Percephone ya les había terminado de explicar a los padres de Lucia.
Había sacado algunos datos de como había pasado. Pero en sí, solo les contó el por qué no estaba.
—¿Entonces me esta diciendo que se quedó en lo de sus amigas y luego en su sobrino? —pregunto Elizabeth.
—Si, se que su hija mayor cree que Jake es una mala influencia.
Vanina miro a un costado. Percephone sonrió y prosiguió.
—Pero les traigo pruebas que validan que mi sobrino es un hombre responsable. Dedicado y con buenas calificaciones, tanto el exterior como en su país.
—Vaya... —suspiro Pablo al fijarse en cada hoja —Qué orgullo debe ser para usted.
—Lo es, al igual que su hermano gemelo.
«Aunque no lo es, se parecen», pensó ella.
—Es por eso que van al mismo salón, ¿No?. —pregunto Vanina.
—Si.
—Me gustaría verlos algún día. Ahora mismo llamaré a la amiga de Lucia para confirmar. Igual muchas gracias por tomarse el tiempo en decirnos esto, su hermana no tenía idea —musito al remarcar sus cejas, miro a Vanina de reojo y luego tomó el celular —¿Hola, Isabell?, sí soy yo la madre de Lucia... ¿Me podrías pasar con ella?. Bueno, entonces avisame cuando esté despierta. Adiós. Esta dormida, después me llamará.
—Fue un placer —dijo Percephone al estrechar su mano con los padres . Y luego a Vanina.
Al irse, Vanina miro con extrañeza.
—¿No es raro que se haya teñido de blanco el cabello?
—Quizás le gusta ser moderna, hay mujeres que se hacen cualquier cosa. Vamos, debes hacer tus deberes —ordenó Elizabeth. Mientras Pablo seguía sorprendido por lo que había visto.
Vanina era la única que se había quedado con un presentimiento de que aquella mujer ocultaba algo.
Sin embargo, Percephone se tocó la frente. Ya al cruzar una parada. Su visión le presento dos imágenes : un grito y fuego.
—Oh... No...
Sabía que Jake estaba en conflicto, por lo cual se fue a una esquina, donde nadie la notará y con un chasquido abrió un portal que la transportaba directamente a la casa donde se hospedaron.
—¡Jake, ábreme!
No hubo respuesta.
Ella selecciono una llave del manojo que llevaba consigo y como sí el mismo fuera de la puerta, lo abrió.
—Muéstrame lo que mis ojos no pueden ver, guíame lo que paso anteriormente.
Y de repente sus ojos proyectaron sucesos anteriores. Imágenes de lo que paso con Jacob.
—¿Jake, estas aquí?... ¿Jaco-....
Sus pies tocaron una superficie diferente. Algo pegajoso. Se trata de sangre seca en la alfombra.
Se agacho y se guio hasta donde seguía. La madera del suelo mostraba las pisadas, hasta llegar al sótano.
Percephone se tapo la boca, trago saliva. Sus ojos celestes se critalizaron.
Temía por lo peor.
Bajo cuidadosamente las escaleras hasta llegar al suelo, no quiso dar un paso más. Por último, volvió a preguntar aún sabiendo que nadie le iba responder.
—¿Jake?...
Cuando prendió la luz, una mano le tapo la boca.
—Percephone.
Era Jake.
Las lágrimas se le escapaban por doquier. Se ocultó en el pecho de su nieto. Y lo abrazaba con mucha fuerza.
El cadáver que ellos estaban viendo. Era la de Jacob. Cabeza agacha, ropa empapada de sangre, sus ojos quedaron entre abiertos.
—¿Q-Qué paso aquí...?
—El me obligó.
Se alejo de él.
—¿Qué?
—También se llevó a Lucia.
—¿¡Qué!?
—Me estoy convirtiendo en lo que más odio Percephone... Por favor —se apoyo contra la pared —Ayúdame...
Le costó acercase a el, pero ambos estaban completamente frustrados.
—Lo intentaremos Jake, tranquilo... Todo volverá a ser como antes...
Percephone había llamado a Satana para poder hacer un hechizo que le ayudará a Jake .
—Mientras yo me encargo de esto, por favor limpia el cuerpo de Jacob.
Satana se fue al sótano. Con una sabana lo tapo. Le dio repugnancia tocar un cadáver. Pero en cierta forma ya estaba familiarizada con aquello. Su familia siempre hacia sacrificios.
—Ugh... Esto es asqueroso —lo movió para llevarlo en una silla de ruedas, pero justo una mano la toco —¡Ay demonios no!... Mi vestido...
La sangre aún seguía fresca.
—Demonios Jacob, si no estuvieras muerto. Esto sería obra de tus bromas. Ensuciarme con tu sangre... —se limpio y luego tras tirar el papel con la que se limpio noto que la manta que lo cubría se había movido —Pero que...
—Vaya, vaya, vaya... Una Everlin en carne y hueso. Me gustaría probar de que estas hecha.
Satana retrocedió.
—Eres el demonio que posee ahora su cuerpo.
—Necesito sangre Satana, ¿Me la das?
—Ni en tus mejores sueños, demonio. —alzo la mano y provocó que se estampara contra la pared —Si no se lo doy a Jacob, no te la daré a ti.
El demonio empezó a moverse, haciendo que se corriera la sabana.
—¡Ah, ah!... No por favor, prefiero que la sabana te cubra la cara de perro sucio que tenes. Así que —se lo volvió a poner en su lugar mientras este seguía retorciéndose —No te muevas.
—Satana... Te puedo otorgar cualquier cosa que desees . Solo tienes que ayudarme. Mataremos a Percephone y a Jake... Si lo deseas....
—Aunque que lo hicieras, sería más excitante si fueras el verdadero Jacob... —lo tomo de las mejillas y lo beso a través de la sábanas. Por último miro la daga que tenia incrustado —... Pero lo que deseo más... Es ver sufrir a Jake...perdiendo a Lucia para siempre.
Se lo saco de lugar.
El cuerpo de Jacob callo al suelo. Mientras que ella escondía la daga.
—Sin esta daga, el verdadero Jacob volverá.
Y como ella lo había dicho, de repente empezó a respirar.
—¡No!... ¿¡QUÉ HICISTE!? —grito Jacob
—Sólo nos hiciste un favor Jacob, ahora ella no podrá volver.