La mañana siguiente fue un completo e incómodo silencio, había despertado con dolor en la parte de su nuca, claro que era normal después de haber dormido a un lado de la ventana, en el frío suelo sin ningún cojín en el que apoyar tu cabeza. Terminó por levantarse y preparase psicológicamente que de seguro recibiría por parte de la pelirroja, salió de su habitación con la esperanza de poder encontrar a Erik saliendo de su habitación y de ese modo pedir disculpas por su actitud, cosa que no solía hacer muy bien que digamos, para su mala o buena suerte el chico no se encontraba ahí, por lo que siguió avanzando hasta que el olor los hot cakes recién hechos le llegó y como si fuera hipnotizado siguió aquel olor hasta llegar a la parte de abajo.
- Bueno días - le dijo Sarah colocando la comida en su plato.
- ¿Buenos días? - le respondió algo confundido por su actitud, siguió caminando hasta llegar a la mesa, dónde ya se encontraba sentado el de ojo rojo - ... Buenos días.
- Buenos días - le respondió de la manera más amable posible - No sabía que Sarah era una gran cocinera.
- No soy tan buena - le respondió comenzando a apagar la estufa.
- Claro que lo eres - decidió seguir en la conversación, al ver que ninguno de los dos sacaba el tema de ayer - Aún recuerdo cuando éramos jóvenes y soñabas con, algún día, poner tu repostería.
- ¿De verdad? - pregunto Erik sorprendido y emocionado.
- Bueno ... Eso fue antes de descubrir mi amor por los libros - la chica tomó un plato y lo extendió hasta el de ojos azul cielo - Toma, debes desayunar algo.
- Pensé que no te gustaban - le dijo tomando con gusto el plato.
- Pero a ti - le encantaba la idea de ver de nuevo aquella actitud en ella, lo que menos quería era estar peleados - Espera, espera - lo detuvo dándose media vuelta, aparentemente buscando algo, una vez lo encontró se acercó para colocar crema batida sobre la comida, seguida de una fresa - Listo - una enorme sonrisa se dibujo en su rostro con un simple gesto.
- Gracias - Sarah hizo una reverencia fingida y siguió comiendo fresas.
- Deberían preparar sus cosas - les dijo Erik tomando un una malteada de fresa, al parecer la bebida favorita de los tres - Mañana entramos a la escuela.
- Oh, no te preocupes por eso - le dijo Sarah - Ya me encargue de eso ayer - casi se atraganta al escuchar aquello, con algo de duda, Erik lo ayudó.
- Gracias - le respondió tratando de dejar de lado la actitud que había tomado en los últimos días - ¿A qué te refieres? ¿Cuando sucedió eso?
- Ayer por la noche - le respondió con una sonrisa de lado al lado - Sabes que me cuesta mucho trabajo poder dormir, así que decidí salir y por suerte la editorial seguía abierta, así que compre todos los libros que nos hacían falta, me debes una.
- ¿No puedes dormir? - pregunto antes de darle oportunidad al otro hablar.
- Lamentablemente no, soy alguien a quien le cuesta mucho dormir, así que si escuchan la puerta abrirse y cerrarse a mitad de la noche no se sorprendan.
- ¿Has ido con un doctor? - Aaron pudo ver la preocupación emanando la voz de Erik, rió un poco al recordar la misma actitud que él había tomado alguna tiempo atrás.
- Tranquilo Erik, dije que me cuesta trabajo dormir, pero digamos que solo de noche, de hecho soy famosa por dormirme a mitad de las clases de las materias que no me llaman la atención - continuó diciendo al mismo tiempo que seguía comiendo fresas.
- ¿Por qué no pruebas con pastillas? - el golpe del cubierto caer de golpe y la fuerte mordida que dio Sarah lograron cambiar el ambiente por completo, Erik había quedado completamente mudo sintiendo una gran melancolía invadir el cuerpo de ambos amigos, Aaron tuvo que contener un ligero gemido en el momento en que un recuerdo regreso a su cabeza, mientras que Sarah subía y bajaba una y otra vez la manga de su muñeca izquierda - Yo ... ¿Pregunté algo que no debía? - siguieron en silencio, solo haciendo sentir aún peor al de ojo rojo - Debería ... Lavare los platos - se levantó rápidamente de su lugar a empezar lo que había dicho, mientras tanto, Aaron lanzaba rápidas miradas hacia la chica frente a él, en cuanto observó la forma en cómo jugaba con las mangas de su mano supo que algo no andaba bien.
