Hace algunos millones de años, el cielo era un lugar próspero. Los ángeles arcontes, los serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades, principados y los arcángeles vivian en armonía. Todos Los ángeles poseían luz, la cual es usada como arma. Pero la luz de los arcángeles era muy diferente y muy poderosa. Tanto así, que algunos arcángeles decidieron utilizarla y formar una rebelión.
Estos deseaban poder y gloria. Mucho más que la del creador. Por estas acciones, ellos fueron condenados. Todos los arcángeles fueron despojados de su luz. Tanto los culpables como los inocentes. Porque era evidente que la luz de los arcángeles inocentes, tarde o temprano haría lo mismo en todos ellos. Era una forma de protegerlos.
Por otra parte, diferentes castigos fueron repartidos entre los culpables. Fueron despojados de sus alas celestiales. Algunos fueron enviados a la tierra y envejecer. Otros fueron convertidos en piedras, obligados a ver la destrucción del mundo. Y los más peligrosos, fueron enterrados en lo más profundo de la tierra.
Se dice que más de doscientos ángeles fueron condenados en aquella rebelión. Los arcángeles que aún quedan, ahora son los guardianes protectores de los cielos. Pero estos ya no poseen luz. Es por eso que Akira, un ángel potestades, ángeles guerreros que luchan contra el mal, es enviada a la tierra a devolver a uno de los más peligrosos a su cárcel. Aquel que ahora se hace llamar el duque de los infiernos.