Mire a Tanner que solo sonreía mientras terminaba de cepillar mi cabello.
— No me siento lista —dije mirando hacia el suelo.
Él se acercó a mi y me miro a los ojos.
— Todo estará bien y te sentirás mejor ¿Sí? —nuestros rostros estaban demasiado cerca— yo voy a ser tu apoyo superaremos juntos esto
Solo sonreí y el junto mis labios con los suyos. Era extraño porque nunca me había imaginado o quizás si.
Entendía las cosquillas que sentía en mi estómago y mis mejillas encenderse.
El tomo mi mano cruzando nuestros dedos. Y antes de salir deposito otro beso sobre mis labios, para nuestra suerte en casa no había nadie así que podíamos estar a nuestra comodidad.
Separamos nuestras manos y salimos a la calle, caminando el uno al lado del otro.
Hacia demasiado frio y según el servicio meteorológico iba a nevar y era algo de lo que no tenía dudas.
— Tengo frio —dije moviendo mi cuerpo.
— Ven aquí —el paso un brazo por mis hombros— nadie nos reconocerá tranquila.
Nuestras camperas infladas atajaban algo el frio.
— Me gustaría ir a Japón —dije mientras caminábamos.
— ¿Japón? —yo lo mire con una sonrisa y asentí— me agrada a mi me gustaría conocer Noruega.
— ¡Oh si! ¡Viajaremos por todo el mundo! —me detuve para mirarlo a los ojos— ¡Conoceremos muchos países! ¡Compraremos por internet esos mapas para rellenar con fotos!
Él sonreía y no despegaba su mirada, esa manera que tenia de mirarme como si fuese la cosa más preciosa del mundo. Su sonrisa y sus ojos se achinaban.
No podía verse más guapo.
— ¡Vamos que llegaras tarde! —dijo el mirando su teléfono.
Tomé su mano y me detuve, el levanto una ceja extrañado por mi reacción.
— No quiero ir… —dije haciendo puchero con mis labios.
— Oye ¿Qué sucede? —el se volvió a mi.
— No quiero hablar con esa desconocida —me cruce de brazos mirando hacia otro lado.
— Mmm veamos ¿Cómo puedo convencer a la niña más hermosa de este mundo? —dijo el mientras hacia una mueca de pensante— ¡Ya lo sé!
El me tomo del rostro y yo lo detuve.
— Estamos en público Tanner! —el movió su cabeza apartando mis manos— ¡Pueden vernos!
El cerro sus ojos y me abrazo depositando un beso sobre mi cabeza.
— Iremos o quieres que te levante? —dijo el apretándome contra el.
— ¡Esta bien caminare! —dije al ver sus intenciones.
Seguimos caminando hasta que llegamos al lugar donde atendía la psicóloga que Tanner me había conseguido.
Entre y a los minutos me llamaron, mire a Tanner que sonreía y levanto sus dos pulgares.
Una mujer no tan grande estaba sentada del otro lado de un escritorio.
— Mucho gusto Rissie soy Beth —dijo ella extendiendo su mano.
Empezaron las preguntas hasta que no se en que momento fue donde empecé a hablarle de toda mi vida y el bulling que había vivido, evitando lo vivido con Tanner.
Mi rostro estaba empapado en lágrimas ella me extendió un paquete con pañuelos.
— Veo que fue difícil… y la verdad te compadezco por todo Ris —dijo ella que también parecía haberse quedado sin palabras— fuiste muy fuerte para soportar todo y eso no te hace débil como muchos te llamaron… te mereces ser feliz y amada.
— Quizás meterme con Paul fue parte de que sentía que ese castigo y todo el maltrato me lo merecía —tome aire limpiando mis lagrimas— pero se que no es así…
— Tu lo dijiste no te mereces eso por eso debes demostrarte tal y como eres… no vuelvas a caer en eso te tienes a ti misma y eso es lo más valioso.
Terminada la sesión Sali del consultorio y mire a mi hermano que me esperaba con una sonrisa.
Salimos del lugar y todavía mi mente seguía procesando todo.
— ¿Y cómo estuvo? —dijo el rompiendo el silencio.
— Creo que bien… —dije mirando a mi alrededor.
Cruzamos la calle para regresar a la casa.
— Imbécil ¿Por qué se estaciono así? —dijo mirando al auto que estaba nuevo.
Por la calle no había ningún alma, algo que me agradaba bastante.
— Espera creo que es… ¿Dustin? —Tanner miro hacia adentro del auto.
Mis ojos se abrieron de par en par, era Dustin besándose con una chica.
— Oh…
— Dios…
— Mio… —termine de completar la frase— ¡Maldito hijo de perra!
Estaba a punto de ir pero Tanner me detuvo.
— ¡Está engañando a mi amiga! —exclame señalando al auto.
— No vale la pena… —solté el aire y seguimos caminando.
Era una decepción y la peor parte era que debía decirle a Hazel que ella si estaba completamente enamorada del imbécil.
¿Por qué la vida era así?
A mi mente volvió la conversación con Beth, y todo lo que habíamos hablado. Entramos a casa que seguía vacía subí dirigiéndome a mi habitación, otra vez las ganas de llorar.
Sali de mi cuarto y justo Tanner estaba de pie dentro del suyo.
Me acerque a el pasando mis brazos alrededor de su cuello.
— Gracias por existir —dije entre sollozos.
El me abrazo con fuerzas y me observo con sus ojos llenos de lágrimas.
— Eres lo más importante que tengo en esta vida ¿Lo entiendes? Y no importa que piensen que soy un enfermo por enamorarme de mi hermana —los dos estábamos llorando desconsoladamente— te amo y se que contigo quiero compartir lo que resta de mi vida.
— Quiero que nos amemos y desde ahora voy a pensar en mi y lo que yo quiero… —dije mirándolo a los ojos— y también quiero pasar contigo mi vida… te amo como nunca lo había hecho.
Y fue cuando juntamos nuestros labios y empezamos a besarnos. Un beso cargado de sentimientos, el apretaba mi cintura contra el.
Los dos nos tumbamos sobre su cama el quedando sobre mi.
Sentía mi corazón latir con rapidez pero mi mente que aún no sanaba y la conciencia de saber todos las contras.
— Ta… Tanner no podemos —dije para mirarnos a los ojos.
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Editado: 16.08.2022