Ángel Caído

Capítulo V - Una visita del pasado

No pude disimular el mal trago que resultó para mí el recibir esa carta, y creo que todo el mundo pudo notarlo en mi maravillosa expresión. Tanto Leon, como Támara y Karen no pararon de preguntarme si me sucedía algo, pero no tuve más opción que excusarme detrás del interrogatorio de hoy. 
Aunque bien, el interrogatorio fue bastante desafortunado, definitivamente me importaba muy poco en comparación a la carta que había recibido, ya que ahora se habían confirmado mis sospechas, y es que la desaparición de Ryan tiene que ver con el otro mundo… Porque de lo contrario ¿Cómo sabría lo ocurrido en la casa de la abuela? Si no tiene nada que ver con los Guardianes y el hecho de que ese día me besó un demonio ¿A qué otra cosa se podría referir? 
De solo plantearme la cantidad de preguntas que aparecían en mi mente sin orden alguno me dolía la cabeza. Mi mal humor era notorio, y no quise dar muchos detalles al respecto, pero la verdad creo que solo sentía verdadero terror… ¿Esto tiene algo que ver con el secuestro de Ryan? O ¿Son simples hechos aislados uno del otro? Parece imposible que sea así, es muy ingenuo pensar que es así. 
- ¡Lyla! – Támara llamó mi atención subiendo un poco su tono de voz. Al parecer Leon y Támara me estaban hablando y yo no les había prestado ni la más mínima atención - ¿Escuchaste lo que acabo de decir? 
-No – respondí con sinceridad, arrepintiéndome inmediatamente al ver la expresión de preocupación en el rostro de mis Guardianes - ¿Qué decías?  
-Ly – Leon se acercó un poco más a mí y me tomó de los hombros con la mayor delicadeza que le fue posible – No pienses más al respecto, las cosas se resolverán… Prometo que yo haré hasta lo imposible para que te desvinculen del caso de Ryan. 
-Aun así… Ryan sigue desaparecido y creen que es mi culpa – Sinceramente no me asustaba ir a la cárcel, me tenía preocupada en sí era la desaparición de Ryan, y más aun sabiendo que tenía que ver con el otro mundo… y conmigo. Tenía que ver conmigo porque de lo contrario no me estarían llegando notas anónimas con indirectas. 
- ¿Estás segura de que no hay algo más detrás de toda tu preocupación? – Me cuestionó mientras fijaba su mirada en la mía – Porque de ser así, puedes decírmelo – En ese momento me helé, no sabía cómo responder porque sentía que un par de palabras más y me descubriría. 
Leon me conocía bastante bien, se le debe hacer raro que de un día para otro, habiendo desaparecido Ryan hace ya algún tiempo, yo esté tan ausente y preocupada… Incluso debe sospechar aún más al escucharme decir que no me importa que me vinculen legalmente con el caso.  
-Simplemente todo esto hizo que se abrieran viejas heridas – contesté con desgana y apartando la mirada de los penetrantes ojos de mi novio. No quería que conocieran la verdad, porque si lo hacían ya no habría forma de ayudar a Ryan, pues mis Guardianes pensarían que es demasiado peligroso y amenazante para mí… Y si yo no lo ayudo ¿Quién lo hará? La Agencia de Guardianes incluso estaría agradecida de que borraran del mapa a uno de sus únicos cabos sueltos. 
- ¿Viejas heridas? – Preguntó Leon sin entender muy bien a qué me refería. 
-Sí… - Contesté sin mirarlo – Sea como sea es una persona importante para mí – Un silencio incómodo se instaló entre nosotros. Al subir la mirada pude notar que había herido a Leon con aquello, sus ojos me decían todo. Inmediatamente me arrepentí de lo que acababa de decir, pues incluso yo lo interpretaría mal – No… - Lo quise arreglar, pero fui interrumpida por el carraspeo de Leon. 
-No te preocupes – Acarició mi mejilla y trató de disimular su gesto dolido – Te entiendo, y haré lo que esté en mis manos para que Ryan vuelva, si solo así te sentirás mejor – Me lo dijo como si me estuviera haciendo una promesa. 
-Sabes que te amo – Le dije tratando de disipar cualquier demonio que viviera en su cabeza - ¿Lo sabes? 
-Lo sé – Dijo mientras que tomaba mis manos y las besaba suavemente, para luego bajarlas y entrelazar nuestros dedos – ¿Vamos a casa? – Preguntó mientras me dedicaba una sonrisa, aunque su sonrisa no me pareció muy sincera. 
-Ya se está haciendo tarde – Intervino Támara por primera vez durante toda la discusión. Por un momento había olvidado que ella se encontraba ahí, y me sentí completamente apenada de que presenciara todo aquello. 



Me encontraba caminando de un lado al otro dentro de mi habitación, esperando a que Leon llegara como todas las noches. Estaba bastante ansiosa luego de nuestra última conversación, definitivamente no quería que esa conversación terminara así, pero frente a Támara me era imposible continuarla.  
Durante la cena no podía hacer otra cosa que esperar a que terminara rápido, para poder subir a mi habitación, que todo el mundo se fuera a dormir, para al fin poder tener un momento a solas con Leon… Claro que hasta cierto punto podía ser contraproducente, sobre todo si soltaba alguna pista de la situación con las notas. Tendría que rodear el terreno con discreción, pero dejándole claro a Leon el cómo me siento hacia él. 
Me senté en el borde de mi cama y respiré profundamente intentando calmarme, porque, no era para tanto… ¿O sí? Mientras me planteaba la importancia que podía tener o no el que mi novio pensara que seguía enamorada de mi exnovio, me sorprendí al escuchar que mi puerta se abría. 
Al voltear me encontré con Leon, quien entraba cuidadosamente como todas las noches a mi habitación, cerrando la puerta detrás de él. Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no reparé en la presencia de Leon hasta que ya estaba dentro de mi cuarto. 
-Lo lamento ¿Te asusté? – Me preguntó al ver mi reacción. 
-No – Negué rápidamente con mi cabeza – te estaba esperando. 
-Sí, como todas las noches… - Dijo divertido mientras que se acercaba hasta donde me encontraba, sentándose a mi lado en la orilla de mi cama – Aun así, me pareció verte pegar un brinco. 
-Quizás – admití – Me distraje por un momento, estaba pensando… 
-Últimamente te he encontrado bastante pensativa – me interrumpió - ¿Me quieres contar qué está pasando? – posó sus ojos en los míos, mirándome fijamente, como si quiera extraer toda la verdad que pudiera encontrar en ellos. 
-Creí habértelo explicado todo hoy – Me escudé débilmente, golpeándome mentalmente al recordar que justamente quería aclarar ese punto y no recalcarlo. 
