-Un viaje por el subconsciente de Rex-
Casi todos vivimos al límite a nuestro modo. Pasamos el día a día ensimismados en el presente, intentando construir nuestro propio rumbo a toda costa, lastimando aquellos que se crucen en nuestro camino e ignorando las consecuencias sin siquiera considerar la existencia de que cada decisión repercute en ese futuro incierto que luchamos por conseguir con desesperación.
Soy del tipo de persona que disfruta vivir el momento, impulsivo e inmaduro, expectante a lo que la vida le tenga preparado. Igual... ¿Qué se puede esperar de alguien que creció por sí mismo?
Todo lo que sé y soy lo aprendí por mi cuenta, sin ningún ejemplo en particular, tuve demasiado que ver y muy poco que apreciar.
Por dentro sigo siendo ese crío inocente que solo añora el calor y la protección de un hogar. Las calles y el mundo siempre me mostraron su lado más oscuro, desde que tengo memoria he sido testigo de lo crudo que puede ser el hecho de estar vivo. Tan solo basta con mirarme... soy y siempre seré parte de ese lado que está destinado a convertirse en escoria.
Mi madre era prostituta, trabajaba todas las noches para mantenerme. Un día mi madre se fue y nunca volvió, la policía la arrestó por pertenecer a una banda delictiva, el bar donde trabajaba era un prostíbulo en donde mantenían a la mayoría de su mercancía en contra de su propia voluntad y ella era cómplice de los cabecillas. Al final terminé escapando y a los siete años dejé mi supuesta casa para vivir en las calles.
La primera semana viví como mendigo y comencé a escabullirme por los callejones con la intención de escapar de la policía, temía que me encontraran y tuviera que ir a un orfanato, mamá me había contado atrocidades sobre esos lugares. Estaba asustado, hambriento y solo. No tenía certeza de si sobreviviría un día más en esas condiciones, pensé que moriría, pero por suerte un oficial me vio a través de los vitrales transparentes en un café.
Insistió tanto en que entrara que al final no pude irme de allí. Una vez estaba frente a él, me permitió comer un plato de comida decente luego de haber pasado hambre por medio mes. Y claro, no rechacé la oportunidad de sentirme otra vez humano y comer de un plato preparado con variedad de ingredientes que no tenía el privilegio de comer a diario. Sentía miedo y mucha vergüenza, lo comí mientras intentaba no llorar y mostrarme débil; aunque fue una tarea casi imposible, ya que al primer bocado se me escaparon las lágrimas y el calor llenó mi interior con una agradable sensación descongelando mi alma y despertando una clase de dolor que desconocía hasta ese día. El dolor de estar totalmente desamparado y olvidado por el mundo. No sabía que mi corazón estaba roto, no hasta que comprendí que nunca le había importado a nadie realmente.
Ese día conocí al único hombre que pude llamar padre, él me dio un nombre y me enseñó a ser fuerte. Fue la única persona capaz de tocar mi corazón y acunarlo entre sus brazos, mostrándome que sí existe la bondad en este mundo podrido.
02 de abril del 2008 (13 años, ese año cumpliría los 14)
—Kelt Forham, fue un hombre ejemplar —continuó diciendo su discurso el nuevo comandante de la policía. La mayoría asistía para dar su pésame, pero ninguno sabía, ni mucho menos comprendía lo que yo estaba sintiendo. Todos eran unos putos mentirosos, los más grandes hipócritas que había visto—. Sin duda fue el mejor detective que pudo existir en esta generación. Cumplió su deber como uno de nosotros y murió haciendo lo que cualquiera haría, salvando la vida de un inocente.
Las personas murmuraban mientras que yo no apartaba mis ojos del ataúd. Las lágrimas empapaban mi rostro y la rabia no dejaba de crecer en mi interior. Los buenos siempre terminaban siendo los que más sufrían, no importaba cuánto bien hagamos, siempre aparecían los malos y terminaban destruyéndote por ingenuidad.
Todo lo que había querido se esfumó en un parpadeo.
¿Qué caso tenía hacer las cosas bien si al final todo me saldría mal?
Me odié por pensar eso, quería odiarle a él también, deseaba odiar a Kelt por haberme mostrado lo bueno del mundo, odiaba saber la sensación de regresar a casa y tener una comida caliente y una charla paternal esperando a por mí, quería olvidar la seguridad que había experimentado al saber que alguien me protegía, cuidando cada uno de mis pasos para evitar que tropezara y me hiciera daño.
Quería olvidar, el cariño y el amor que sentí por ese hombre que merecía más que un simple título de padre, nunca pude pagarle todo y ahora no tenía idea de nada. Solo sabía que el mundo ya no era igual ante mis ojos, estaba solo de nuevo, pero esta vez sufría mucho más. Sentía más dolor porque ahora era consciente de lo que perdí, era algo que nunca podría recuperar.
Fin del flashback
Cuando perdí a mi padre terminé en un orfanato, no tenía lazos de sangre con él y fue por eso que la adopción se anuló cuando él murió, ninguno de sus parientes me quiso tener. Mi soledad creció y así fue como terminé buscando la manera de no volver a sufrir; entonces lo comprendí, si evitaba seguir los pasos de Kelt tendría más esperanzas de lograrlo y saldría adelante por mi cuenta.
Hice cosas de las que no me enorgullezco, cometí tantos errores y me cerré ante el mundo, luego conocí a otro bastardo tan dolido como yo. Él estaba igual de dispuesto a darle cara a ese mundo tóxico y oscuro, entonces le enseñé todo lo que sabía.
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Editado: 10.06.2020