Ángel Caído

CAPITULO V

CAPITULO V

MIENTRAS NADIE TE HAGA DAÑO ESTA BIEN

¿Qué paso después de que llegue? Nada del otro mundo, solo una tiroteo en la bodega de McAllen, y justo cuando no podía ir peor, me doy cuenta de que no traigo ninguna arma. Opte por escabullirme silenciosamente para golpear y dejar inconsciente a uno, no tenía mucho, solo una pistola y unos cuantos cartuchos, le disparé a lo primero que se moviera, pelee con varios ganándome unos cuantos golpes, hasta que llegue a la oficina de McAllen, la puerta estaba entreabierta y podía ver como un sujeto apuntaba a McAllen con una pistola de oro.

Cuando iba apretar el gatillo me le abalance para desviar el disparo, y que bonita forma de pelear pues este se aprovechó para dispararme en la pierna y yo gruñí, me dio un puñetazo en la cara, me enfurecí y lo molí a golpes.  logre quitarle el arma, pero cuando estaba a punto de matarlo McAllen me ganó y le disparo haciéndole un tercer ojo.

— Un poco más tarde y no la cuento — dijo mientras guardaba su arma.

—¿Que buscaba? — pregunté.

Es la persona que te iba a entregar la mercancía hoy, tenían una deuda muy grande conmigo y que mejor que matarme para librarse de esa deuda — miró el cuerpo con asco.

¿Y está herido? — lo observé.

— No solamente fue el susto hija, ya es todo, ya te puedes retirar — asentí y Salí del lugar.

Cojeando me dirigí a mi moto y arranqué.

Cuando llegue vi una camioneta demasiado conocida, pero la ignoré, llego hasta el 3 piso donde vivo yo y al abrir la puerta casi me caigo, pues encontré a 7 sorpresitas indeseables regadas por todos lados.

Al escucharme abrir la puerta voltearon a verme todos inmediatamente.

No sé quién se llevó más la sorpresa, yo por verlos en mi departamento o ellos por verme un poco mallugada y mi pierna herida. Zac, como buena madre, dio un chillido y a base de maldiciones que pensé que no podían salir de esa linda boca, me sentó y me empezó a curar mis heridas, todo iba bien hasta que saco la bala, ¡santa mierda! Duele como los mil demonios, casi con lágrimas en los ojos pero sin decir nada me aguante.

— Muy bien señorita me va a decir donde andaba y por qué llego así — lo iba a mandar a la mierda pero su mirada me dio una señal de peligro. Estaba que echaba chispas.

— Trabajo — dije mientras me encogía de hombros, se miraron entre ellos y no dijeron nada.

Cuéntanos sobre ti — hablo Nathan, definitivamente no. Es algo que prefiero guardarmelo.

— ¿Tienes familia? — preguntó uno de los chicos, no supe quien fue pues no voltee a verlo.

Asentí.

—¿Y tus padres? — dijo Zac quien estaba a un lado mio, No es el momento.

— Me abandonaron cuando era pequeña — mentí.

¿y donde viviste en aquel tiempo? — preguntó Dylan.

— En un orfanato — eso no es del todo mentira.

— ¿Y cómo saliste de allí si aún no eres mayor de edad? — dijo Matthew con el ceño fruncido.

—Me escapé  — respondí, nadie dijo nada más, Zac me dio un analgésico y una compresa de hielo y todos se fueron para que pudiera descansar.

 

— ¡No por favor! ¡detente! ¡me haces daño! — dije entre sollozos.

— Eres una bastarda, te mereces esto y más — dijo mientras me violaba cruelmente, ese hombre era un cerdo.

— ¡por favor detente! — me dolía demasiado.

— Si mueres a nadie le importa — aceleró  sus movimientos, me desgarraba — de echo todos se alegrarían si dejas de existir porque eres una zorra — dijo mientras me golpeaba.

Yo lloraba, ¿Por qué yo? ¿Yo qué hice? ¿¡Que está mal de mí!?

En ese entonces tenía 8 años, yo no fui una niña normal, nunca lo fui.

Toda mi infancia sufrí de abuso físico, sexual y psicológico. Mi padre se fue en cuanto supo de mi existencia, o al menos eso dijo mamá mientras me miraba con asco, ella era una drogadicta y una alcohólica, y su novio no era diferente, ambos me maltrataban y me humillaban, pero lo que hacía él era peor, me violaba y me golpeaba, algunas veces me castigaba sin comer por días. tuve una pequeña hermanita de esos 2 monstruos, ellos no la cuidaban, robaba para que ella comiera, yo la protegí de lo que pude, como me partió el alma que viera como ese infeliz abusaba de mí, ella secaba mis lágrimas, era mi todo, hasta que ese cerdo asqueroso quiso hacer lo mismo con ella pero ella era muy frágil por lo que la mato mientras abusaba de ella y la golpeaba, cuando llegue de conseguir comida para nosotras 2 encontré el cadáver de mi pequeña sin vida, me sentí tan impotente, no pude hacer nada para evitarlo... no pude aguantar más ese horrible infierno Hasta que escape, viví en las frías calles hasta que me encontró la directora de un orfanato y me acogió, a los 15 años escape, pues al ser ya "grande" nadie me quería. Lo único que se de mi papá  es que tiene ojos grises, lo sé porque mamá me dijo que los herede de él. Cuando escapé me uní a bandas y me enseñaron a defenderme, ahora tengo 17 años y soy una asesina, mato personas por dinero y diversión, yo no era así, ellos me obligaron a ser así.

De la nada vi 8 pares de ojos que me miraban desde las sombras, me miraban fijamente, viendo todo desde la oscuridad.

SOY UN MOUSTRO Y ES GRACIAS A TI

Desperté alarmada, había soñado otra pesadilla, mire mi celular y eran las 5 am, todavía faltaba mucho para entrar a la escuela, recordé todo lo que estaba pasado, la investigación. La casa de los Hamilton, la balacera, y encontrar a esos 7 en mi departamento; y entonces recordé los par de ojos que soñé, eran idénticos a los ojos de ellos... Y otros que también me eran conocidos, pero, ¿De quien?, cerré los ojos, solo estoy pensando estupideces, sacudí la cabeza. Me levanté y me puse a recoger un poco mi apartamento, con dificultad por mi pierna, limpie un poco, recogí las latas de cerveza y aspire todo el departamento, lave los trastes y desayune fruta con linaza y chocolate. Lave lo que ensucie y me dispuse a arreglarme.




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