No sé si es porque estoy super agotada o porque consumí mucho de mi poder en pocos días, o porque él se portó bien anoche, sólo sé que no me conecto con Ema, lo cual agradezco enormemente.
—Hola Quejica —Mi madrina me sacude suavemente— ¿Vamos a almorzar?
—No quiero —Como siempre, me quejo y doy vueltas en la cama.
—Vamos, levántate, no seas floja, llevas durmiendo horas y no es una pregunta.
Acaricia mi cabello y sale.
Durante la comida les cuento todo lo que sucedió, luego ellos me cuentan lo que hicieron y al final cada uno vuelve a hacer lo suyo, como siempre.
Me paso la tarde poniéndome al día con el liceo, haciendo la lámina que tengo que entregar en la semana, los deberes que nos mandaron, las cosas normales que debe hacer una estudiante. Luego entreno un rato.
Mi madrina e Yves salen a cenar, así que yo salgo a dar una vuelta, la verdad no me gusta estar mucho tiempo sola en la casa, no sé porque, me da una sensación extraña.
Mientras camino le escribo a Keith, él me informa que su abuela ya está a salvo y muy lejos de aquí, dice que ahora han perdido contacto porque ella se ha deshecho de su anterior celular, pero que cuando tenga uno nuevo le escribirá para asegurarle que está bien donde sea que se vayan a instalar.
Me pide que trate de deshacer el hechizo que le hice a su moto para que pueda encontrarla mañana cuando vaya a buscarla, obviamente lo hago, aunque no estoy segura de que funcione, espero que sí, no quiero tener que ir hasta allá sólo a buscar su moto y menos quiero que él tenga que ir dos veces.
Lo bueno de salir a caminar es que conozco la zona, el problema es que si estoy mensajeandome con alguien no presto atención, así que no conozco la zona o, como en este caso, no presto atención por dónde, ni a dónde voy, así que termino en una plaza inmensa, que está en penumbras y parece bastante aterradora.
Al notarlo me doy la vuelta para volver por donde vine, voy tranquila hasta que veo a alguien durmiendo en un banco, lo más raro es que no es un pichi o no lo parece al menos, incluso de lejos se ve que está limpio y prolijo.
Me arriesgo a acercarme, preocupada porque le haya pasado algo al pobre hombre, tal vez pueda ayudarlo de alguna manera.
Desgraciadamente termino metiéndome en problemas, no ayudando a alguien. Recién cuando estoy al lado de la persona puedo ver su rostro y lo reconozco justo al mismo tiempo que él abre los ojos.
—¡Hermanita! —Gonza se levanta de un salto y me abraza, mientras yo me quedo paralizada por el miedo— ¿Qué pasa? —Al ver que no le regreso el gesto se aparta para verme.
No respondo, no me muevo ni un centímetro, mi mente intenta entender porque él estaba durmiendo en una plaza ¿Esto es una emboscada? No, no tiene forma de saber que acabaría aquí y mucho menos de que me le acercaría ¿Por qué está aquí entonces? ¿Por qué me abraza? ¿Por qué sigue diciéndome hermanita?
—¿Estás bien Anastasia? —Ahora parece más serio, realmente está preocupado— Parece que hubieras visto un fantasma... ¿Te sientes bien? ¿Quieres sentarte?
—¿No me odias?
Sus ojos se abren de par en par al captar mi pregunta, luego sus cejas se bajan y su mirada se enternece, finalmente vuelve a abrazarme.
—Eres mi hermanita, jamás podría odiarte —Su mano guía mi cabeza hacia su hombro y luego se queda allí acariciando mi cabello—, además no has hecho nada malo.
Le ignoro, ignoro todas sus palabras, sólo me concentro en sus caricias, en darme cuenta de cuánto anhelaba su cariño, descubrir eso me hace sentir mucha paz y a la vez destroza mi corazón, es como si de golpe me permitiera sentir lo que venía reprimiendo y es mucho...
Luego recuerdo que estaba durmiendo en una plaza y que hace unos días le dio una paliza a su verdadero hermano.
—¿Qué haces durmiendo aquí? —Me aparto y tomo su mano, sus nudillos están machucados, debe haberle pegado muy fuerte para que terminen así— ¿Por qué le pegaste a Ema?
—¿Cómo sabes lo de Ema? ¿Es un lazo entre caídos o qué?
—Responde tú primero.
Su sonrisa se ensancha y más me pongo firme y seria, es como si mirara a un niño chico haciéndose respetar.
—Estoy aquí porque Cara y Santi están festejando el aniversario de su reconciliación y al hacerlo se vuelven demasiado melosos, no quiero estar en la misma casa que ellos en estos días y como debo ir a una cacería aquí cerca creí que podría dormir una siestita antes.
»Lo de Ema no creo que quieras saberlo... —Ahora su mirada se vuelve turbia, se siente avergonzado y decepcionado por lo que hizo su hermano— Es un idiota, no tienes que preocuparte por él.