-Sí, pero por alguna razón siento que me falta algo de información – se hizo el pensativo mientras que miraba el techo distraído y cruzaba sus tobillos en una posición aparentemente relajada.  
-No te estoy entendiendo – Me hice la tonta – No sé qué más quieres escuchar. 
-Quiero escuchar la verdad – Suspiró cansado – Lyla soy tu Guardián, es cierto, pero también soy tu amigo y tu novio, puedes hablar conmigo sin importar nada más, puedes contarme lo que quieras… Yo siempre te voy a ayudar y socorrer. Me desvivo por eso. 
-Lo sé – Dije dedicándole una sonrisa ladeada. 
-Te conozco ¿De acuerdo? Y no quiero parecer paranoico, pero siento que estás guardando algo bajo la mesa – Pasó su mano por su cabello desordenándolo así un poco – No me gusta verte así, quiero ayudarte, pero no sé cómo hacerlo porque no sé de qué va todo esto. 
-Bueno está bien – Cedí al fin, no podía seguir mintiendo – Hoy solamente quería aclararte que me gustas y mucho, que no siento nada parecido por Ryan, y no quería que pensaras lo contrario… Pero, creo que también te debería decir que… -Fui interrumpida, de nuevo, por el ruido de la puerta. Esta vez no se trataba de Leon obviamente, y en lo único que podía pensar era en la palabra “Catástrofe”. 
- ¡Vaya! Sí que se ven a gusto – Al escuchar la voz de mi madre mi sangre se heló.   
-Puedo explicarlo – Dije mientras que me volteaba de lleno hacia la puerta. En la entrada de mi habitación se encontraba Kendra junto a DOS OFICIALES DE LA POLICIA (o al menos eso parecían por sus uniformes). 
-No hace falta – Me miró con frialdad – Por favor llévenselo, irrumpió en mi casa sin mi consentimiento. 
- ¿Qué haces mamá? – Pregunté completamente sorprendida y fuera de mí. Había estado tan concentrada en la conversación que no presté atención a nada más, no sentí el revoloteo de los cuerpos por la casa, y mucho menos sentí que se acercaban a mi habitación. 
-Oficiales por favor procedan – los apremió ignorándome completamente. Mi sangre comenzaba a hervir de pura rabia, no podía creer que mi madre hubiera llegado tan lejos… Es más, ¿Cómo rayos se enteraron? 
-No pueden llevárselo – Dije mientras que me levantaba y me paraba frente a Leon protegiéndolo con mi cuerpo – Es mi novio, no es ningún extraño – A los oficiales se les notaba realmente incomodos con la situación.  
- ¿Acaso no me están escuchando? – Preguntó con obstinación mi madre a los dos hombres frente a mí, que se habían detenido al escuchar mi declaración.  
-No puedes… - Dije ya con mis ojos cristalizados de pura frustración, pero fue interrumpida al sentir la mano de Leon detrás de mi espalda. 
-Solo son oficiales Lyla, hacen su trabajo – Susurró Leon en mi oído, para luego depositar un tierno beso en mi mejilla y adelantarse, saliendo detrás de mí, y entregándose por sí mismo a la policía. 
No sabía qué hacer o a quién llamar, y sinceramente me importaba muy poco inundar esta habitación para apagarle esa sonrisita maliciosa a mi madre, que seguramente creía que me estaba dando una gran lección. Ella no podía entender que Leon era mi Guardián, y que hacíamos esto desde hace mucho tiempo porque es su obligación mantenerme vigilada las 24 horas del día.  
Aunque ya estaba bastante molesta, todas mis alarmas se empezaron a encender cuando vi que el oficial colocaba los brazos de Leon detrás de él y lo esposaba, como si fuera un criminal al cual temer. Poco a poco mi pulso se desbocó, podía sentir la sangre bombear por mi cuerpo y un pitido ensordecedor se instaló en mis odios…  
Lo siguiente que supe fue que todas las tuberías de mi baño reventaron disparando chorros de agua en todas las direcciones, y claro que no era normal, claro que yo estaba manipulando aquello. Pude escuchar a mi madre gritar y a los policías desorientarse. Quería sentir satisfacción al ver a mi madre y a los oficiales completamente empapados, pero antes de que pudiera hacerlo me topé con la mirada de Leon, y en resumidas cuentas parecía estar reprendiéndome. 
De repente todo el desastre cesó, o más bien, yo hice que cesara. Leon me miró y sonrió con tranquilidad, con esa sonrisa de seguridad y despreocupación que solo él conocía. Supongo que me quería decir que todo estaría bien, que si él no estaba preocupado yo no debía estarlo… Sinceramente, aunque ya no pensaba utilizar mis poderes de manera irresponsable e irracional, aun me sentía atropellada por mi madre ¿Llamar a la policía? ¿De verdad? 
Solo pude mantenerme impasible mientras observaba cómo se llevaban a mi novio, esposado, a la comisaria (o eso suponía yo). 
- ¿Por qué hiciste todo esto? – Le pregunté a mi madre que miraba desorientada el desastre de tuberías rotas y agua. No sé qué me molestaba más, el hecho de que llamara a la policía para sacar a Leon de la casa, o el hecho de que me esté ignorando deliberadamente justo ahora después de hacer lo que hizo - ¡Préstame atención! – Dije alzando un poco la voz, consiguiendo así que me mirara.  
-Lyla More – Dijo mi madre con rabia contenida - Debo admitir que me sorprendió un poco ya que por lo general no deja ver sus emociones – ¿Enloqueciste? No dejas de meterte en problemas, uno detrás del otro, incluso antes de que muriera tu hermana ya empezaste con tu historial, así que no uses a Katherine de excusa para justificar todo lo que has estado haciendo ¿Cómo te atreves siquiera a levantarme la voz? – Eso fue un golpe bajo. Me dolió. 
- ¿Por qué metes a Katte en la conversación? Yo nunca la he utilizado de excusa – Repliqué – Me sorprende que ahora estés tan encima de mí, luego de abandonarme durante meses ¿Por qué ahora? ¡No había necesidad de hacer todo esto! 
-Estás completamente fuera de control – Dijo mi madre controlándose nuevamente, ya volvía a ser la fría abogada de siempre – No me queda otra opción que tomar cartas en el asunto – Fue todo lo que dijo ignorando completamente lo que le había dicho anteriormente. 
- ¿Cómo si quiera te diste cuenta? – Pregunté completamente curiosa, fuera de la rabia, no entendía cómo Kendra se había dado cuenta justamente hoy. 
-Instalé cámaras en tu habitación luego de que saliste del interrogatorio y volviste al Colegio – Confesó sin remordimiento alguno – Tenía mis sospechas de que algo raro estaba pasando. 
