la taza junto a la tarta sin gluten, en una bandeja de plata reluciente. ---deseame suerte, hoy si me le declaró--.
---suerte no creo que necesites--- la pelinegro sonrió mostrando su sonrisa de encías y un brillo especial en los ojos ---lo que tu necesitas es un milagro. No lo digo por que estés fea, sino por que él no estará interesado--- su sonrisa se evaporó casi tan rápido como las espumas del café, miro a su cliente favorito unos segundos encontrándolo tan atractivo como siempre, enfrascado en números y papeles, revisando estadísticas y otras cosas que no sabia por sus escasos conocimientos en la materia de un oficinista. Miro a su compañero y este se encogió de hombros antes de darle la espalda y seguir lavando la loza ---solo trata de que no se te caiga nada cuando estés a su lado.--
Hizo dos respiraciones profundas antes de sonreír y salir con todos los ánimos a atender a su cliente favorito, cuido de no tropezarse al ver una mochila en el suelo de algún estudiante, llegando a la mesa de su amor platónico dejo el pedido, dudando y mordiendo su labio superior, decidió sentarse frente a él, a pesar de no ser invitada. Carraspeo su garganta para llamar su atención, el quito su nariz de los papeles y estudio a la muchacha frente a él, los ojos gatunos, la sonrisa pequeña, labios finos, sus pomulos rosados, nariz perfilada y un bonito diamante decorándola, sin duda una muchacha bonita en todo lo que cabe de la palabra.
Sonrió apoyando ambos brazos en la mesa, descansando su cabeza en su brazo flectado, vio como sus mejillas se encendían a un rubor casi extremo, acompañando también parte de su cuello.
---¿Sucede algo pequeña?--- la muchacha negó, y se levanto violentamente casi botando la silla al hacerlo, hizo un par de reverencias antes de perderse en la cocina, él sonrió a la nada y probó su café ---negro y amargo. Como siempre--
Mientras que en la cocina, las risas contenidas de la señora NaHeon y Park Jimin no se hicieron esperar al verla tropezar con la mochila en su pequeña huida hacia los vestidores, sin dudas Min Yoonji necesitaba un milagro para no correr cada que esos ojos bruno la miraran con intensidad, casi escaneando su alma.