Elena.
Quedarme en casa de Gwren no es exactamente a lo que era cuando no conocía a Ángel Vancouver. Mi mejor amiga no ha hecho más que restregarme en la cara su penar y dolor al igual que dejarme el control completo de su morada a excepción de su cereal y el televisor. Me siento al lado de ella mientras vemos una película extranjera de la que nunca antes había oído. Mañana es la cena de ensayo de la boda de Ángel y Jane en la cual, ha participado más mi abuela que los mismísimos novios o los padres de Jane, a mí abuela le encanta la rubia, es como el sueño de una novia perfecta para su nieto que, está más que dispuesto a dejarla en la primera oportunidad. Miro a Gwren, tratando de encontrar un tema de conversación que la saque de ese trance en el que se ha metido, ella sabe bien lo de la cena de mañana, así que me supongo que está un tanto eh... ¿afectada? Soy un asco para esto.
— ¿Gwren? — la llamo, ella pone un dedo sobre mis labios,
— Espera, ya casi termino.
La miro escribir sobre una libreta con ímpetu, me pregunto por un momento qué es lo que escribe hasta que me asomo por encima de su hombro. Discurso. Siento un mal sabor de boca al pensar en lo maldita que se comportó Jane al haberle pedido a Gwren el que hiciera un discurso para su boda, sabiendo lo terca y testaruda que es mi amiga estoy más que segura que su arenga será el mejor discurso de bodas que se haya oído nunca.
— Deja esa mierda, ya — le espeto mientras le arrebato el lapicero azul que usa y la libreta, ella me mira mal.
— Iba en la mejor parte.
— Me da igual — me encojo de hombro y coloco la libreta debajo de mi trasero. Listo, ahí no la va a buscar —. Mejor olvidémonos de Jane y de Ángel ¿vale? Hablemos de otra cosa.
— ¿Qué puede ser mejor que ello?
— ¿El que pasé a la segunda base con Vince? — sus ojos se abren como platos, miro como toma el control del televisor y la apaga. Se sienta en sus rodillas y me mira atenta, casi quiero reírme.
— ¡No me jodas! ¡¿Qué diablos pasó?! ¡¿Qué sucedió después?! ¡Dime! — me siento bastante contenta de que Gwren tenga una sonrisilla traviesa en el rostro y que aquella señal de tristeza haya desaparecido de su rostro o al menos por un momento. Suelto un suspiro casi teatral.
— Me llevó al gimnasio a una cita... no me mires así, fue su idea no la mía — ambas reímos —. Me compró un bra y me dijo que disfrutó el momento en el que pensó en el tamaño de mis tetas.
— Si fuera hombre yo lo disfrutaría — lleva sus manos a mi pecho —, pero mira que nenas tienes aquí.
— ¡Aleja tus manos, sucia pervertida! — le doy un manotazo en las palmas de sus manos, ella se larga a reír como no lo había hecho en varios días. Me carcajeo con ella.
— Ya, dime qué pasó después.
— Salí del cubículo dispuesta a patearle el trasero y lo encontré ahí... en calzoncillos de boxeo y sin camiseta — muerdo mi labio de tan sólo recordarlo —. No había visto a ningún hombre sin camiseta más que a Ángel y Vince... oh santo cielo, me dieron ganas de...
— ¿Quién tiene mejor cuerpo? — miro a Gwren confundida, ella no me mira y tiene una mano sobre su mentón como si estuviera pensando —. ¿Ángel o Vince?
— Sin duda Vince está para comérselo — ella se ríe con ganas y golpea mi hombro con sutileza.
— Puede estarlo pero me gusta más Ángel.
Su rostro se deforma un momento al recordar la realidad, sin embargo, ella trata de ocultármelo, lo noto por completo. Le sigo contando sobre lo ocurrido en el gimnasio al igual que lo ocurrido después de terminar de ejercitarnos, a Rixon le agradó mi regreso pero yo estaba más al pendiente de los movimientos de Vince que de las felicitaciones de mi entrenador. Tras salir del salón de entrenamiento, él me llevó a casa sin decir una sola palabra, ni siquiera se despidió de mí. Lo vi al día siguiente con Ángel y cuando estuvimos sólo simplemente me dijo: "Elena". Extraño tanto el cómo me decía al igual que su galantería al hablar conmigo, su coqueteo constante y su ternura innata al estar a solas. Él había puesto una barrera entre nosotros porque piensa el que estoy más que molesta por lo ocurrido en el gimnasio y eso es mi culpa. Si tan sólo le hubiera dicho el que estoy más que fascinada con lo que ocurrió...
Después de contarle a Gwren ella se levantó para preparar una cena rápida. Le ayudé lo más que me permitió y al final nos sentamos frente al televisor a degustar la pechuga junto a ensalada que con esfuerzos preparamos. Gwren es muy buena cocinera, yo por otro lado sería más como el pinche del chef. Estábamos muy cansadas para cuando acabó la programación del canal que desde las mañana estábamos viendo. Gwren se puso de pie y caminó hacía su habitación, yo la seguí y ambas sin decir nada comenzamos a prepararnos para dormir.
El agua caliente corre por mis hombros mientras cojo el shampoo del estante. Se siente bien el tomar un baño después de recordar malos tragos por culpa de Jane y de mi estupidez al no haberle dicho a Vince que quería el romper nuestra barrera de amigos y comenzar con algo más pero lo había arruinado, al menos por una parte. Gwren está afuera en su habitación probablemente ya acostada en su cama, por otro día que pasa para estar más cerca la boda, su ánimo decae aún más.
Termino de enjuagarme el cabello y tomo una toalla del aparador, la enrollo a mi cuerpo y tomo mi neceser del lavabo. Tomo otra toalla y seco mi cabello un momento antes de tomar el secador y pasar el cepillo mientras el aire caliente impacta contra mis tirabuzones mojados.
El sonido de algo rompiéndose impacta contra mis oídos.
— ¿Gwren? — pregunto acercándome a la puerta, no hay respuesta.
Tomo mi ropa del tubo que se encuentra al lado del aparador y me enfundo en mi ropa interior y mi bata, tomo mi desodorante de spray y salgo del baño con sutileza. Afuera, la habitación de Gwren permanece con la luz encendida y la cama perfectamente tendida, todo parece en orden a excepción de su estuche de violín que pende de la orilla de la cama totalmente abierto. Suelto un suspiro y arrojo el desodorante al lecho. Esto está muy mal.