Después del peor resfriado que había tenido en toda mi vida estaba sentada en mi cama sintiéndome un poco mejor.
Para mi mala suerte después de habernos quedado bajo la lluvia durante una larga hora me enferme, lo cual era obvio que sucedería, pero no había pensado que me sentiría tan mal. Los primeros tres días fueron los peores, me sentía tan cansada que no tenía otra opción que quedarme en cama durante todo el día, al cuarto día mi ánimo mejoro y fui capaz de salir de cama, aunque la energía no me duraba más de media hora, así que me di múltiples descansos durante todo el día.
Era martes y ya habían pasado siete días. Samantha y yo no habíamos hablado desde hace dos días y lo último que había sabido de ella era que no se sentía tan mal, pero que un poco de fiebre fue suficiente para que su plan funcionara.
Aprovechando que me sentía muchísimo mejor me levante de mi cama y comencé a planear como organizar todo, tenía que comenzar a empacar ya que en tres días me mudaría al apartamento que compartiría con Sam ella se pensaba mudar el sábado por lo que quería aprovechar que llegaría primero para organizar mis cosas.
La ropa era esencial por lo cual comencé a guardarla en la maleta. Pensé en tal vez llevar tan solo lo esencial pero luego de media hora me rendí y decidí que solo llevaría mis prendas favoritas. Al fin y al cabo, si necesitaba más podía salir de compras y conseguir lo que me faltara.
Estuve viendo mi habitación y noté que realmente no tenía mucho. Nunca había pegado ningún poster y tampoco era fanática de algo, así que de cierta manera además de la ropa esa habitación no tenía nada más que fuera mío, contaba con una guitarra, pero no la utilizaba por lo que no creía que hubiera necesidad de llevarla, aunque, a Sam le gustaba y siempre decía que quería aprender y pensando en eso decidí que si la llevaría.
Tenía unos cuantos libros, pero realmente solo los tenía ahí porque Sam me había obligado a leerlos. Volví a dar una mirada a toda mi habitación intentando buscar algo que fuera mío, pero realmente mío, tan mío que fuera indispensable.
¿Qué se supone que hago en mi tiempo libre?
Me empecé a hacer esa pregunta mientras me concentraba en cada parte de mi habitación. Aún seguía buscando una respuesta hasta que vi mi tocador.
En mi tiempo libre solía maquillarme, no lo hacía diario y tampoco me maquillaba mucho para salir, pero cuando tenía tiempo libre practicaba un poco y realmente me gustaba.
Camine hacia mi tocador y me quede observando todo el espacio. Sabía que había en cada cajón, pero no sentía necesario llevarme algo de eso, algunos estaban gastados y otros simplemente no eran mis favoritos fácilmente podía comprar nuevo maquillaje cuando me mudara y también podría renovar mi estilo de maquillaje y comprar cosas nuevas así que rápidamente descarte llevar el maquillaje.
Así que nuevamente estaba indecisa de que debería llevar, por lo que decidí hacer una limpieza o mejor lo dicho lo contrario a una limpieza. Comencé a abrir todos los cajones de mi escritorio para ver que había dentro, pero solo logre desesperarme más al no encontrar nada que fuera "mío".
Estaba considerando cuestionarme toda mi existencia cuando vi algo en el último cajón de mi escritorio, era una cámara. Hace mucho que había dejado de tomar fotografías por lo cual no estaba segura de que aun sirviera, pero aun así decidí que se iría conmigo prácticamente iba a iniciar una nueva vida, una en la que podía hacer lo que quisiera y mi inicio sería volver a tomar fotografías.
Después de encontrar mi cámara me sentí cansada por lo que decidí darle fin a mi pequeña búsqueda. Así que, guardando mi cámara termine de empacar. Tan solo había guardado mis prendas favoritas, un par de tenis, unos tacones que amaba con toda mi vida y mi vieja cámara. El sentimiento de que algo bueno se acercaba estaba inundando mi mente por lo cual decidí que podía mudarme ese mismo instante.
Tomando mi maleta y las llaves de mi auto salí de mi habitación. Estaba en la puerta de mi casa cuando la voz de Mimi me detuvo
- Señorita Alexandra
Dijo mientras caminaba rápidamente hacia mi
- ¿Que sucede Mimi?
Pregunte suponiendo lo que me iba a decir.
- La señora me ha pedido que... – se detuvo unos segundos para poder regular su respiración – me ha pedido que la llame, ella esta él su despacho, quiere que valla ya mismo para allá
Me dijo mientras me miraba con un poco de... ¿lastima?
- ¿Es urgente?
- Si – respondió mientras se acercaba un poco más – la señora se encuentra muy molesta y no creo que quiera esperar, por favor acompáñeme al despacho de la señora
No sabía porque mi madre se encontraba molesta, pero estaba segura de que no quería descubrirlo, hoy me sentía extremadamente animada y tener una conversación con mi madre mataría toda energía que tuviese.
- Dile que me fui
Le respondí a Mimi mientras comenzaba a caminar hacia mi carro nuevamente ignorando las suplicas de ella.
- ¡Señorita! – exclamo Mimi mientras me perseguía – señorita por favor, regrese
- Solo por esta vez Mimi – le respondí sin detenerme – ¡Por favor!
- Pero... Yo no puedo hacer eso
La escuche decir mientras dejaba de perseguirme
- ¡Lo siento!
Le grite antes de subir a mi auto.
El camino era largo, pero con el ánimo que tenía y una buena música podía disfrutaba cada parte de él y después de cuatro horas llegue a mi destino.
Ya eran las seis de la tarde y quería dar un paseo para conocer mejor el lugar en el que iniciaría una nueva vida, pero mi cuerpo no parecía estar de acuerdo con la idea así que tomando la prácticamente vacía maleta que llevaba baje de mi auto y le entregue las llaves al encargado de parquearlo. Estaba tan feliz que sentía que podría dar pequeños saltos todo el camino hasta mi apartamento mientras esperaba que el ascensor se abriera le di una pequeña repasada a todo el lugar, era realmente bonito.