Ángel Caído

CAPITULO IV

UN CORAZÓN ES UNA CARGA PESADA

Cuando Llegué me estacioné y subí a mi piso. Entré y fui directamente al baño y me desvestí para ponerme una blusa que me quedaba demasiado grande, me tomé un analgésico porqué  me dolía horrible mi herida, puse una alarma, hoy a las 10:00 pm, hoy me tocaba ir a las peleas. Me acosté y me q quede profundamente dormida.


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Desperté gracias a la alarma y me levante a arreglarme, me puse unos jeans ajustados, una camisa negra y mi chaqueta negra, mis botas militares, até mi cabello en una coleta. Me maquillé y me puse un labial rojo vino. Tomé una pistola, uno nunca sabe así que mejor prevenir, me preparé un sándwich y comí tranquilamente, vivir sola no era tan malo, te daba mucha tranquilidad y paz, pero sabes que al llegar nadie te esperará ni te recibirá con una comida decente, es deprimente a veces pero que mas da.

Tomé mi chaqueta y mi celular y Salí rumbo a los almacenes abandonados.

Iba en mi moto a toda velocidad, el aire chocaba contra mi cara sintiéndome libre,me gustaba esa sensación olvidando un poco mi absurda vida.

Llegué y aseguré mi moto. Entré a una especie de bodega, en el centro se encontraba el ring,  las paredes retumbaban con purple Lamborghini- Skrillex & Rick. Como siempre olía a sangre, sudor y drogas por todos.

¡¿Hey Abby como has estado?! — Exclamo Derek, caminando hacía mí,  un morocho de ojos verdes, con cuerpo buen y tatuado por todos lados. Se acercó a mí, me dio un abrazo y un beso en la mejilla.

—Igual que siempre, sabes que no me gustan los abrazos — dije mientras golpeaba su brazo con un poco de fuerza, él no le dio importancia.

¡A la mierda eso! ¡¿Vas a pelear!? ¡Tiene mucho que no lo haces!

— Aceptare si dejas de gritar — lo alejé de mí.

—Está bien, apostare por ti — me dio otro abrazo y se fue corriendo, bufé y fui con el encargado de las apuestas y me inscribí.

Me fui a la parte trasera por donde estaban todos los participantes y me senté.  La gente gritaba eufórica esperando ver sangre derramada hoy, todos emocionados, presumiendo por quien habían apostado.

— ¡Muy bien señoras y señores!,  empecemos con el postre hoy, esta noche peleara Kate, la "Asesina" Deberry, ¡contra Abigail Amici!, chicas pasen al ring — la gente gritó emocionada.

—Muy bien ya saben las reglas señoritas, se puede utilizar todo tipo de arma, la pelea se acaba hasta que alguna de las 2 se rinda o se muera,  la otra gana. ¡comiencen!

Ella tiro el primer golpe, yo lo esquive y le di un puñetazo en el rostro, ella se enfureció e intento tirarme al suelo, pero le gané y la tire yo a ella.Recibí  unos cuantos golpes debido a que el dolor de mi herida me distraía. La gente gritaba, Voltee hacía los espectadores por inercia y vi unos ojos que me miraban, eran rojos. Sacudí la cabeza, demonios, ya estaba  alucinando. Como estaba distraída, mi contrincante aprovechó para darme un puñetazo en el estómago dejándome sin aire, luego otro en la cara. Tomó  una barra de metal para intentar clavarla en mi cabeza, jale de sus piernas y la tire nuevamente, vi una gran y gruesa cadena al lado del ring y la tome, ella quiso atacarme con la barra pero amarre la cadena en su mano obligándola a tirar su barra, la arrastre hacia mí para luego darle una patada en las costillas en el suelo, tomé la barra de metal que tenía ella momentos atrás, y sin piedad ni remordimiento alguno se la clavé  en la cabeza. El cuerpo quedo inerte. Sus ojos al instante dejaron de brillar, no sentía nada, ni siquiera lastima, ella era una basura igual que yo. Mataba por diversión. Salí de ese ring y me dirigí a cobrar mi dinero.

— ¡Estuviste genial! ¡Sabía que ibas a ganar!— dijo Derek, yo solo asentí.

Tome un par de tragos con él, me despedí y me fui.

Llegué de nuevo a mi departamento, subí y me tome un analgésico, me cambie por mi pijama y me quede dormida.

Mi alarma me despertó para ir a la escuela.

No tenía ni la más mínima idea de por qué iba, quizá porque no tenía nada mejor que hacer.

Me dirigí al baño y me mire en el espejo, tenía el labio roto y una pequeña hematoma en la cara, no quiero ni saber cómo estará mí abdomen por esa patada que me dio aquella loca.

Con cuidado me metí a bañar y lave mi cuerpo y herida lentamente, me enjuague y cerré el grifo,

Me puse mi ropa interior, me coloque unos pantalones ajustados con roturas en las rodillas, una blusa de hombre de manga corta, mi Chaqueta de cuero y mis botines estilo militar; cambie mis perforaciones de la nariz, ceja y orejas —12 en total — por otras negras, me puse rímel en mis pestañas, tomé una manzana, mi celular, audífonos, mochila y Salí.

Entré al instituto y todos me miraban, algunos con miedo como si fuera un monstruo

ERES UN MONSTRUO QUE NO SE TE OLVIDE — se burló una voz en mi interior.

Otros me miraban con asombro y alguno que otro con asco. No le tome importancia.

Fui hasta el salón de literatura y me senté en mi lugar habitual. Los hermanos Hamilton entraron y casi se puede decir que se sentaron rodeandome, no le tomé importancia y seguí comiendo mi manzana. Entró el profesor y empezó a hablar.

— Buenos días chicos, tomen asiento que la clase va a comenzar — todos se sentaron. El profesor estaba mas animado de lo normal.

— Bueno jóvenes, hoy les traigo 2 opciones, la primera es trabajar o escuchar historias, levante la mano él que quiera trabajar —miro a todos, pero nadie alzó la mano.

— Ahora los que quieran escuchar historias — y todos a excepción de mi la levantaron.

—Esta bien, les contaré sobre una historia de amor que encontré anoche — todos se quejaron — hey, tranquilos que no es cualquier historia, es una triste y terrorífica historia de amor — exclamó moviendo las manos de forma exagerada — habla sobre Satanás y una reina vampiresa, se desconoce su primer encuentro, se cuenta el quedo anonado por su belleza, era blanca como la nieve, unos grandes ojos grises, hermosos labios rojos y perfil sumamente fino, según cuentan ellos se enamoraron, pero nuestro Dios todo poderoso no acepto esta relación, pues si ellos engendraban, traería la desgracia y caos a la tierra. — al ver que todos en el aula mostraban atención, prosiguio.




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