- ¿Cámaras? – Pregunté sin entender, completamente consternada - ¿Dijiste cámaras? – Pregunté de nuevo, pero esta vez asimilándolo y mirando desesperadamente todas las esquinas de mi habitación buscando encontrarlas - ¡Es una completa falta a mi privacidad! Si tenías alguna duda sobre mi situación sentimental me pudiste haber preguntado. 
-Falta es la que cometiste al meter a un chico a tu habitación, chico que no conocía, y recién me voy enterando que es oficialmente tu novio – Dijo mi madre. No podía destruir sus argumentos sin hablar del otro mundo, por lo tanto, no tenía cómo defenderme.  
-No es como piensas – Dije de repente muy cansada - ¿Por qué simplemente no preguntaste? 
-¿Preguntar? – Inquirió indignada – ¡Debías contármelo! 
-¡No te tengo confianza! – Dije ya exasperada – No te entiendo, casi nunca te veo. 
-No me importa lo que digas ahora – Me interrumpió – Y te advierto que de ahora en adelante las cosas serán muy diferentes en esta casa – Se acercó hasta donde yo estaba y estiró su mano frente a mi como si me estuviera pidiendo algo, y yo como una completa estúpida me le quedé mirando sin entender. Al cabo de un momento suspiró – Tu teléfono – Me dijo al fin con su voz carente de emoción. Ya volvía a ser la Kendra de siempre. 
- ¿Mi teléfono? – Pregunté sin entender. Claramente entendía que quería que le diera mi teléfono, lo que no entendía era por qué se sentía con el derecho de quitármelo - ¿Por qué? – Me miró desafiante. 
-Parece que has olvidado lo que es el respeto y cómo funcionan las cosas en esta casa – Sus palabras parecían una advertencia – Todo lo que tienes ahora, no es tuyo, es mío porque yo lo he comprado – Realmente este teléfono lo compró Leon, pero, no había forma de explicárselo. 
En silencio saqué el teléfono del bolsillo de mi jogger y se lo entregué. No quise agregar ni una palabra más, pues sea como sea no tenía nada bueno que decirle, y al fin y al cabo era mi madre. Además, entiendo lo molesta que puede estar al encontrar a mi novio en mi habitación durante la noche (y más con los normas morales que ella nos imponía), Pero, me molesta la hipocresía de querer volver a ser quienes éramos antes cuando hace meses que yo realmente no he convivido con mis padres, fui prácticamente abandonada. Bueno, abandonada hasta ahora, al parecer. 
-Bien – Fue todo lo que dije, controlando igual que mi madre todas mis volátiles emociones.  
- ¡Pero qué desastre! – Dijo mi madre sin dirigirse a nadie en específico mientras miraba a su alrededor. El agua nos llegaba a los tobillos, y no me imaginaba cómo estarían los pisos inferiores. 
-Aunque fueron las tuberías de mi baño… No puedes culparme de esto también ¿O sí? – Dije con maldad concentrada y burla escondida. 
-Guarda silencio – Dijo irritada – Llamaré para que arreglen esto – Luego de decir aquello salió a paso firme de mi habitación… Bueno, lo más firme que pudo con toda esa agua ralentizando y entorpeciendo sus pasos.  
Como sospechaba, aquello era más grave de lo que creía mi madre, y es que la presión que ejercí para reventar las tuberías de mi habitación sintió de igual forma el resto de tuberías de las dos plantas. Nadie se explica qué sucedió, pero mi madre estaba completamente convencida de que podía demandar a la compañía de agua, a la administración del edificio, o a quién sea que manejara la presión con que se distribuía el servicio. 
Como el agua salía de la entrada del departamento y se colaba por las salidas de emergencia, no dejamos de recibir quejas el resto de la madrugada. Luego de darse por vencida, mi madre me pidió que hiciera las maletas pues nos quedaríamos en un hotel hasta que se resolviera todo. 
Me sentía culpable, pues después de todo lo había hecho en un impulso de rabia, y por no saber controlarme la había armado realmente. Pero no mentiré diciendo que me arrepiento del todo, ya que en este preciso momento no podía dejar de pensar en Leon y en buscar la forma de comunicarme con él.  
Quería escribirle a Támara desde mi notebook pero mi madre me agarró con las manos en la masa y me la quitó. Por tanto me encontraba incomunicada, y no encontraba la forma de escaparme para tocarle la puerta a mi Guardiana ya que todo el mundo se encontraba en esa entrada secando el desastre. 
A estas alturas ya Támara debe haberse dado cuenta de la inundación de mi departamento, así que solo era cuestión de tiempo para que  viniera a buscarme… O eso creía, porque las horas pasaron una detrás de otra y nunca sonó el timbre de mi casa.  



A la mañana siguiente y con unas ojeras impresionantes mi madre se dispuso a llevarme en su auto al Colegio. 
-Creo que ni siquiera es necesario que lo diga – Comentó luego de varios minutos – Pero tienes prohibido salir con ese chico – Desde temprano estaba intentando controlar mi rabia hacia Kendra, pero sinceramente me lo estaba poniendo difícil. 
-Ya estoy algo grande para eso ¿No crees? – Traté de mantener mi voz neutra. 
-No me retes – Dijo amenazante – Obedéceme ahora, porque luego no seré tan comprensiva - ¿Estaba siendo comprensiva? 
-Mamá – Suspiré rendida - ¿Por qué no intentas conocerlo antes? Lamento mucho dejar que entrara en mi habitación por las noches, sé que no es correcto y aunque no tenga una explicación para darte te puedo asegurar que no es lo que piensas. 
-Una disculpa no es suficiente Lyla, debes ser castigada por tus acciones – Lucia bastante tranquila, aunque por dentro debía estar por explotar una bomba – Estoy muy decepcionada de ti, aunque ahora entiendo de dónde provenía toda esa rebeldía.  
-Leon no es un mal chico y yo estoy… 
-Averigüé que dejaste las clases de gimnasia y la natación, hace más de un año – Soltó interrumpiéndome  – No has hecho más que mentirme todo este tiempo. 
-¿Es eso realmente importante? – La miré sin comprender a dónde quería llegar – Recién te enteraste de todo esto y ¿Por qué? ¿Yo no te lo quise contar? ¿O quizás sea el hecho de que me abandonaste hace tantos meses que no pudiste ni siquiera notarlo? – Mi madre detuvo el auto de golpe, y al darme cuenta ya nos encontrábamos en el estacionamiento del colegio. 