- Ve arriba - le dijo tomando su muñeca - Estás temblando - habían pasado años juntos que ya conocía de memoria sus síntomas, por los cuales había que preocuparse y por los que le hacían dar a entender cuando la situación empeoraba - Ve arriba a descansar - ella simplemente asintió y comenzó a levantarse de su lugar, comenzó a subir las escaleras sin hacer ningún ruido y finalmente llegar a su cuarto.
- De verdad lo siento ... Si dije algo que la incomodó o ...
- No fuiste tú - se apresuró a decirle - No tienes de que preocuparte - tomó sus platos y lo ayudó a lavar - Estás usando la lija.
- ¡Rayos! - exclamó arrojando el objeto lejos - Lo siento - se apresuró y comenzó a buscarlo, en el acto, volvió a darse un golpe en la cabeza cuando trató de levantarse - Suelo ser muy ... Torpe - dejó la lija en su lugar y tomó la esponja para comenzar a lavar los trastes.
- Lo que dije ese día ... No era mi intención - le dijo al recordar aquella palabra.
- ¿Puedo preguntar qué le sucede? - debía admitirlo, se sintió mal en cuanto notó que sus disculpas no fueron aceptadas - Me refiero a Sarah - por impulso, elevó un poco su cabeza para observar el techo frente a él, sabiendo que del otro estaría su amiga, seguramente recargándose sobre la ventana para poder sentir el viento golpear su rostro.
- ¿Quieres salir a caminar? - terminó de lavar todos los trastes y se apresuró a tomar las llaves - Te lo contaré - no había necesidad de avisarle a Sarah, sabía que necesitaba un tiempo a solas, algo que Erik también lo notó.
- Claro - ambos salieron del lugar y comenzaron a avanzar, salir del pequeño jardín y dar vuelta en la esquina para dejar de lado toda la unidad y llegar a el área en donde habían centros comerciales e incluso teatros, no por nada ese lugar tenía el apodo de "El lugar de las estrellas" - ¿Te gusta el teatro? - era algo indispensable para poder ser su amigo.
- Yo ... Claro - le respondió sintiéndose algo incómodo.
- ¿Cuál es tu obra favorita?
- ... Siempre me ha interesado ver El Fantasma de la Ópera.
- Bueno, tienes buenos gustos en ese caso - siguieron caminando hasta llegar a lo que parecía ser una plaza - Sarah y yo siempre soñamos con algún día venir aquí y ver esa obra, uno de nuestros locos sueños.
- ¿Cómo el de ir a Japón?
- Exacto, claro que ir a Japón es mucho más difícil, con el paso de los años fuimos descartando la idea.
- No deberían - ambos terminaron por tomar asiento en una pequeña banca debajo de un gran árbol - Me refiero a que ... Para poder cumplir un sueño, siempre habrá obstáculos que te impidan poder cumplirlo, y eso es lo divertido de los sueños, el poder superar esos obstáculos mostrándote a ti mismo de lo que eres capaz - permaneció unos segundos observando la forma tan natural en la que podía decir aquellas palabras, sin ninguna duda y con la mayor sinceridad de todas - ... ¿Podrías dejar de mirarme?
- ¿Tú tienes algún sueño? - de inmediato llevó su mano hacia su pecho, Aaron no supo si lo había hecho por impulso o por algo más de fondo.
- Ver la nieve - respondió - Solo eso.
- ¿De verdad? - le sorprendió saber eso, en especial entendiendo todos los años que había permanecido en ese lugar - Pero ... En este lugar suele nevar ...
- Dijiste que me hablarías de Sarah - no debía molestarle la forma en cómo cortaba las conversaciones, era después de haberlo tratado de esa forma - ¿Acaso ya te arrepentiste?
- No ... No es eso - colocó sus codos en sus rodillas, de forma en que sus manos sostuvieran su cabeza - El tema de Sarah es algo más complicado ... Así que, ¿Qué te parece si me cuentas más de ti? Digo, vamos a vivir juntos y no he sido la mejor persona estos días.
- ... No creo que haya mucho que decir.
