El Verdadero Ser Que Amas.

Said y Osman conversaban en el pasillo que lleva hacia el 42. Mientras hablaban, yo me alejé un poco para evitar ser visto por ellos.                                             -Said, ¿crees que sea buena idea hacer nuestra relación oficial?                                                                     -Claro que sí, Osman. Ya tenemos el apoyo de Randy. Ya ha pasado un mes desde que salimos, así que no podemos seguir escondiéndonos.                                   -Buen punto. Pero hay quienes no creen que seas una buena pareja para mí por todo lo que has hecho en el pasado.                                                                                   -Ya me encargaré de solucionar mi imagen. Si tú aceptaste estar conmigo es porque sabes la verdad y además, yo no sería capaz de lastimarte en ningún sentido.                                                                                   -Yo confío en ti por completo. Solo quiero saber algo.   -Sí, claro. Pregunta lo que quieras, amor.                         -¿Por qué Lucas y Miguel te desprecian?                         -Bueno, he actuado como un tonto con ellos y quizá dije cosas que no debí. Lucas es el principal afectado, ya que de por sí Miguel me aplicaba la ley del hielo.     -¿Odias a mi hermano?                                                       -No, Osman, yo no lo odio. De hecho, creo que ahora me compadezco un poco. Lucas se acostó con Guillermo y Miguel le perdonó eso, así tan a la ligera.   -Bueno, es que Miguel no es rencoroso cuando ama a alguien. Y creo que Lucas es un buen muchacho, solo que no se ha dado cuenta de los sacrificios que mi hermano ha hecho por él. Adrián debe estar ligeramente decepcionado de Miguel. Yo quiero a mi hermano y no me gustaría verlo sufrir demasiado...otra vez.                                                           -Eres tan lindo cuando te preocupas por alguien.           -Me preocuparía hasta por ti, Said. Te amo.                     -Yo te amo más, Osman.                                               Pude observar su beso. Said y Osman estaban demasiado cerca. Salí de ese lugar.

Afuera, en la calle, Miguel me llamó al celular.

-Hola.

-Hola, Lucas. ¿Dónde estás?

-Estaba buscando a tu hermano Randy para contarle sobre Osman. Y después salí.

-¿Has visto a Osman por ahí?

-No, no lo he visto.

Sabía que era una mentira, pero prefería eso a que Miguel me quiera calmar con frases triviales como: "ellos se aman de esa manera y no podemos oponernos a eso" o "mientras no nos hagan daño, ellos pueden estar juntos".

-Entiendo. Voy más tarde a tu departamento, amor.

-Dale, pues, te espero.

-Te amo.

-Y yo a ti.

Cortó la llamada. No pensé que sería la llamada más corta que hemos tenido desde que somos pareja, pero así me evitaba ser interrogado por mi rareza.

Una hora después, Miguel llegó a la puerta del 20. Abrí y le saludé.

-Hola, Lucas. ¿Estás bien?

-Sí, amor. ¿Dónde estabas?

-Fui a visitar a mi padre. Creo que pronto se irá.

-Comprendo. Oye, ¿podemos hablar acerca de un asunto que me ronda por la cabeza?

-Seguro, amor. ¿Puedo entrar?

-Adelante.

Miguel entró y caminó unos pocos pasos antes de detenerse y mirarme.

-¿De qué se trata?-me preguntó con una voz profunda.

-Bueno, se trata de nosotros. Quiero saber qué pasó entre Adrián y tú.

-Lucas Alexis Garcés Mora: te prometo desde lo más profundo de mi corazón y de mi alma que lo sabrás en cuanto vivamos juntos.

-¿Por qué no podemos hablarlo ahora que estamos solos?

-Porque ahora debo contarte algo mucho más relevante.

-De acuerdo. Soy todo oídos.

Me abrazó con todas sus fuerzas y besó mi frente.

-Rafael tuvo un accidente antes de llegar al aeropuerto. Y fui a la clínica donde está internado. Me preguntó por Nigel. Tuve que decirle que está con mi hermano Randy. Se puso a llorar.

-Sé que Nigel estuvo con él durante un buen tiempo, pero no es seguro que ambos se extrañen.

-Lo mismo digo. Te pido que no le cuentes a Nigel sobre esto.

-No lo haré. Ya no quiero alarmarlo.

-Te amo demasiado, Lucas.

-Y yo a ti, Miguel. ¿Te puedes quedar a dormir conmigo esta noche?

-Sí, amor. Aunque contigo cerca no sé si solo pueda dormir.

-Tú sabes que me pones travieso si me provocas.

-Créeme que intento controlarme, pero solo con tocarte me excito.

-Miguel...

-Estás bien sabroso, Lucas. No sé si ya te lo habían dicho antes.

-Sí, ya me lo han dicho antes. Guillermo, Said y pues Iván. Son los únicos que me han visto desnudo.

-¿Said? ¿Cuándo pasó?

-Bueno, pues...ocurrió un día de los que yo no sabía nada de ti. Said se disculpó conmigo por su comportamiento y yo le perdoné. Me invitó a cenar y de un rato a otro, él me abrazó y me besó. Dijo que mi aroma le fascinaba. Y quiso lo otro. Pasó, pero le puse una condición.

-¿Qué condición fue?

-Que se disculpe contigo por eso y por todo lo que nos ocasionó. Ah, y que sea sincero con Osman. Yo sospechaba que ambos salían.

-Bueno, no puedo enojarme contigo. Tampoco tengo derecho a reclamar. Pero ya no te acuestes con otro hombre.

-Ya no haré eso. Y es en serio.

-Creeré en tu palabra. Ahora yo te quiero tener desnudo para besarte todo.

-Vamos a mi cuarto, amor.

Entramos a mi dormitorio. Cerró la puerta con seguro. Sentí su abrazo cálido. Me daba una seguridad tan grande que no podía describir.

-Te amo demasiado, Lucas. Contigo cada segundo es maravilloso.

-También te amo, Miguel. Gracias por darme de tu tiempo y tu amor incondicional. Eres un novio muy bueno.

-Lo sé. Eres bonito. Y pues tú te mereces muchas cositas bonitas, mi niño hermoso.

Acerqué mis labios un poco más a él. Miguel esboza una sonrisa y me mira. 

-Por mi madre que eres tan lindo.

Besó mi boca. Bailábamos a un ritmo lento pero apasionado. Miguel tomó el control al inclinarme un poco hacia atrás. Sujetó mis caderas y me levantó. Con mis piernas, me sujeté a él. Sentía sus manos en mis posaderas, pero eso no me importaba. Susurró: