—Ellos... No pueden verte —dije al fin entiendo.
—Vaya, hasta que lo descubres.
—¿Qué rayos eres?
—Por tercera vez ¡Soy un ángel! —dijo algo estresado.
—Espera, si ellos no pueden verte, ¿significa que ellos creen que estoy hablando sola en este momento? —él soltó una risa.
—Pueden verme cuando yo así lo quiera.
—¿Por qué solo yo puedo verte?
—De hecho se supone que ni siquiera tú deberías poder verme. Pero supongo que es mi castigo. Eso y perder mis alas.
—¿Castigo? ¿Por qué?
Pude notar su tristeza, a pesar de que su cabeza estaba agachada.
—Cuando un ángel no hace bien su trabajo, es decir, cuando no cuida bien a la persona que tenía que cuidar, lo castigan haciéndolo visible ante esa persona. Y también le quitan sus alas, prácticamente teniendo una apariencia humana para que cuando esa persona lo escuche decir que es un ángel lo llame loco.
«Ouch, capté la indirecta»
—¿Qué fue lo que hiciste mal?
—Ni siquiera yo lo sé.
Al verlo tan triste, tan vulnerable, no supe que fue lo que pasó, pero al reaccionar lo tenía entre mis brazos. Estaba abrazando al loco.
—No sé tu nombre —dije soltándolo
—Soy Brook —dijo estrechando mi mano y tratando de ocultar su tristeza.
—Yo creo que tú ya sabes quien soy yo.
—Necesito que me ayudes a descubrir la razón por la que me quitaron mis alas.