- Oye - volvió a enderezarse para observarlo por un momento - No quise hacerte preguntas, no debí hacerlo de esa forma, es por eso que quiero conocerte ... Tratar de llevarnos bien, y no creo que lo podamos hacer sin que conozca un poco de ti, ¿No piensas lo mismo? - hubo un largo silencio, las personas comenzaban a marcharse para dejarlos completamente solos, creando más tensión en el ambiente.
- De acuerdo - colocó un pie sobre el otro al mismo tiempo que cruzaba sus brazos - ¿Por dónde empezamos? ... Tenías razón, fui adoptado, por lo que nunca conocí a mis verdaderos padres, no había registros o algo que me dieran alguna pista de su paradero, pero bueno, se podría decir que tuve suerte al ser adoptado por un hombre con mucho dinero y con una mente cerrada.
- ¿Así que no la pasaste bien?
- Claro que no - dijo rápidamente - Es decir, en un principio no ... Poco tiempo después, terminaron descubriendo un secreto que, aún no puedo decirles, y terminaron llamando a un psicólogo para que recibiera orientación, es por eso que parte una gran parte de mi infancia fuera, siendo interrogado y analizado como si fuera un experimento. Me llegó una nota en donde me alertaban de la vida de mis "padres", al ser el hijo adoptivo de el señor Brown no hubo tanto problema en correr a su lado y advertirle del mensaje, y ya sabes lo que ocurrió después, despidió a la mayoría del personal para que no corrieran peligro ... Con lo que no contaban es que iban a atacar incluso en su hogar, yo me encontraba ahí cuando el incendio comenzó ... Sentí las llamas quemar mi piel, los gritos de las personas que alguna vez me trataron como parte de la familia ... Lo sentí absolutamente todo - con dificultad, llevó una de sus manos hacia su hombro demostrándole su apoyo - Fui el único sobreviviente, el único recuerdo que tengo de ese día es esto - en su brazo comenzó a bajar la manga de su ropa, dejando así a la vista la gran quemadura de tercer grado que cubría la mayor parte en esa área de su cuerpo - Esto ... Y otra cosa - no era necesario explicarlo, sabía que necesitaba tiempo para contarle otro par de cosas, así que decidió guardar silencio y no preguntar.
- La quemadura ... ¿Aún te duele?
- No - le dijo volviendo a cubrir la herida - Pero los recuerdos nunca se van - desvió la mirada, observando al horizonte.
- Lo sé.
- ¿Qué hay de ti? - le preguntó poniendo su otro pie abajo, tomando la posición inicial - ¿Qué me vas a contar de ti?
- Oh, no, no, no - le repitió - Yo no hablo de mi.
- Oh, no, no, no - lo imitó creando una carcajada por parte del otro - Yo te conté de ti, así que es tu turno.
- Es en serio Erik - le dijo - Ni siquiera Sarah conoce toda mi historia ... Nadie la conoce por completo.
- ... ¿Por qué? - y esa misma pregunta, es la que él mismo se había hecho por años, ¿Por qué no podía hablar de ello? ¿Por qué no podía contar de él? ¿Qué es lo que lo hacía callar? - ¿Aaron? - sacudió su cabeza de un lado, regresando a la normalidad.
- Escucha, de verdad quiero confiar en ti, de verdad que sí, pero ... Simplemente ... No puedo - fue en ese momento que Erik comenzó a dudar, le había pedido que le contara sobre él con la menor intención de contarle nada de el, ¿Qué clase de persona haría eso? Después recordó la forma en cómo había tenido miedo de que su cercanía con Sarah lo apartará más de ella, había entendido muy bien el gran temor que tenía por quedarse solo.
- Está bien - solo por eso acepto - No preguntaré más hasta que estés listo - Aaron le ofreció una sonrisa agradecido, sonrisa que no fue de vuelta - ¿Qué pasa con Sarah?
- Sarah ... - tomó una gran cantidad de aire y la dejó salir de un golpe - Conozco a Sarah desde hace años, se podría decir que desde que éramos bebés, así que puedo identificar cuando algo le molesta o incómoda, cuando algo la pone triste.
- ¿Cómo hace un momento?
- Un silencio incómodo - comenzó a explicar - Así empieza; no debes preocuparte en lo absoluto, continúa llevando su cabeza hacia abajo, hasta ahí todo bien, dependiendo de que tanto la hiera puede hacer tres cosas diferentes; jugar torpemente con un mechón de su pelo, hacer un molesto sonido con sus uñas o jugar con las mangas de su ropa, como lo viste hace un momento. Cuando comienza a temblar es porque los recuerdos comienzan a llenarla por completo, se queda completamente inmóvil y no puede hablar, es en ese momento en el que tienes que intervenir para que las cosas no hayan más allá.
