Capítulo 17 | Voces del infortunio
1
«Perdóname...»
...
«No es tu culpa... Tranquilo».
......
«Fui yo. Debí estar allí».
Estas voces...
«Lo arreglaré. Lo prometo...»
Esta oscuridad... una vez más.
Pero algo era diferente.
Esta vez pude ver...
«Nos volveremos a encontrar. Lo cumpliré».
Pude ver la silueta de lo que parece ser un triste y perturbado hombre, abrazando desde el suelo desconsoladamente a un pequeño muñeco mutilado. Representando la despedida de este sabio hacia su hijo.
Un ápice de remordimiento invadió al padre y sin quebrarse en llanto, escapó.
«Esto no termina aquí. Juro... que te vengaré».
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—Vaya... Cada vez empiezo a alucinar más.
Oigo voces extrañas que repiten en unísono llantos distorsionados.
No tengo ni menor idea de qué lo está provocando, pero supongo que solo son delirios.
¿Dónde estoy?
Pude despegar los párpados pero la oscuridad no desapareció. Todo seguía negro.
Podía mover mi cuerpo, lo que significaba que ya no era una ilusión mental, todo el lugar estaba sin iluminación.
Me puse de pie, examinando con el tacto a mi alrededor, para asi darme cuenta que estaba acostado sobre el suelo.
Al parecer aún traía mi armadura puesta, es extraño no habérmela quitado antes.
...
Pensándolo mejor, ¿Qué ocurrió para que me encuentre aquí?
No logro recordar con exactitud, pero imagino una última secuencia de mi yo intentando desplazarse por los muros del castillo.
—... Huele muy mal aquí.
Putrefacción y no de la reciente, algo aquí estaba oliendo a muerto.
Parecía un basurero que no se limpiaba en mucho tiempo.
Intenté dar un vistazo a mi alrededor pero no podía distinguir nada más que bultos grandes.
Es posible que me encuentre en un gran contenedor de basura.
Que raro, no hay moscas. En cierta forma parece que el lugar se mantiene conservado.
Espero no pisar alguna de estas cosas.
Caminé hacia delante con cuidado y sin hacer ruido, divisando unos pequeños orificios radiantes delante de mi. Me acerqué y comprobé que de ellos accedía luz.
Con cuidado...
—Oh.
¡Pam!
Tropecé contra algo. El sonido de mi armadura impactar al suelo rebotó en forma de eco, lo que me hizo confirmar que estaba dentro de alguna clase de contenedor.
—Maldición...
En eso, la poca luz frente a mí se extendió, dando paso a una puerta siendo abierta desde el otro lado.
—¿...? ¿Quién eres...?
—Ah... ¿Hola?
Estaba agradecido de poder contemplar la luz. Aunque fue por un corto tiempo me pareció una pesadilla eterna.
Una persona pequeña habló hacia la habitación, el brillo de su linterna me hizo imposible notar su rostro, sin embargo, esa voz era más que clara, una anciana me había abierto la puerta.
—¿Muchachito? ... ¿Despertaste?
Como una abuela preocupada por su nieto, empezó a tocar mi cabeza para verificar algo. No sé qué es lo que busca exactamente.
—¿No te duele nada? ¿La cabeza? ¿El cuerpo? Algún órgano interno?
—No... Ningún dolor.
Podría apartarla de un tirón, pero por su tambaleante postura me imagino que caería al suelo de inmediato.
Intentó revisar mi cuerpo pero la armadura que traía puesta se lo impedía. Noté que traía puesta una oscura indumentaria funeraria.
—Deje de restregar mis mejillas. No son gelatina.
—¿Gelatina? Jejeje, ¿Qué clase de objeto es ese?
Me deslicé con cuidado y quité sus manos con gentileza.
Estaba en un pasillo largo con fokus de color blanco iluminando las paredes.
—¿Qué hago aquí? Explíqueme.
Suponiendo que ella me encontró y abrió la puerta, no sería extraño tener a en frente a la persona que me puso aquí.
—¿Aún no lo notaste, jovencito? Mira atrás.
Descolgó un pequeño farol de su cintura, para alumbrar detrás de mi, revelando una escena grotesca.
—Esto tiene más sentido.
Al dar la vuelta observé el panorama, habían muchos cadáveres en descomposición. Formaban grandes montañas al estar apilados unos sobre otros. Noté que habían cuerpos más secos que otros, pero estos traían armaduras del castillo. Eran irreconocibles pero pude imaginar con exactitud de quienes se trataban.
Extrañamente había despertado entre decenas y decenas de inocentes. ¿Acaso los gritos que escuché antes se trataban de ellos?
—Me preocupa que no parezcas sorprendido, muchachito.
—Vi a mucha gente morir los últimos días. Estos son víctimas de ello.
No solo eso, pasé por un par de cosas más.
Mi aparición, el primer encuentro con Gark, el letargo escarlata, aquel secuestro de esa niña. Es probable que cada víctima se encuentre aquí.
No, es posible que aún hayan más.
—¿Por qué no se deshacen de ellos? No creo que les guste coleccionar cuerpos humanos.
—Jeje eres muy gracioso... Como verás muchachito, no hay un cementerio cerca de la ciudad, mucho menos dentro. La zona más cercana se encuentra a medio camino rumbo a ZerLumine. No podemos transportarlos sin recibir órdenes de la jovencita Ballery. Ella dictará cuando será seguro abrir las puertas.
Entonces ella cree que es buena idea mantenerlos aquí hasta que todo acabe. Me pregunto si los ciudadanos saben sobre ese sitio.
—Deberían tener cuidado con que se filtre algún insecto dentro. Sino tendrán que lidiar también con una granja de gusanos.
De hecho me resulta extraño que no los tengan en primer lugar. Las moscas llegan a los cadáveres en poco tiempo y de inmediato depositan sus huevos. ¿Es posible transportar todo en perfecto estado? Entonces, supongo que lograron transportar a todos los cadáveres del último incidente aquí en corto tiempo. Pobre gente.