1.8; INCERTIDUMBRE
—¿Vas a seguir sin decirme nada toda la tarde?
—Dijiste que no te ibas a alterar.
—Por la pregunta, no por la razón de está.
—No me gusta ¿Okey? Solo no entiendo porque me odia si nuca hemos hablado.
—Porque ellos son así, además, no mientas porque si no te gustará no te preocuparía tanto.
—Uff —niega resignado.
—¿Ves? No puedes negarlo mucho porque tengo razón.
—No, solo no quiero seguir hablando del tema ¿Okey?
—Ya, lo dejamos ahí.
—Gracias.
Ven a German acercarse a dónde están todos e intentan no dejar ver su ansiedad por una respuesta.
Se ha ido temprano también para darle tiempo y espacio para hablar con su madre a solas así que recién ahora va a saber qué es lo que ella ha decidido.
—Buenas tardes chicos.
—Buenas tardes profe.
—¿Qué tal van esas maletas?
—Uff listas —sueltan algunos y otros solo se encogen de hombros.
—Me alegro, hoy vine a dictarles la formación de los grupos si saben mañana con quién juntarse ¿Okey? —solo los ve asentir—. Perfecto entonces empiezo.
—Torres, Valdez, Castro...
—Benti, Quintero, Jofre.
—Cipriani, Silveira, Caballero...
—Leal, Ortiz, Fernández.
Isabela ignora totalmente el primer nombre y abraza a su mejor amigo con emoción.
***
—Bueno, los chicos de siempre ya saben cómo es esto, pero para los nuevos les aclaro. Mañana tienen que llegar y reunirse con su grupo, durante todo el viaje ustedes van a encargarse de estar completos ¿Okey? Así la asistencia va a ser más sencilla.
—Si profesor.
—Perfecto, por último, mañana quiero que todos estén temprano aquí para presentarle a sus nuevos guías, este año por tema laborales no voy a poder acompañarlos, pero de verdad espero y confío en que van a respetar a los nuevos como si no lo fueran—otra vez obtiene solo un movimiento de cabeza—Perfecto, ahora cada uno a su tarea.
Todos empiezan a dispersarse y él se acerca a su hijo que sigue siendo abrazado por la pelicorta.
—Max.
—Ah —ella se aparta— me voy, por allá.
Casi corre lejos de ambos y el español solo se ríe sin poder contenerse.
—Señor...
—Confiamos en ti ¿Okey?
—Si señor, lo sé, gracias.
—Espero que tengas listas tus maletas.
—Eh si, más o menos...
—Bueno, no olvides la cena de esta noche.
—Lo sé, no lo olvido.
—Ahora ve, nos vemos después.
—Gracias —lo abraza solo unos segundos y se marcha dónde los demás.
Esto es raro en realidad, pero al menos por fin va a poder ir después de tantos años.
***
Isabela
Max no dice más nada sobre su permiso, pero sé que esta tan o más emocionado que yo. Todos los años pasamos todo el mes planeando como convencer a sus padres de que le den permiso de acompañarnos y él siempre se rinde ante el primer no, me sorprende que ahora haya sido distinto, y no quiero pensar demasiado en la razón, pero, supongo que tiene algo que ver con la chica.
No importa, solo quiero que él la pase tan bien como me he pasado contándole que la pasaba y.
—Bueno, en fin, mañana paso a tu casa y venimos juntos ¿No?
—Seguro.
—Qué raro es esto.
—Ya sé, pero bueno, no hay que mencionarlo tanto porque mis padres aún tienen algunas horas para arrepentirse.
—No se van a arrepentir, ya verás.
—Espero.
—Quizá deberíamos pedirle el número a la chica nueva para organizar la hora a la que llegamos, no quiero ser una de las últimas en irme.
—Okey.
—Pídeselo tú, si a ti te gusta.
—Isabela basta, hoy tienes muchos puntos menos conmigo —él ya se lo pidió y ella le dio un falso, me causa un poco de risa como lo trata, pero parece que a él no.
—Uff, que aburrido.
Caminamos juntos hasta el trio de chicos que se ríen de alguna cosa y cuando voltean a mirarnos me ahorro el resto de mis chistes, no quiero poner más nervioso a Max.
—Disculpa Sabrina.
—¿Qué pasa? ¿Venís a decirnos que por fin lograste que nos echen?
—Es mi sueño, pero no, y si no dije nada no fue por ustedes, es que en realidad su chistecito podía arruinarnos el viaje a muchos.
Cuando me acuerdo me molesta más ¿Quién piensa que eso es gracioso?
—Son muy dramáticos.
—Mira, no vine para hablar de esto, quería saber si podíamos coordinar la hora ahora o si quieres por teléfono.
—¿Hora?
—Mira, la costumbre es empezar a salir a las cinco hasta el lugar del retiro por eso hay que llegar como una hora antes para ser de los primeros en viajar.
—¿Es joda?
—¿No? Los de los chistes acá son otros.
—No puedo creer que en serio tenga que hacer esto.
Que insoportable son sus quejas, nosotros no tenemos la culpa de su mal comportamiento.
—¿Entonces?
—Max y yo vamos a venir a las cuatro, pero más que nada porque su padre va a presentar a los otros guías.
—Bueno, entonces vengo temprano.
—Buenísimo, vamos a entrar por el otro lado porque así es siempre.
—Okey.
—Entonces nos vemos mañana.
—Sisi, nos vemos.
Siento que esto cada vez va a peor.