- ¿Después que sucede? - un vago recuerdo le vino en ese momento, la única vez que había visto la sonrisa de Sarah borrarse por completo de su rostro.
- La mayoría de las veces comienza a gritar, dejando salir todo lo que piensa en ese momento, a veces lastimando a otras personas en el acto, claro que con el tiempo ha logrado controlarlo, es una de las razones por las que ha podido bajar el puño y no llegar a los golpes.
- ... ¿Pero? - despegó sus manos de su rostro para juntarlas fuertemente, tratando de controlarse a si mismo para no derrumbarse frente a él.
- Se encierra en su cuarto, no habla con nadie, no come ... La única vez que la he visto completamente rota ha sido hace años, la única vez en que ella misma llegó al límite ... Y todo fue mi culpa ...
- Con ... Con llegar al límite no te referías a ...
- Si - le confirmo hundiendo su rostro en sus rodillas - Trató de acabar con su vida - incluso Erik, quien llevaba poco tiempo de conocerla, sintió un gran dolor en su corazón al descubrir la verdad, dolor que se fue extendiendo por toda parte de su cuerpo y querer expulsarlo por sus ojos - ... Fue hace años, un ... Un inconveniente ocurrió en mi casa y yo ... La dejé sola - olvidó la lección que tanto se había encargado de recordársela su padre - Dejé que toda su vida se arruinara - una pequeña, pero llena de sentimientos, lágrima recorrió su mejilla - Y ella ... El 4 de octubre, el día de su cumpleaños - lágrimas recorrían su rostro al recordar perfectamente la escena que apareció frente a sus ojos - Tomó una navaja ... Una gran cantidad de pastillas - Erik llevó una de sus manos hacia su boca, de la misma manera que la noche anterior - Me mando un mensaje que decía ... "Lo siento" ... Corrí hasta llegar a su casa fue con la vi ... Incluso en su bañera se seguía viendo tan hermosa - lanzó una carcajada fingida tratando de aliviar el dolor que sentía en ese momento - Fue mi culpa ...
- Aaron ...
- Fue mi culpa, nunca debí haberla dejada sola - seguía diciendo - No en esa casa, ¿En qué ... En qué demonios estabas pensando?
- Ya basta - le pedía, logrando solo sentirse peor él mismo.
- ¡¡Debí estar con ella!! - no lo conocía, no lo suficiente como a la pelirroja, pero dejó que sus brazos lo rodearán en ese momento - Debí ... Debí estar ahí ...
- Tranquilo - le decía pasando su mano por su cabello - Tranquilo ...
- Lo siento ... De verdad lo siento, Sarah - y ahí, debajo de un enorme árbol, en una banca de color blanco, dejó que aquel chico al que había conocido hace unos días escuchará parte de su historia, dejó que sus brazos lo rodearán y se permitió llorar después de muchos años de haberlo contenido.
Hace un par de horas había escuchado la puerta principio abrirse y cerrarse, así que no tuvo mucho que pensar para entender lo que había sucedido, cosa que no le molestaba, al contrario, le agradaba la idea de pensar que ellos habían salido para caminar y poder hablar, una oportunidad perfecta para conocerse y dejar de lado sus diferencias, y tal vez conocer algunas similitudes.
Tal y como lo había predicho Aaron, lo primero que hizo al llegar a su habitación fue dirigirse rápidamente a la ventana, abrirla, y sentir el frío aire sobre su rostro, el cual estaba aún más frío, una sensación que la calmada por completo y la ayudaba a dejar de lado todo por lo que había pasado, en especial cuando aquellos recuerdos regresaron a ella. Las mangas de su ropa había quedado completamente arrugadas después de tanto doblarlas y sujetar las con fuerza, por suerte, había logrado calmarse a tiempo justo en el momento en que la puerta principal volvió a abrirse, tomó aire y se dedicó a bajar las escaleras.
- ¡Sarah! - exclamó su amigo de ojos azul cielo - ¡Trajimos helado! - Erik elevó unas bolsas como si hubiera ganado un premio.
- Fue algo conseguirlo - siguió avanzando hasta quedar a pocos centímetros de ellos - Pero lo logramos.