-Solo son excusas para encubrir tus acciones – No se rendía. De acuerdo que dejé mis actividades extra curriculares, pero en parte fue porque debía entrenar con mis Guardianes y en otra porque luego de la muerte de Katte no tenía disciplina para hacer nada… Además… 
-Todo lo que quería hacer era llamar la atención de ustedes – Mi madre me miró sin comprender – Salí de noche, llegaba completamente ebria a la casa, bajé mis calificaciones, falté a clases, me metía en problemas y todo para llamar la atención de ustedes ¡Y no sirvió de nada! Porque ni tú ni papá volvieron a casa, no contestaron mis llamadas y me hicieron completamente a un lado… Al punto de que aun ni siquiera sé nada de él – Cuando comencé a hablar de mi padre el ambiente se volvió tenso – A mí también me dolió la muerte de mi hermana… Y tuve que pasar por todo aquello sola, sin ustedes, y ahora que estoy bien quieres volver y fingir que nada ha pasado, que las cosas sean como antes… 
-Lyla…  
-No sé cuáles fueron tus razones – Dije al fin al borde de las lágrimas – Pero nunca me las quisiste explicar – Utilice la manga de mi suéter para secar mis ojos -  y quizás me vea muy tonta y débil en este momento, una razón más para que te sientas decepcionada de mí… Pero no tienes ni idea de todo lo que me ha pasado. 
-Todos sufrimos Lyla – No entendía cómo conseguía mantenerse tan serena ¿Acaso no le importaba? ¿No era obvio que le estaba hablando con sinceridad? – No es una excusa… 
-Bien – La interrumpí mientras tomaba mi bolso – Volveré a las clases de gimnasia si eso es lo que tanto te importa – Le dije completamente irritada y frustrada – Volveré a actuar como un robot si eso es lo que quieres – Abrí la puerta del auto y salí – Pero nunca dejaré a las personas que amo para que tú consigas demostrarte a ti misma que aun tienes alguna autoridad sobre mí – Luego de eso cerré la puerta y no esperé a que me respondiera para irme. 
No sé qué sucedía, pero desde ayer he tenido todas las emociones a flor de piel, no sé si fue el interrogatorio, las notas sobre Ryan, el hecho de que no tengo idea de dónde están mis Guardianes o la toxica relación que mantengo con mi madre, pero no he conseguido calmarme… Y todos sabemos lo que sucede cuando no me puedo controlar. 
Comencé a caminar tratando de controlar mis respiraciones y cuando creí que las cosas no podían empeorar una Vanessa bastante alterada se cruza en mi radar y se acerca peligrosamente a dónde yo me encuentro.  
-Este no es el momento… - Intenté detener lo que sea que quisiera intentar pero… 
-¡¿Sabes dónde está no es así?! - Vanessa me increpó de la nada. Traté de mantener la calma para no llamar mucho la atención, claro que si esta chica no estuviera soltando tales alaridos sería más sencillo.  
-Te dije que no te me acerques - Le dije secamente - No entiendo de qué me estás hablando – Aunque sinceramente sí que me hacia una idea. 
-¡De Ryan! – Ay por Dios - Solo quiero saber si tú lo sabes - Realmente parecía desesperada, o era una muy buena actriz o amaba de una manera irracional y obsesiva a Ryan.  
-No lo sé - Me limité a contestar.  
-De cualquier forma no me lo dirías - Me acusó - ¿No es así?  
-Si estas tan segura no entiendo ni siquiera para qué me preguntas - le contesté con desprecio - aléjate de mí – Dije al borde de mi compostura mientras me alejaba de ella. 
-Tú… - Vanessa estaba cada vez más alterada, y bueno, yo estaba cada vez más irritada, lo que no me ayudaba mucho a mantenerme calmada.  
-Buenos días – Apareció Karen con un café en sus manos – Vanessa, veo que empiezas las mañanas con mucha energía – soltó con evidente ironía. 
-No estoy hablando contigo… - Comenzó de nuevo Vanessa. 
-Sí, sí – La interrumpió Karen – Andando loca – Dijo mientras tomaba a Vanessa del brazo y se la llevaba lejos. Yo me quedé ahí, petrificada por un momento sin dar crédito a lo que acababa de suceder.  
Una vez perdí de vista a Vanessa comencé a avanzar en dirección contraria, hacia mi casillero, alejándome de las miradas indiscretas de algunos estudiantes.  
A Vanessa le encantaba llamar la atención, claramente la palabra discreción no estaba en su diccionario, ni tampoco la palabra integridad o sensatez, pero eso ya era otro tema. Fuera de todo lo anterior, creo que realmente le afectaba lo de Ryan.  
Mientras que contemplaba la posibilidad de que Vanessa no quisiera solo llamar la atención sino encontrar respuestas, me dispuse a abrir mi casillero, solo para encontrarme con una desagradable sorpresa.  
Una notita pegada al fondo de mi casillero llamó mi atención, su apariencia similar a la nota anterior presagiaba algo malo.  
Arranqué la nota y la guardé en mi bolsillo sin leerla. Cerré mi casillero de golpe y me recosté contra él dejándome escurrir hasta el piso. Estaba agotada mental y emocionalmente de todo, y cada vez estaba más preocupada por Leon, sin contar el hecho de que Tamara no aparecía por ningún lado. 
-Parece que no es tu mejor día – Paulo se encontraba en frente de mi a mitad del pasillo – y tampoco tu mejor noche… Mira esas ojeras. 
-Bueno, no puedo negar que tengas razón – Respondí bastante irritada. 
-¿Dónde están tus Guardianes? – Me cuestionó al verme completamente sola. 
-Leon está encarcelado en algún lugar y Támara… Támara debe estar debajo de alguna roca porque no la encuentro – Logré contestar. Soltó una risita disimulada mientras se acercaba y se sentaba a mi lado – No estoy bromeando. 
-Por como luces te creo – Dijo burlón – Mírale el lado positivo a las cosas… Ahora tenemos tiempo. 
-No estoy de humor para chistes… 
-Mis Guardianes creen que aún estoy en el baño por un dolor estomacal y los tuyos no se encuentran cerca…  
-¿Te duele el estómago? – Lo cuestioné inspeccionándolo mejor, dándome cuenta que lucía de maravilla. 
-Obviamente no – Respondió con simpleza, como si fuera lo más normal del mundo – A veces miento para escaparme y tener unos minutos de libertad. 
-Genial… ¿A dónde pensabas escaparte en el baño? ¿Querías irte por el excusado? 
-Pensaba ir al claro detrás del Colegio… - ¡Vaya que me trae recuerdos ese claro! – Y fumarme algo. 
-Vaya… ¿Fumas? – Pregunté verdaderamente intrigada. 
-No – Se encogió de hombros – Pero ya lo probé una vez, y no veo por qué no hacerlo ahora. 
-Yo sí veo el por qué no deberías… - Traté de comenzar mi discurso. 
