No tardo mucho en enterarme que a Selena la está lleno bien en su primer año de Universidad, también sé que Ina no estudia, ni siquiera ha podido hacer primer año de liceo porque trabaja desde que tenía once años, debido a que su padre es un drogadicto y su madre la abandonó cuando nació su hermanito.
Ella ha tenido que cuidarlo desde entonces, cuando tan sólo tenía seis años, terminó la escuela porque allí le daban de comer, aunque en los primeros años casi no comía, se escondía el almuerzo en la mochila y se la llevaba a su hermano. Un día la descubrieron y le permitieron que él vaya a comer también, incluso, si sobraba, les dejaban llevarse para la cena.
Una vida de rositas ha tenido la chica… aun así es alegre y divertida, no cuenta su historia como si fuera un culebrón, lo dice como lo que es, sin agregarle drama ni nada, es más, cuando habla intenta quitarle mucho del peso que en realidad lleva.
Antes de irme me cruzo con mi primo y lo arrincono, para asegurarme de que no está de mal humor por Ina, él asegura de que no es así, pero que ahora no quiere hablar, por lo que salgo más preocupada que nada.
Al menos hasta que llego a la esquina, que es cuando de la nada, no tan de la nada porque mientras estaba en casa de mi prima se nubló y comenzó a soplar un aire muy frio, se larga una tormenta atroz, antes de llegar a mitad de cuadra ya estoy empapada hasta la médula.
Por eso cambio de rumbo, la casa de Keith queda más cerca que la de mi madrina, sé que está mal llegar de sorpresa a casa ajena, no obstante, el cielo se está cayendo y tengo muchísimo frio, además el viento sopla con mucha fuerza, casi no puedo avanzar.
Tampoco puedo ver, esa es la razón por la que me choco contra alguien casi llegando a casa de mi amigo.
—Lo lamento —Tengo que gritar para escuchar mi propia voz.
—Me dijo con acento, al lado de un degenerado no me siento —Es cómico como para escucharme tengo que gritar y aun así puedo escuchar como Tony canta a mi lado. Me quedo sorprendida, no sólo por haber chocado contra él sin reconocerlo, sino porque además canta una canción del Cuarteto de Nos.
No sé qué responder, le miro y él sonríe alegre.
—Ah, rubio te hizo mal la lluvia o tenes la mente turbia —Dios, este chico me hace mal ¿Cantar en medio de una tormenta?
La alegría en sus ojos dura unos segundos al ver que sigo su canción, luego infla las mejillas y pone cara de ofendido.
—¡No soy rubio! ¿Qué no se nota?
No puedo evitar reír a carcajadas, por unos segundos olvidando la tormenta y el frio, al menos hasta que la tierra tiembla a consecuencia de un fuerte trueno.
—Mejor discutimos eso en un lugar seco.
Antes de que nos pongamos en camino él me coloca su abrigo sobre los hombros y luego me arrastra a casa de Keith, quiero protestar, no es bueno que ambos terminemos mojados. Por otro lado, la protección inmediata que me brinda es demasiado tentadora como para resistirme. Hasta que siento el calor de su campera no me doy cuenta de cuánto frio siento.
Por suerte Cara nos abre en seguida, nos recibe a ambos con un fuerte abrazo y luego nos manda a bañar, lo bueno de llegar mojada a la casa de unos cazadores es que tienen ropa de muchos talles, al menos la que usan para cazar y la verdad con el frio que sentía no me importaba qué me ponga mientras sea algo seco.
Tony termina primero de bañarse, por lo que cuando salgo lo encuentro a él y a Keith sentados en la sala de entrenamientos, frente a una pequeña hoguera, la cual arde sobre las colchonetas sin quemarlas, no puedo evitar quedarme en la puerta viéndolo.
La única explicación es magia, no hay forma de que el fuego arda sin combustible y que no consuma las colchonetas.
De cualquier modo, tampoco es que me interese qué provoca el fuego, aún siento frio, a pesar de que el agua salía casi hirviendo en el baño, por eso me siento frente a la fogata con los chicos, nos quedamos así unos minutos, luego me recuesto, ellos me imitan, en esta posición disfruto más el calor, hasta que Tony interviene, su voz suena como la de un niño berrinchudo.
—Ella me dijo rubio.
—¿Cuál es el problema de ser rubio? —Tony gira violentamente la cabeza al ver que Keith no lo apoya, luego, al recordar que el flacucho es rubio, pone los ojos en blanco— Además, ella es daltónica, todos lo sabemos.
—Dejen de hablar de mi como si no estuviera aquí, los puedo escuchar claramente ¿Quién está conjurando este fuego?
—El rubio —Quien responde es Tony, aunque por su tono creo que se refiere a sí mismo— ¿Quién más? Soy el único genio aquí.
—Eres un calco de tu padre —Keith bufa y pone los ojos en blanco, parece más molesto que antes, si es que eso es posible.
—Él vendrá pronto —La sonrisa de Tony me da a entender que eso no le alegra mucho a Keith, por lo que me tengo que girar para verlo.