Lucía no pudo dormir en toda la noche, despertaba a cada hora sudando muy asustada. Ir al hospital había despertado sus temores y los recuerdos del accidente, su tía gritando y la sangre correr por su cabeza, estar inconsciente...todo eso ocasionó que no pueda descansar y faltara al trabajo en la mañana.
—Lucía ¿Qué tienes? Tus ojos están muy decaídos —preguntó Sofía preocupada mientras caminaban en el campus de la universidad.
—No pude dormir, apenas puedo abrir mis ojos —decía Lucía en tanto bebía sorbos de café.
—Pero, ¿Qué te está preocupando?
—Pues...creo que debe ser la charla que está próxima a realizarse, por el estado de salud de la maestra Lewis se retrasó el evento.
—En ese caso puedo darte algunas pastillas para que puedas tomártelas después, te ayudará a descansar —Lucía asintió y ambas llegaron a la sala de innovación y se sentaron al lado de Víctor.
—¿Qué pasó? Casi llegan tarde —preguntó un poco inquieto.
—Lucía no esta bien y caminamos despacio —respondió Sofía encogiéndose de hombros, Lucía miro a todos lados buscando a alguien y miro a Víctor.
—¿Samuel?
—Fue a recoger algunas carpetas para la charla que tienes pendiente —contestó un poco más relajado.
—Vaya, al menos no soy la única que se preocupa por ese evento —en ese momento llegó Samuel casi agitado al salón y se sentó en el grupo.
—¡Ya llegué!
—¿Y las carpetas? —preguntó Víctor mirando las manos vacías de Samuel.
—Están en mi casillero, no podía traerlas porque son muchas —él giro para el lado de Lucía y hablo más pausadamente y en tono bajo —Lucía, la dueña está un poco disgustada por tu ausencia.
—Si perdón, hablaré con ella antes que se le ocurra despedirme —dijo bostezando, Samuel observó sus ojos y se acercó un poco a ella.
—¿Qué te pasa?
—No pude dormir, no es nada importante en serio.
—Pero...—Samuel fue interrumpido por el docente que ingresaba y todos guardaron silencio, ya que él era muy estricto y amaba que en el aula no existiera el ruido.
—Buenas tardes, por favor silencio que repasaremos la clase anterior con algunos ejemplos...
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Lucía llegó muy rápido al restaurante ya que sentía que se estaba volviendo loca, había visto a un ángel volar encima de ella y eso la aterró.
—Esta bien Lucía, sin embargo debiste avisar que no venías hoy —dijo la dueña un poco disgustada, luego respiro hondo y sonrió — para que aprendas la lección tendré que descontarte el sueldo.
—Mmm, esta bien acepto —dijo Lucía un poco apenada.
—¡Perfecto! Te veo la otra semana entonces, y te recomiendo que te vayas a ver a un médico, tu rostro muestra mucha palidez.
—Lo tomaré en cuenta, muchas gracias —Lucía se disponía a retirarse con mucha prisa, pero no se dio cuenta que Javier se acercaba con cubiertos y tropezaron, todos los platos iban a caer en la cabeza de Lucía pero ella pudo cubrirse a tiempo, quien no corrió con tanta suerte fue Javier.
—¡Ey! ¡Mira por donde vas! —gritó él mientras intentaba pararse.
—¡Ay! Perdón no te vi —pero ella lo observó y se dio cuenta de quién era — ¿Javier? Tu frente está...
—¿Qué tiene mi..? —al tocarse su frente pudo ver que estaba con sangre, uno de los cubiertos que se habían roto estaban con sangre también.
—¡¿Pero qué pasó aquí?! —la dueña al ver la escena solo atinó a desesperarse —¡Oh por dios! ¡Sol trae el botiquín rápido!
—¡Enseguida!
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Sol intentaba curar la herida de Javier, pero la sangre no paraba de salir y solo pudieron hacer una sola cosa.
—Debemos llevarte al hospital, yo cubriré los gastos y todo lo que necesites —contestó la dueña muy alterada y Lucía muy preocupada lo llevó en un taxi y no se separo de él para nada. Fueron a sala de urgencias y el doctor curó las heridas de Javier, toda su camisa estaba con sangre y un poco rota por los cubiertos que la rasgaron.
—Detuvimos la hemorragia; hicimos algunos exámenes, solo tiene golpes y rasguños en los brazos, nada peligroso —dijo el doctor hablándole a ambos.
—Gracias doctor —ambos se quedaron solos en el pasadizo y ella lo único que pudo hacer es disculparse —lo siento, yo no te vi y acabaste así por mi culpa.
—Sé que fue un accidente, pero me lo vas a tener que pagar —dijo un poco adolorido.
—Esta bien, me haré cargo de los gastos médicos también.
—No, no —dejaron de caminar y él le tomó las manos suavemente —quiero que me acompañes a un lugar, iba a pedirle a un amigo que fuera conmigo pero ahora se fue de viaje y me urge ir allí.
—¿Qué estás diciendo? —de un jalón se soltó de las manos y lo miro molesta —¿te aprovechas de tu condición y me pides que vaya a un lugar solos?
—No me estás entendiendo, el lugar que vamos es cerca del restaurante —respondió agitando sus manos en señal de negación dando a entender que no tenía malas intenciones con ella —¿conoces la mansión "Viña Negra"?
—Claro, es muy famosa por las fiestas que realiza ¿por qué lo mencionas? —preguntó en tono precavida.
—Allí deseo ir, debo ver a alguien importante.
—¡No puede ser! —exclamó asombrada, sabía que en esos lugares solo iban empresarios y damas millonarias, si tenías permitido entrar era solo porque eras como esa gente —¿Quieres que vaya contigo? Pero...
—¡Antes de que respondas! Toma esto como si "pagarás" tu deuda conmigo ¿puedes pensarlo al menos? —ella solo dio un suspiro profundo y asintió un poco desconfiada, sentía remordimiento por haberle causado la lesión a Javier por culpa de su "don" que, por alguna extraña razón, volvió a aparecer.
—Esta bien, pero no aseguro nada ¿de acuerdo?
—¡Acepto! Ahora acompáñame a tomar un taxi por favor—Lucía lo acompañó a la entrada y le pagó la movilidad, Samuel pasaba por el hospital y al verla se acercó un poco preocupado.