-Ya no importa – Me interrumpió – Ya idee mejores planes – Mientras dijo esto me miró de manera significativa. 
-Sabes que tengo novio y no quiero engañarlo ¿Cierto? – Inquirí rápidamente. 
-No se trata de eso – Dijo mientras descartaba el pensamiento con su mano, como si dispersara niebla frente a nosotros – Tengo más información sobre el libro que me entregaste. Vamos al claro y hablemos al respecto. 
Sinceramente estaba pensando en buscar a Támara a como diera lugar, pero la oferta de Paulo me caía como anillo al dedo, demasiado tentadora y oportuna para rechazarla.   
Sonreí significativamente y con complicidad mientras me levantaba de un salto. Paulo rápidamente me siguió y comenzamos a trotar a un ritmo lento hacia el claro, apurándonos para que nadie nos atrapara en el camino. 



-Necesito que vayas al grano – Dije mientras que me sentaba en un viejo tronco mohoso en una orilla del claro – Debo resolver muchos problemas. 
-Problemas que pueden ser resueltos en orden… Yo necesito que te concentres en lo que te voy a decir – Me dijo Paulo mientras su expresión se tornaba más seria, 
-Parece que es serio – Comenté ya sin muchos ánimos de bromear. 
-Y lo es – Me aseguró – Confirmé cierta información… Te secuestraron desertores y había un demonio implicado. 
-Nada nuevo… 
-Nada, exceptuando el hecho de que uno de aquellos desertores secuestró a una Guardián con apellido muy influyente hace algunos años atrás, y terminas saliendo con el fruto de esa relación tan desdichada. 
-Más que un secuestro creo que fue voluntario. 
-Las historias nunca serán exactas – Hizo que guardara silencio con un gesto – lo importante es que cualquiera de las versiones termina igual. 
- ¿Cómo terminan? – Lo cuestioné – ¿Estás seguro de que esta información es correcta? 
-Muy seguro – Ratificó – Todas las versiones determinan que Ryan es un Gurdián híbrido, aunque tratado como desertor al igual que su padre. Así que tienes un punto confirmado: Ryan efectivamente es hijo de un desertor y de una descendiente de los Northom. 
- ¿Algo más? – Lo cuestioné intentando llevarlo al límite. 
-Me enteré de algunas cosas que podrían ser de utilidad – Dijo Paulo mientras levantaba sus hombros tratando de restarle importancia – Una de ellas es que Ryan, días antes de su desaparición, notificó a la agencia que su padre biológico había intentado comunicarse con él… 
-¿Qué?  
-La agencia pasó su aviso por debajo de la mesa – Paulo negó con la cabeza – Días después Ryan desapareció. 
-Maldita sea – Dije tomando mi cabeza entre mis manos, confirmando al fin mis sospechas luego de recibir esa nota, y recordando por fin el extraño sueño que tuve la noche que Ryan intentó comunicarse conmigo - ¿Algo más? – Cuestioné al fin. 
-Nada más relacionado con Ryan, solo que hubo un gran revoloteo reciente de Guardianes desertores en varios puntos a nivel global, pero no conseguí ninguna información concluyente sobre eso – lo pensó por un momento – Aunque sí debo advertirte, que algunos ingresaron al país recientemente, y por alguna razón siento que tiene que ver contigo. 
Esta intentando colocar en orden mis ideas cuando recordé la pequeña nota que me dejaron en el fondo de mi locker. 
-Espera un segundo – Dije mientras buscaba frenéticamente en mi bolsillo y en mi bolso. Hasta que al fin la encontré – Hoy me llegó otra de estás… 
-¿Qué es eso? – Preguntó Paulo mientras me veía desenrollar la pequeña nota. 
-Las he estado recibiendo desde hace días – Dije mientras negaba con mi cabeza incrédula – Al principio creí que simplemente se estaban burlando de mí, pero ahora… - Leí el contenido de la nota en voz alta antes de que mi cerebro procesara el significado - ¿Aun no sabes quién soy? Veámonos: Varas menas 8570. 
-De acuerdo… - Paulo lo pensó por un momento – Creo que es peligroso. 
-¿Existe alguna posibilidad de que sea Ryan? – Pregunté sin saber qué pensar. 
-¿Las cartas anteriores también fueron escritas en primera persona?  
-No – Dije dándome cuenta de que era demasiado obvio que no era Ryan, al menos no del todo… - Pero creo que quien sea que las escribe, tiene contacto reciente con él… 
-No puedes estar segura – Razonó Paulo. 
-Piénsalo – Dije a la vez que unía todas mis ideas – Hay ingresos de Guardianes desertores al país, el padre de Ryan trata de comunicarse con él y luego de eso desaparece, todas las notas que he estado recibiendo con información que solo Ryan podría conocer… 
-¿Existe alguna posibilidad que se haya aliado con su padre? – Preguntó Paulo. 
-Ninguna – Aseguré rápidamente – Lo odia. 
-Bien, imaginemos que lo secuestró su papá – Comenzó Paulo – El que busque contactarse contigo revela claras intenciones ocultas… Posiblemente de venganza – Terminó alarmado. 
-Posiblemente – Concordé pensativa. 
-Esto es demasiado – Dijo mientras caminaba alterado de un lado al otro – Debemos pedir ayuda… 
-¿A quién? – Lo cuestioné – La ultima vez la agencia le dio la espalda, incluso lo ignoró cuando avisó sobre la situación con su padre. 
-Lo sé – Me miró seriamente – Pero no podemos hacer nada nosotros ¿Acaso olvidas lo que pasó la ultima vez? 
-Por supuesto que no lo olvido – Dije ya casi al borde de la desesperación – Pero no puedo simplemente ignorarlo… 
-Prométeme que no irás ahí sola – Me pidió suplicante – Prométeme que esperarás a que consiga más información acerca de esa dirección y pongamos al tanto a nuestros Guardianes… 
-Pero Paulo… 
-Debes ser sensata, no esta solo tu vida en riesgo ¡También esta la de Ryan! No podemos solos… - Cerré mis ojos mientras el nudo que se había formado en mi garganta apretaba más y más. Realmente tenía un mal presentimiento. 
-Bien – Dije mientras suspiraba al fin – Tienes razón – Paulo soltó de golpe el aire que parecía estar conteniendo y me miró aliviado. 
-Juro que resolveremos esto – Dijo mientras me tomaba los hombros en un gesto reconfortante – Todo saldrá bien… 
Desde el punto de vista de Leon 
Pasé toda la noche compartiendo celda con un sujeto que no parecía poder parar de hablar. Creo que estaba demasiado nervioso al ser su primera vez en un lugar así. A estas alturas creí que recibiría alguna señal de Támara, pero hasta el momento nada. 
