Ángeles y Demonios

Un Arcángel en la tierra


 

Akira

 

 

Me siento muy atraída por este demonio. Es un delito muy grave y el castigo puede ser severo. Él me ha llevado a lo alto de la catedral. Allí donde la torre más alta parece tocar mi mundo.

 

Puedo ver que sus manos están un poco lastimadas. No debió tocarme. Sin embargo, el daño es muy leve para lo que hubiera esperado.

 

Él comienza a inspeccionar mi ala rota. No se lo que pretende, pero no tengo tiempo para esto. Michael bajará ahora mismo y vendrá por mi.

 

— ¿Cómo es que puedes poseer luz?

 

El duque me observa directo a los ojos. Su mirada me hipnotiza de alguna forma. Intento voltear la mirada, hasta que veo una media sonrisa en su rostro.

 

Esa sonrisa no muestra maldad. Solo muestra una curiosidad igual a la mía. Extiendo mi mano a su rostro. Quiero ver su verdadero ser. Este no puede ser él. Debe ser un truco que utiliza para engañar a su presa.
 

Él por su parte no muestra resistencia. Al contrario, al sentir mi tacto cierra sus ojos y coloca su mano sobre la mía. Lo curioso es que su rostro permanece igual. No ha cambiado.

 

— Así que este es tu rostro verdadero.
 

— ¿Te sorprende?
 

— Mucho. No has huido de mi. Me has ayudado. Me has dicho tu nombre libremente. Además, posees luz. Eres demonio y eres demasiado hermoso.

 

— La verdadera definición de belleza la llevas tú. Tanto en tu cuerpo como en tu nombre.
 

— ¡Ya basta! Deja de hacer eso. No funcionará conmigo.

 

— ¿Qué cosa?

 

— Intentas seducirme

 

— Pero claro que intento seducirte. ¿Quién no? Llevo millones de años vivos. Y jamás me sentí atraído de esta forma.

 

— Buscas el placer de la carne. Un grave pecado entre nosotros si es con un ser…

 

— ¿Qué? ¿Cómo yo? Hermoso ángel, busco mucho más que eso. El placer de la carne es un solo momento.

 

Bajo mi mirada solo un poco. Hasta que mi vista llega a su pecho. Debo ver qué hay ahí. Me levanto como puedo y extiendo mis manos a su cuerpo. Desabrocho su camisa y se la saco solo un poco. Él me lo permite. Incluso creo que le gusta que lo haga porque me sonríe.

 

— ¿Si no quieres el placer de la carne, no crees que no deberías desnudarme?
 

Ignoro su pregunta y continuo con mi búsqueda. Cuando coloco mis manos en su pecho desnudo, me quedo sorprendida. Puedo sentir un latido ahí adentro. Levanto la vista nuevamente sin quitar mis manos. Una vez más me siento hipnotizada en esa mirada.

 

Astaroth me rodea la cintura y me pega a su cuerpo. Yo solo me quedo ahí observando. Aún no termino de salir de mi asombro.

 

— Tienes corazón

 

— Siento que me lo están robando ahora mismo.


Nuestras miradas se encuentran. Algo está pasando aquí. Puedo sentir una conexión con este demonio. Algo muy dentro de mi me dice que no lo lastime.

 

Ahora se que la luz no hará nada contra él. Pero existen otros métodos de derrotar un demonio. Sin embargo, por alguna razón, ya no quiero hacerlo.

 

— ¿Akira?

 

— ¿Michael?

 

No puede ser. Un arcángel ha bajado a la tierra. Ha venido por mi. Me llevará de vuelta para ser juzgada por mi pecado. Falté a mi palabra. Hablé con él y lo escuché. No, aún no. Aún debo saber cosas.


Mientras observó a Michael, el duque aún me tiene presa en sus brazos. Ni siquiera se ha inmutado en desviar su mirada hacia el otro ángel. Pero sonríe como si fuera algo bastante familiar.

 

— Hola Michael. Ha pasado demasiado tiempo.
 

Volteo nuevamente hacia Astaroth. ¿Cómo que mucho tiempo? ¿Entonces Michael lo conoce?

 

— Akira, aléjate de él y ven a mi.


— Astaroth me sujeta más fuerte contra su cuerpo. No quiero irme todavía. Quiero saber más.

 

— Michael, aún no debo. Hay algo extraño en este demonio.

 

— Te ordené que vinieras a mi. ¡Obedece!

 

— Tan severo como siempre Michael. Deja que este hermoso ángel calme todos sus placeres. Es lo justo después de todo lo que tiene que hacer sin recompensa alguna.

 

Astaroth me suelta poco a poco sin lastimar mi ala. Ahora es él quien se voltea hacia Michael.

 

— Calla demonio.

 

— ¿La obligas a no hablar pero tú si puedes hacerlo? ¿Qué no quieres que se sepa?

 

— Mucho cuidado. ¿Necesitas que te muestre cuál es tu lugar? Has seducido a uno de mis ángeles. Devuélvemela ahora.

 

— ¿Seguro que es solo eso, ó la estás reservando para ti? Su boca y su cuerpo, deben ser deliciosos.


— ¿Cómo te atreves? Insultas mi fe y mi convicción. No todos somos como tú y los otros.

 

— Nadie es como yo. Por eso estoy así. Y por eso ahora tú estás aquí también.

 

Escucho cada palabra que sale de cada a uno de ellos. Es evidente que tienen un pasado. Mientras, pienso en cómo haré para permanecer un tiempo más aquí en la tierra.

 

— Michael, escúchame por favor. Antes que me lleves debes saber que este demonio es diferente.

 

— Akira, has hablado demasiado. Serás juzgada por ello. Tu lengua será removida y tu audición será bloqueada. No hablarás, ni escucharás.

 

— ¿La quieres de vuelta para lastimarla? Entonces no te la daré.

 

¡No! Por favor no. Quiero hablar y escuchar a los que hablan. No quiero ser condenada de esa forma. Por favor Michael no lo hagas.

 

Se que puede leer mi pensamiento, pero aún así Michael se mantiene firme. El demonio se posiciona en frente de mi. Me protege con su enorme y fornido cuerpo.


De alguna forma puedo agradecerlo, pero eso no funcionará. Michael es el ángel más poderoso. Es por eso que el rey lo mantiene a su lado y es su representante.




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