Sheyla estaba consternada ante lo que había descubierto ésa noche, en medio del enfrentamiento con aquel grupo de cazadores de vampiros. Contrario a lo que ella pensaba, Ángel no había muerto a manos de los guardias principales de su tío Kratos, la misma noche en la que muriera su madre creyó y eso la llenaba de alegría, un sentimiento que ella pensó haber olvidado en medio de su dolor y de sus planes para vengar la muerte de Sofía. Pero tuvo que detener sus pensamientos porque su nana le dijo:
—Niña, su tío quiere verla ahora.
—Ya voy, nana —le dijo ella, ocultando su algarabía y transformándola en una obediencia ciega, pero totalmente falsa —. Debo arreglarme un poco antes de ir a verlo, no me veo muy presentable.
—Como usted diga, niña.
La joven vampiresa se arregló en unos pocos minutos para ir a ver a Kratos, el responsable de todos sus padecimientos terrenales, menos uno, que se acababa de liberar de su corazón, corrompido por la venganza y la crueldad. Su nana la condujo hasta la sala del trono, en donde su tío acostumbraba tratar los asuntos del clan, se encontraba allí junto a su mascota, el odioso murciélago Jurkon, que al verla llegar, le dijo a su amo:
—¡Ya llegó la pequeña traidora, mi señor!
Kratos, al escuchar lo que su animalito precioso, como lo solía llamar le había dicho a su sobrina, que era su única pariente con vida, le dirigió una mirada fulminante, por lo que el animal guardó silencio, para no provocar la ira de su amo. Después de eso, el líder del clan le dijo a la joven, para animarla un poco:
—¡Qué bueno que has regresado! Pero dime, ¿Cómo te fue con el grupito de cazadores que nos quieren exterminar?
—Ése grupo ya no existe —fue la respuesta que le dió ella, mintiendo para poder ocultar el propósito real que tenía para los miembros del Equipo Nova —. Acabé con todos ellos ésta noche, por lo que ya no serán un problema para nuestro clan.
Muy satisfecho por la noticia que había recibido de parte de la muchacha, su tío se acercó a donde estaba ella, y luego le acarició la cabellera, en recompensa por la que él creía, era una buena acción para poder preservar con bien a su clan. Pero ella no podía sentir nada más que no fuera asco por lo que sucedía, pues creía que eso era lo más repugnante que ése monstruo pudo haber hecho en su vida, sin embargo, lo soportaba como una verdadera heroína.
Se despidió de su tío después de eso, ya que casi caía el amanecer en ése lugar y fue a dormir a su recámara, pensando de nuevo en los eventos ocurridos ésa noche, lo cual sería algo inolvidable para ella, porque eso significó su reencuentro con el que fuera su único amigo de la infancia.
Guarida del Equipo Nova
Ángel, por primera vez en años, se sentía extraño, ajeno a su entorno y a su realidad como cazador de vampiros y como miembro del Equipo Nova, pero por más que buscaba alguna explicación lógica en su cabeza, no lograba llegar a nada contundente. Solamente él y Peige habían salido ilesos del combate contra la vampiresa, como la llamaba, porque no conocía su nombre, pero su compañera no era cazadora, si no la que hacía las veces de doctora del equipo, ya que atendía a los miembros que hubiesen recibido heridas durante algún enfrentamiento contra los vampiros.
Ella se encontraba muy atareada, pues casi todos sus compañeros estaban heridos y no se daba abasto, pero Ángel le ayudaba en la medida de lo posible, para no serle inservible a nadie allí. En medio de su trajinar llamaron a la puerta, cosa que no ocurría muy a menudo en esa casa, por lo que Peige se decidió a abrir, ya que podía ser un trabajo importante, pero cuando lo hizo, vio que era la vampiresa que los había atacado la noche anterior, eso la asustó mucho, pero pensó que demostrar sus temor no serviría de nada, por lo que se armó de valor y la enfrentó, al preguntarle, un poco exaltada:
—¿Qué vienes a hacer aquí?, ¿Buscas acabar con nosotros de una vez por todas?
—Déjala pasar, Peige!, hablé con ella por teléfono, hace un rato —le pidió Gary desde su habitación, para evitar que alguno de sus compañeros la matara.
Sheyla entró a la casa unos instantes después de eso, con la intención de ir hasta habitación de Gary, mientras avanzaba con toda la gracia que podía mostrar ante la médico del Equipo Nova, que sintió unos deseos muy fuertes de atravesarle el corazón con una estaca o de cortarle la cabeza con un hacha, pero no pudo. Ya en ésa dependencia de la vivienda, la joven vampiresa se encontró con que Ángel estaba allí con el líder.
—Ángel, sal un momento que tengo que hablar con la señorita.
—De acuerdo —se limitó a decir el muchacho, para luego obedecer su petición, aunque estaba muy extrañado ante lo que sucedía.
En cuanto se quedaron a solas en ése cuarto, Gary le preguntó a la chica, para ir directo al grano:
—Bueno, ¿para qué vienes aquí? Éste no es precisamente el lugar más seguro para criaturas como tú.
—Tengo un negocio muy bueno que ofrecerle a usted y a su equipo —le respondió Sheyla, muy seria —. Estoy más que segura de que le parecerá muy raro, pero que le gustará.
—¿De qué se trata?
—Quiero que se ocupen de aniquilar a todo mi clan —dijo ella, implacable.
—¿Estás consciente de que lo que me estás pidiendo es algo muy difícil? Además, estás traicionando a tu clan con ésta petición.
—Nadie más que yo conoce todos los riesgos que todo esto implica —replicó la vampiresa, decidida —. De no ser así... ¿Por qué cree que se lo estoy pidiendo entonces?
—Bueno, entonces no hay marcha atrás en este asunto.
—De ninguna manera —aseveró ella, con un tono de voz cortante.
—¿Por qué quieres hacer todo esto? ¿Qué te hicieron ellos a ti para que ahora los quieras ver muertos a todos ellos?
-Me quitaron lo más importante que tenía en mi vida, de la manera más ruin que pueda existir en este mundo, aún para monstruos como nosotros —fue la respuesta que ella le dió al hombre —. Yo solo quiero vengarme de ellos.
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Editado: 04.04.2025