-Oye – Le grite al guardia regordete que “vigilaba” las celdas (lo único que hice fue escucharlo roncar toda la noche) - ¿No tengo derecho a una llamada? 
-No tengo esas instrucciones – Me respondió reprimiendo un bostezo – Pero te trasladaran en un momento a la sala de interrogatorios. 
-¿Interrogatorios? – Dije mientras levantaba una ceja - ¿De verdad? – Bufé. 
Pensándolo bien, esa no fue la mejor presentación para conocer a tu suegra, y conociéndola por boca de Lyla y Karen, mínimo me demandaría. 
-No tientes tu suerte chico – Me contestó el guardia – El detective Bronce es quien quiere hablar contigo. 
Poco a poco todo comenzó a cobrar sentido, por eso me retuvieron toda la noche, por eso me han negado mi llamada, lo único que no me explico es el por qué aun Támara no se ha comunicado conmigo… Esto significa que ni siquiera la agencia de Guardianes debe saber que estoy aquí. Pero, ¿Por qué? 

Desde el punto de vista de Lyla 
Llamé a Támara innumerable cantidad de veces desde el teléfono de Karen y no contestaba, ya comenzaba a perder los nervios nuevamente, y poco a poco el mal presentimiento que albergaba mi pecho fue aumentando. 
-Debes calmarte – Me dijo Karen preocupada. 
-Leon no ha vuelto – Dije inquieta – Támara no responde ni el teléfono – negué con mi cabeza incrédula – Algo está muy mal… 
-No lo sabes – Dijo mientras me abrazaba – Simplemente todo ha sido muy difícil para ti últimamente… 
-No entiendes – Me aleje de ella – Algo está mal… De verdad, tengo un mal presentimiento de todo esto. 
-Pongamos todo en perspectiva – Soltó – Las notas puede ser cualquier persona queriendo molestarte, lo del padre de Ryan no es algo nueva y no desapareció hace unos días, fue hace un mes… Si hubiera sido él ¿Por qué te escribiría esas notas ahora? 
-No lo sé… 
-Leon no ha vuelto porque esta detenido Lyla – Razonó – Sabes la influencia que tiene tu madre, quizás esto lo está manejando ella… Y Támara quizás está intentando solucionar todo éste asunto de Leon. 
-Eso tiene sentido… - Dije mientras respiraba profundo. 
-Lo tiene – Se acercó nuevamente a abrazarme y esta vez no me aparté, simplemente apoyé mi cabeza en su hombro – Te acompañaré a cada comisaria de la ciudad si es necesario ¿De acuerdo? 
-Gracias – Susurré. 
Karen y yo caminábamos apresuradas por los pasillos incluso antes de que sonara el timbre que anunciaba el termino de las clases, adelantábamos al tumulto de estudiantes que estaban saliendo de sus aulas. 
-Estacioné mi coche… - Karen se detuvo en seco, cosa que me hizo detener a mi. 
-¿Qué? – Dije y antes de que pudiera continuar Karen me tomó de la muñeca. 
-Ahí está tu madre – Miré alarmada en la dirección donde fijaba su vista. Efectivamente, Kendra me esperaba recostada en su camioneta con los brazos cruzados sobre su pecho. El auto estaba estacionado en toda la entrada del Colegio, era imposible escapar. 
-No lo puedo creer – Dije molesta. 
-Cálmate – Habló rápidamente mi amiga mientras me tomaba los hombros y me obligaba a mirarla a la cara – Si tu madre esta controlando todo esto necesitas hacerla bajar lo decibeles. 
-¿A dónde quieres llegar? – me sentía al borde con esta situación. 
-Debes manipular las cosas para que el juego esté de nuevo a tu favor – Hablaba rápido, como si no tuviéramos mucho tiempo… Pensándolo bien no lo teníamos – Eres lista Lyla, sabes que con fuerza bruta jamás podrás contra Kendra, sé más inteligente que ella… 
-Manipular a mi madre es imposible – Razoné mientras negaba con mi cabeza. 
-Quizás – Me sonrió gentilmente – Pero si hay alguien que podría hacerlo esa eres tú… Mantén la calma para que puedas ayudar a Leon. 
-Lyla – La voz de Kendra nos interrumpió - ¿Las interrumpo? – De hecho sí. 
-No – Dije mientras respiraba profundo. Karen tenía razón, debía poner el juego a mi favor. 
-No te preocupes – Karen susurró – Yo buscaré en las comisarias y te envío una paloma mensajera si es necesario. 
Asentí con mi cabeza disimuladamente. 


-¿Qué está sucediendo? – Pregunté al fin. 
-Voy a presentarte a unas personas – Dijo un tanto… ¿Nerviosa? 
-¿Qué personas? – La miré extrañada, pero no hizo más que ignorarme concentrándose en su teléfono. 
Luego de que me recogiera en el colegio Kendra condujo en extremo silencio hasta un restaurante. Nos encontrábamos en el último piso de un edificio con vista panorámica. Lo más raro del lugar es que las mesas del restaurante eran realmente apartadas, algo así como habitaciones ¿A quién estábamos esperando? ¿Por qué tanto misterio? 
Cuando las puertas se abrieron tres figuras masculinas entraron a paso ligero, todos vestían traje, y tenían un parecido bastante notorio, aunque eso no fue lo que llamó realmente mi atención… Lo que hizo que mis alertas se activaran fue que Edward era uno de ellos. 
-Hola – Saludó Kendra mientras se ponía de pie y besaba rápidamente al hombre que aparentaba más edad. 
Mi boca se secó al instante y todas las piezas encajaron en su lugar, esta no era más que una reunión para presentarme a su novio… ¡A su nuevo novio! 
-Hola chicas – Dijo el hombre que había besado a mi madre recientemente mientras le guiñaba un ojo y me tendía la mano – Me llamo Giovanni – Estaba de piedra, no podía hacer más que mirar su mano como si fuera un extraterrestre. 
-Lyla, te están saludando – Me instó mi madre. 
-Está bien – Dijo Giovanni mientras mostraba las palmas en son de paz – Debe estar sorprendida, no es su culpa. 
Seguía mirando a mi madre y al susodicho una y otra vez, sin entender muy bien qué estaba pasando, sin ignorar claro a los otros dos sujetos, entre los cuales se encontraba Edward. EDWARD EL RAHEA QUE CONOCÍ EN LA AGENCIA DE GUARDIANES. 
-Lyla sé que esta presentación es algo abrupta – Dijo mi madre, supongo que esa era su versión de una disculpa – Pero de alguna forma se adelantaron las cosas debido a las circunstancias. 
-¿Qué circunstancias? – Hablé al fin. Edward me miraba sorprendido, como si no esperara verme ahí. 
