Ángeles y Demonios

2

—No voltees ahora, pero creo que la nada está atrayendote
 

—¿Escuchaste eso? —Ether dejó sus cartas en el suelo y estiró el cuello para mirar por la ventana.

—Perfectamente —hice lo mismo que ella, arrodillándome.

Estábamos en la sala de mi casa, jugando cartas y discutiendo sobre si tenia que aceptar la cita con Keim o debía quedarme en casa, haciendo nada en especial.

Ella se había puesto mi pijama, aunque esta le apretaba un poco. Yo tenia una franela y unos short cortos, algo que podía usar estando con ella. Ether sabía de mis cicatrices, y ni siquiera comentaba acerca de ello, porque Ether entendía, posiblemente era la única persona que sabía de todo esto y seguía queriéndome.

—Deberíamos ir a ver, tal vez es tu madre.

Era el sonido de una motosierra.

—Mi madre no estaría a media noche caminando por el bosque con una motosierra.

Me levanté y caminé hacia la ventana de la cocina, la cual daba a la carretera y el bosque, no podía ver nada, el sonido se había detenido.

Vivía demasiado lejos del pueblo para sentirme segura al salir de casa en medio de la noche. Solíamos vivir en el pueblo, y aún teníamos la casa de allí, pero cuando mi padre murió mamá nos mudó inmediatamente aquí, y yo estaba demasiado pequeña para quejarme.

—Ya déjalo —dijo Ether—. Tal vez es sólo algún loco que anda cortando arboles a media noche.

—No estoy muy segura. Nadie vive a kilómetros de aquí.

Me senté nuevamente y miré a Ether, que miraba sus cartas con una sonrisa de satisfacción, como si pudiera ganarme alguna vez. Eso era imposible.

—Esta vez voy a ganar —tarareó para si con una sonrisa triunfante.

—Ya suelta, te... Toca.

Las luces se apagaron por toda la casa, todo ruido se volvió un zumbido sordo de silencio. Pude oír el corto y ahogado grito de Ether ligado con pasos que venían desde... ¿El tejado?

—¿Qué fue eso? —dijo acercándose a mi y tanteando el suelo para tomar mi mano—. Hay alguien arriba.

Me enderece, miré hacia todos lados y, a excepción de la ventana de la cocina, nada en la casa emanaba luz, miré en dirección a Ether, aunque no pude verla bien.

—Ether —susurré, sintiendo un escalofrío en mi espalda—, vayamos hacia la ventana.

Escuché a Ether gatear hacia la ventana y la seguí, una vez quedamos bajo la luz ella tomó mi mano y comenzó a mirar hacia todos lados, estaba nerviosa, estaba a punto de gritar si no la tranquilizaba.

Me encogí a su lado y ella me rodeo por la cintura.

—¿Puedes ver eso? —susurró a mi oído—. ¿Las sombras? Tengo miedo.

—¿De que estas hablando? —miré a mi alrededor y sólo pude ver la luz que salia de debajo de la puerta de la habitación, antes no estaba allí.

Me levanté y miré a Ether.

Este era uno de esos momentos en los que simplemente debes salir corriendo de tu casa y llamar a un vecino para que te deje dormir allí, pero, como ya mencione antes, mi casa estaba en medio de la nada, con un bosque a la derecha e izquierda y una carretera en la cual puedes encontrar un maniático con hacha o pala para mutilare.

—Vamos a la habitación —-estiré mi mano para que la tomara.

—¿Estas loca? —miró hacia arriba con inseguridad—. Las sombras van allí.

—Ether, vamos o te dejare aquí sola.

Se levantó temblorosa y tomo mi mano "¿Y si mejor corremos?" dijo cuando comenzamos a caminar hacia la oscuridad. Yo acepté y cuando me di cuenta ella ya estaba subiendo las escaleras a paso rápido. Traición, traición de la mala, corrí tras ella para alcanzarla.

Una vez llegamos a la cima entramos a la habitación. Cubrí mi boca, sorprendida por lo que veía.

La habitación era un desastre, todo estaba tirado en el suelo, la cama estaba destrozada y las paredes estaban llenas de rasguños, era como si una bestia enorme hubiese entrado y destrozado todo a su paso, el jarrón estaba a nuestros pies roto a mil pedazos que se esparcían por la habitación, la ventana estaba abierta y el vidrio roto, también.

Ether me miró y yo no pude hacer más que mirarla a ella.

Podía escuchar nuestros corazones, y sabía que eso se convertiría en un miedo que no podría controlar, por que así empezó todo hace seis años.

Comencé a escuchar ruido de unos pasos que subían las escaleras, Ether miró hacia la puerta, atormentada, y caminó hacia atrás sin prestar atención a los pedazos de vidrio que se incrustaban en sus pies desnudos.

—Ether —quise tranquilizarla, pero ella sólo miraba la puerta fijamente.

La luz de la habitación comenzó a parpadear, miré la puerta y la manija se movió hacia la derecha dando señales de querer abrirse.

Y de repente vino la explosión.

Me oi chillar junto a Ether y me agaché para cubrirme.

Podía sentir los pedazos de cristal caliente en mis brazos y piernas. Ether estaba a mi lado, posiblemente se había tirado al suelo conmigo. Tenía su mejilla sangrando y al parecer estaba tan sorprendida como yo. La bombilla había estallado en cuanto la puerta se abrió. Y podía sentir a alguien detrás de mi, sentía un frió metal en mi pierna, pequeños dientes de motosierra que acariciaban mi piel.



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En el texto hay: angeles, demonios, romance

Editado: 10.10.2020

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