- ¿Cuánto le dijiste? - decidió preguntar sin más rodeos, Aaron dejó de lado el postre para observarla fijamente - ¿Todo? - con pena, clavo su vista en el suelo y asintió con la cabeza - No puede ser ...
- Yo ... Por favor no te enojes con él - le pidió Erik - Fui yo el que preguntó, él solo ... Lo hizo para que nos pudiéramos conocer y yo ...
- No estoy molesta - se quedó observándolo durante un minuto sin poder creer lo que escuchaba - Es muy difícil que yo me enoje, Erik.
- Yo ... No lo sabía.
- Bueno - exclamó tomando asiento, abriendo un paquete de helado - Lo hecho, hecho está. Solo planeaba poder decírtelo yo en persona - Aaron comenzó a rascarse la parte de su nuca de manera avergonzada mientras sonreía nerviosamente - No quiero que por esto empieces a actuar de manera diferente conmigo, ¿De acuerdo? He tenido suficiente de ser tratada como un paciente, lo que hice fue un simple error que intento borrar, así que ...
- No lo haré - la detuvo por completo - Tú ... Conoces mi secreto - no pudo evitar sentirse fuera de aquella conversación, sentirse invisible - Así que, no es necesario pedirlo porque para mí sigues siendo la misma Sarah que conozco ... Al menos la de unos días - ésta la observó con una sonrisa en su rostro, la cual después le dedicó a la persona con la que había llegado a ese lugar.
- Me alegro que ya se lleven bien.
- Digamos que aún tengo un par de quejas - dijo de brazos cruzados - Pero si, creo que podría llevarme bien con él.
- ¿Lo ven? - les dijo tomando una porción del helado de sabor limón - No creo que sea tan difícil poder vivir juntos, y Aaron ... - antes de que le pudiera dirigir la mirada, sintió el frío postre de limón caer sobre su nariz.
- ¡Esta frío! - exclamó dirigiéndose a el lavaba para poder apartarlo de su rostro.
- Deja de ser celoso.
- ¿Quien está celoso? - tomó otra cantidad de helado para hacer lo mismo con ella.
- ¡Frío! - logrando que ella diera pequeños saltos hasta llegar al lavabo, observó por un momento a su lado, al verlo sentado sin hacer nada se le ocurrió una idea, tal vez no eran tan malo después de todo.
- ¡Oye! - Erik se levantó de golpe de su asiento al sentir su nariz llena de crema batida - Oh no, no lo hiciste.
- Oh, si, si lo hic ... - le sorprendió la velocidad con la que el otro le había arrebatado la crema de sus manos para embarrar la en su rostro, dejándolo completamente atónito.
- ¡Deberías ver tu cara ahora! - exclamó Sarah al mismo tiempo que daba grandes carcajadas.
- No me da risa - le dijo sin poder absolutamente nada - Eres mi amiga, se supone que deberías defenderme.
- Tiene un punto.
- Sarah ... Yo ... - Erik alzó sus manos dando ligeros pasos hacia atrás, mientras tanto, Sarah perseguía cada uno de sus movimientos con la crema en su mano - Rayos - logró encontrar algo con que limpiarse el rostro y poder observar a la pelirroja perseguir al de ojo rojo dando vueltas al rededor de la mesa, era una de las tantas cosas que le gustaba de ella, por más herida que se encontrará, aún después de haber pasado por un momento siempre lograba colocar una sonrisa en el rostro de los demás, incluso en un día gris, para él, era esa luz que se encontraba al final de un oscuro y largo túnel, que se encontraba al final para recibirte con los brazos abiertos - De acuerdo, de acuerdo. Me rindo - elevó sus manos hacia arriba después de haber sido cubierto con la crema.
- A este ritmo la casa estará hecha un asco - los tres comenzaron a limpiar todo el desastre que habían causado, sin poder borrar la sonrisa en su rostro. Al final decidieron recostarse frente a la televisión, dejando de lado el sillón, con las cabezas puestas en el suelo, de forma que las tres chocarán una con la otra.
- Mañana empiezan las clases - comentó Erik - Saben lo que deben de hacer, ¿Cierto?
- ... No hablarte - dijo Sarah y está vez le preocupaba, aunque sea un poco, a Aaron dejar solo a aquel chico.
- Esta escuela tiene muchos secretos, aún no entiendo cómo es que los aceptaron tan rápido, pero ... Creo que hay algunas cosas que deben hacer.