-Es que nos quedaremos con Giovanni por un tiempo – Me comunicó Kendra – Al parecer el problema de tuberías en el edificio es realmente grave y no podremos volver pronto. Giovanni se ofreció amablemente para que nos quedáramos con él… y su familia – Dijo mi madre mientras señalaba a los otros asistentes de la cena con una sonrisa bastante falsa. 
-Lyla te presento a mi hijo Tom y a mi hermano Edward – Apenas me fijaba en el tercer sujeto, el que lucía más joven. Iban a empezar a hablar, supongo que Tom haría su primer dialogo en escena pero me adelanté. 
-¿Qué hay de un hotel? – Dije, aun completamente entumecida. 
-¿Disculpa? – Giovanni me miró extrañado. 
-Mamá – Comuniqué claramente a quién me estaba dirigiendo - ¿Por qué no nos quedamos en un hotel? 
-La estadía va a ser realmente larga – Dijo pareciendo razonable – Y no puedes llevar una vida normal viviendo en habitaciones de hotel – Me sonrió de nuevo, pero esta vez había una advertencia en su mirada – No seria lo mejor para ti. 
¿Entonces lo mejor para mi era introducirme abruptamente en esta nueva y espectacular familia? Decirme de la nada que tiene una pareja, una pareja que al parecer es muy seria, obligarme a vivir con ella y su familia, y ni siquiera tener la decencia de contármelo antes para no parecer una completa estúpida en éste momento. 
-¿Lo mejor para mi? – Fue lo único que alcancé a decir. Realmente estaba completamente descolocada, no me esperaba esto. Quería gritar, levantarme e irme, decirle a ese señor que quitara esa sonrisita de su rostro porque no iba ser ni de chiste mi padrastro… Pero no pude hacer más que mantenerme ahí, congelada, impotente. 
-Lo mejor para ti – Finalizó mi madre. 
Había mandado a mi novio preso, posiblemente estaba haciendo todo lo posible por retenerlo ahí, se había estado comportando extraño, y ahora quería imponerme un padrastro. 
Claro… Este raro intento reciente de volver a tener el control de las cosas, de recuperar su vida estructurada, de querer recuperarme a mi obligándome a ser la pantomima que era antes… Todo fue por él. 
Todos pidieron sus platos, y yo me mantuve callada en mi puesto, Kendra tuvo que pedir por mi. Todos comieron pero yo no pude ni tomar un cubierto, me encontraba congelada en mi lugar, temerosa de decir o hacer algo y que ya no haya vuelta atrás. 
Ellos entendieron seguramente la gravedad de la situación, o por o menos sintieron la tensión, porque no se volvió a tocar el tema, y todos parecían estar ignorándome, fingiendo que nada estaba sucediendo. 
Desde el punto de vista de Leon 
-¿Necesita que le vuelva a decir lo mismo? – Pregunté ya cansado. 
-Solo quiero que me respondas las preguntas – Dijo con aparente calma el detective Bronce. 
-Y lo estoy haciendo – Respondí rápidamente – Solo que al parecer no estoy respondiendo lo que usted quiere escuchar. 
-Usted parece ser un chico inteligente señor Northom – Comenzó ignorando completamente mi comentario – Esta atravesando varios cargos, desde salir con una menor hasta allanamiento de morada ¿Quisiera agregar obstrucción a la justicia en su lista? 
-Cuando conocí a Lyla yo también era menor de edad – Objeté – No entré forzando ninguna entrada – Agregué – y no puedo decirle algo que no sé. 
-Le daré un momento para que reflexione sobre su situación – Dijo mientras se levantaba de su silla. 
-Detective – Lo llamé – No he comido durante todo el día, solo me han dado agua, ya son horas de interrogatorio ¿No cree que se está sobrepasando? 
-Puede traer a su abogado ya que se negó a aceptar el que le asignaba el Estado – respondió con simpleza – Mientras tanto le recuerdo que usted sigue detenido. 
-Detective – respiré profundo para no prender fuego a la habitación – Lyla no tuvo que ver con la desaparición de Ryan, no sabemos nada al respecto. 
Ignorándome completamente el detective Bronce salió de la sala, como ya lo había hecho varias veces durante el día de hoy. No sé qué planea, pero no tenía sentido el aquelarre que estaba armando. Solo se estaba aprovechando porque nadie había venido por mí… ¿Cuánto tiempo más tendría para su interrogatorio? La única razón que me mantenía aquí son exactamente los dos cargos: allanamiento de morada (no comprobada) y el salir con una menor (completamente refutable). 
Necesitaba que Támara se comunicara conmigo, o le informara a la Agencia para que me asignaran un abogado, pues dudo mucho que algún abogado de oficio que me otorgue la corte pueda defenderme y entender mi situación. 
Desde el punto de vista de Lyla 
Luego de la cena vinimos directamente a la casa del nuevo novio de mamá. Le prácticamente rogué a Kendra para que me dejara quedar con Karen y no tuve ningún resultado positivo. Por tanto, seguía completamente incomunicada. 
La habitación donde me quedaría se encontraba en el último piso de la casa y daba al patio trasero. Era bonita, de día debía ser bastante luminosa pues tenía una gran terraza que daba a la alberca. Todo estaba muy bien exceptuando que me sentía gravemente ofendida, molesta, frustrada y hasta un poco desesperada. 
Si Karen se había intentado comunicar conmigo no había posibilidad alguna de que lo viera, a pesar de que mis cosas estaban ya acomodadas en ésta habitación (cuando llegué ya estaban aquí), no había ningún dispositivo que se conectara a internet. Kendra se estaba pasando. 
-¿Hola? – Escuché una voz masculina a mis espaldas y un toqueteo débil en la puerta - ¿Puedo pasar? 
-Sí – Respondí con desgana. 
-¿Estás bien? – Edward me miró preocupado luego de ver mi semblante – Realmente me sorprendió verte hoy – Continuó al ver que no le respondía. 
-Créeme que a mi igual – Respondí con ironía. 
-Creo que la situación se manejó muy mal – Lo pensó por un momento - ¿La relación con tu madre siempre es así? 
-Siempre – Finalicé sin querer darle muchas largas. 
-No he visto a tus Guardianes ¿Está todo bien? – Tocó una tecla sensible, pero se iluminó mi mente. 
-¡Claro! – Respondí de golpe esperanzada - ¡Tú podrías ayudarme! – Me acerqué a la puerta y miré por el pasillo - ¿Dónde están tus Guardianes? 
-Abajo – Dijo con obviedad y un poco de burla. Supongo que lo decía porque nos venían acompañando desde la cena - ¿En qué te puedo ayudar? 
-Kendra hizo que detuvieran a León porque lo encontró en mi habitación y no sé nada de Támara – Le expliqué rápidamente ignorando el tonito de voz que utilizó anteriormente. Mientras más hablaba mayor era su cara de incredulidad – Necesito ayuda… Por cierto – Comenté mientras hacia memoria - ¿Por qué tus Guardianes parecen parte del servicio secreto? – Pregunté imitando su tono de burla. 
-Es más fácil que estén siempre a mi lado si digo que son mis Guardaespaldas – Lo dijo como si fuera lo más obvio del mundo – Así no suceden cosas como la detención de tu noviecito. 
-¿Y luego cómo explicas que te casarás con tu Guardaespaldas? – Lo pensé por un momento – Y peor ¿Por qué alguien cuya familia tiene tanto dinero sería tu Guardaespaldas? 
-¿Quieres que te ayude sí o no? – Respondió rápidamente evadiendo completamente el tema. 
-Sí – No tenía tiempo para esas cosas ahora, le daría rienda suelta a mi curiosidad en otro momento.  
Edward bajó a poner al tanto a sus Guardianes, supongo que se comunicarían con la Agencia, pero antes de irse me dejó su móvil para que pudiera hablar con Karen. Pero ¡Oh sorpresa! No me sé el número de nadie. Tuve que ingresar a mis redes sociales y llamarla desde ahí, pero obviamente no respondió, no pude hacer más que dejarle un mensaje con los datos y número telefónico de Edward. 
¿Estoy sorprendida de volverme a ver con Edward? ¡Sí! Pero no es el tema más importante justo ahora, ni siquiera el que mi madre tenga nuevo novio es el tema más importante de mi vida ahora. Aunque, ironías de la vida justamente mi madre tuvo que involucrase con una familia que tiene que ver con el otro mundo, justo como la de ella. 
Iba a seguir con mi desesperante línea de ideas, pero un estruendoso ruido me hizo voltear, el vidrio del ventanal de había quebrado. Miré en todas las direcciones asustada, sentí cómo los cuerpos corrían en mi dirección, debido al ruido supongo. Y no pude identificar otra causa que un ladrillo gigantesco en el piso de mi habitación. 
Miré consternada un segundo el ladrillo antes de notar que tenía algo amarrado de él. Una especie de sobre mal envuelto se encontraba junto al ladrillo. Sin pensarlo dos veces lo tomé de entre los vidrios y lo escondí en mi bolsillo trasero, al tiempo que entraban en mi habitación todos los habitantes de la casa. 
-No sé… - Dije rápidamente mientras mostraba las palmas de mi mano en señal de inocencia. 
-¡Inspeccionen el jardín! – Gritó Giovanni a los hombres trajeados que inspeccionaban la escena y mi madre me tomó del brazo y me alejó del ventanal completamente quebrado. 
Caminamos con paso apresurado a una habitación (de la que no me había percatado antes) y nos encerramos dentro de ella. Giovanni activó lo que parecía un sistema de seguridad, creo que esta habitación era una especie de bunker. 
-¿Qué sucede? – Preguntó mi madre nerviosa. 
-Tranquila querida – Se acercó Giovanni a mi madre y la tomó de los hombros – Todo estará bien, revisarán y nos avisarán si encuentran algo. 
-¿Qué es éste lugar? – Pregunté en voz baja. 
-Es un… Cuarto seguro – Respondió Edward, quién se encontraba a mi lado y no lo había notado. 
-Nunca había estado en uno… - Admití. 
El sobre en mi bolsillo trasero parecía arder, pero estoy segura de que era completamente psicológica la sensación. Por alguna razón sentía que esa carta era para mí y no debía compartirla. 
-Es normal que los políticos tengan una en sus casas – Razonó Edward. 
-¿Políticos? – Pregunté extrañada - ¿Quiénes son ustedes?  
-¿No sabes quién es Giovanni? – Me cuestionó Edward extrañado. Negué con mi cabeza lentamente aun desconcertada. 
-Nuestro apellido es Saint – Dijo esperando que entendiera - ¿No te suena Giovanni Saint? – Poco a poco mi cerebro comenzó a funcionar, y me parecía haber visto ese nombre en las noticias – Es un diputado de la Asamblea Nacional, y actualmente uno de los postulantes por la presidencia – Señaló mirándome como si fuera tonta – Está terminando su campaña, las elecciones son dentro de poco. 
-¿Así que por eso todo este escandalo? – Pregunté - ¿Tiene enemigos? ¿Lo podrían querer asesinar? – Pregunté nerviosa, sintiendo ahora que quizás este sobre no tenía nada que ver conmigo, pero no tenía el valor de sacarlo y avisar sobre la situación. 
-Lyla – Me retó mi madre – Cuida lo que dices. 
-Es una posibilidad – Razonó Edward ignorando a mi madre – Aunque muy extraña, se debe tener precaución. 
¿Mi madre quería ser la primera dama? ¿Es en serio? Miré a mamá sorprendida, sin comprender cuál era la necesidad de envolver su vida en política. Sé que se debía desenvolver con muchas personas así por su trabajo, pero, aquí y en China la política era corrupta, te volvías más propensa a los escándalos y vivir tu vida televisada ¿Por eso estaba tan preocupada porque yo me comportara? ¿Acaso Giovanni le pidió que controlara su situación conmigo para que no afectara su carrera? ¿Quería que viviéramos todos juntos para tener una pantalla de familia perfecta y ortodoxa delante del público? 
-Señor – Una voz sonó a través del panel – No hay nadie, al parecer solo fueron niños haciendo una mala broma. 
Salimos y lo único que escuchaba era a Giovanni hablando por teléfono y a mamá discutiendo con alguien sobre la seguridad de la zona. Edward y Tom estaban intentando apaciguar la situación diciéndonos que eso nunca antes había sucedido, que éste lugar era muy seguro, y que llegarían al fondo de todo. 
Cuando me cansé del drama me metí en uno de los baños de la planta superior, se supone que iban a limpiar los vidrios, y mientras reparaban el ventanal dormiría en otra habitación. Pero necesitaba ver de qué trataba todo aquello y no tenía tanta paciencia como para seguir esperando. 
Desenvolví el sobre, que era más un pergamino de lo mal envuelto que estaba y al principio mis ojos no dieron crédito a lo que veían. Mi sangre se heló y mi corazón dio un brinco, la desesperación invadió mi cuerpo. 
Era una fotografía, al principio no podía distinguir muy bien, pero luego identifiqué a Támara. Se encontraba en posición fetal sobre lo que parecían unas sábanas, creo que estaba inconsciente. La fotografía debió ser tomada recién, porque Támara tenía la misma ropa que usaba la última vez que la vi. 
Junto a la fotografía había un texto “Un incentivo para que nos visites. Varas menas 8570”. 
 




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