15 DE JUNIO DE 2015
18 AÑOS DE EDAD
Yo siempre había sido fiel creyente de que existían las personas malas y las buenas, que la vida se
dividía en dos secciones en cuanto a los humanos, que siempre habría un lado oscuro y otro claro,
justamente como el Yin y el Yang, sin embargo, jamás me encontraba en uno.
El sonido sordo de la piel chocando contra la chaqueta es lo único que oigo, mientras mi mente se
bloquea ante todo y la resistencia en mis piernas comienzan a fallar, lo único que puedo hacer es
repetirme miles de veces "no caigas", pero fallo en el intento y mi cuerpo se desploma aumentando
más el dolor.
—Eres una basura —mi padre escupe de pie —. Piensa qué harás de tu maldita vida, ¿o seguirás drogándote hasta que mueras?
No hago el intento de responder porque sé que no valdrá la pena. Con él nada vale la pena. Llevo mi
mano hasta el lado derecho de mi pecho y respiro profundamente, aunque el aire se va de nuevo al
instante que vuelvo a sentir otro golpe contra mi abdomen, es ahí cuando ignoro todo y sólo puedo
escuchar mis jadeos de dolor.
Quiero levantarme y enfrentarlo, pero mis acciones contra él son en vano, a pesar de todo le tengo
miedo porque es más corpulento y fuerte que yo.
Cierro mis ojos para evitar llorar, aunque eso es estúpido porque a pesar de ello, las lágrimas salen.
Ahogo un sollozo y aprieto mis labios para no soltar ningún sonido. Todo en mí duele, duele hasta
el punto en que le pido al cielo que pare esto. Que se detenga todo el dolor que hay en mi vida.
15 DE JUNIO DE 2011
14 AÑOS DE EDAD
Empujo el carrito de compras por todo el supermercado mientras tarareo la canción que suena a
través de mis auriculares, hasta que un golpe en mi cabeza hace que me detenga por completo,
volteo hacia la derecha y veo la sonrisa burlona de Jack a mi lado, ruedo los ojos y quito un
auricular de mi oído.
—¿Qué quieres? — demando con el ceño fruncido.
—¿Por qué de mal humor, Pushi? — cuestiona, ahora, soltando una carcajada mientras pasa uno de
sus brazos sobre mis hombros —. ¿No estás feliz porque mañana sea tu cumpleaños?
Quiero mencionarle que deje de llamarme por aquel apodo, pero sé que si lo hago, solo lo estaría
provocando aún más, así que me contengo las ganas de alejarlo de mí y tomo una bocanada de aire
antes de hablar.
—Exacto, mañana es mi cumpleaños y se supone que no debería de estar aquí con ustedes
comprando las cosas para la comida — farfullo y añado—. Eso es sorpresa, ¿no?
—Qué estúpido— ríe—, mamá te ha traído para que tú escojas el pastel y las cosas, quiere darte tu
gusto, eso es un lindo gesto, sabes que a ella no le gusta que se metan cuando va a cocinar, pero lo
está haciendo por ti. Deja de ser tan patán.
—No soy patán — gruño y empujo con más fuerzas el carrito.
—Eres el único de la familia que tiene un humor de los mil demonios — ataca, pero niega
rápidamente para retractarse —, mentira, papá igual.
—Estaba a punto de decir eso — menciono y lo miro —. ¿Tú qué me vas a regalar?
Al terminar mi pregunta, la sonrisa de Jack se transforma a una maliciosa acompañada de una
mirada cómplice, como si lo que estuviera pensando fuera algo completamente erróneo, pero
divertido. Él se aleja de mí y detiene el carrito durante unos segundos para inclinarse hacia mi rostro
dejando una pequeña brecha entre nosotros.
—Te llevaré a un prostíbulo — murmura y mi entrecejo se arruga totalmente.
—¿Qué? — pregunto incrédulo — ¿Estás bromeando, verdad?
—¡No! — grita y vuelve a erguirse —. Lo estuve pensando durante una semana y se me hizo algo
cool, ya sé que aún eres menor de edad, pero Freddie se lleva con los tipos de seguridad por lo cual
no habrá ningún problema con que tú entres.
Mis labios se entreabren sin saber qué decir, sé que es verdad porque es Jack y Jack es un estúpido.
Toso y cubro mi boca con la manga de mi suéter, para después regresar mi mirada hacia mi
hermano, quien aún me mira con una sonrisa traviesa. Llevo ambas manos a mi rostro y trato de
creerme esto, ¿eso es normal? ¿Que tu hermano te lleve con mujeres que venden su cuerpo?
—Eso es raro — murmuro —. Esperaba otra cosa, no eso.
—¿Qué? ¿Querías que te hiciera un fiesta sorpresa en el boulevard con globos y todos los animales
fueran invitados? — pregunta con burla y cambia su sonrisa a una cínica.
—¿Quizá?
Jack se cuestiona así mismo y, ahora, es él quien frunce el entrecejo formando una mueca con sus
labios, rasca la parte trasera de su cuello y se vuelve a acercar a mí como estuviera a punto de
decirme un secreto. Qué dramático era.
—Luke — me llama —, ¿seguro que no eres gay?
Lo empujo lejos de mí y vuelvo a continuar con mi recorrido por el supemercado en busca de
nuestros padres. Aún no entiendo porqué me sorprende las estupideces que suele decir Jack, si
siempre lo hace, no es que yo tenga mal humor, es él quien dice pura basura.
A lo lejos, en la sección de vinos, veo a mi padre, apresuro mi paso hasta llegar con él, quien al
notar mi presencia, me sonríe. Me pongo a su lado y me abstengo de contarle sobre lo que mi
hermano me ha contado, porque sé que muy en el fondo me da curiosidad ir a un lugar así, pero por
el otro, solamente no quiero que lo regañen por darme malas enseñanzas, según mi madre.
—¿Te gusta alguno en especial?— el hombre me pregunta, dirigiendo su mirada a mis ojos —. Te
daré permiso de tomar sólo por tu cumpleaños, pero hasta mañana, claro está.
Abro mis ojos sorprendido y me pregunto si hoy el mundo está loco.
—Mamá te matará — murmuro horrorizado, a mi edad era normal que fuera tan incrédulo.
—Lo sé — carcajea —, pero para cuando nos regañe, tú estarás tomado y no podrá hacer nada,
tranquilízate. Escoge alguno, el que te guste, ya sea por diseño o sabor, así se aprende, ¿y qué mejor
que entre familia? Estamos en confianza y te cuidaremos. Eres joven y aún te falta experimentar
mucho, hijo mío.
Le regalo una sonrisa sin despegar los labios y asiento. Miro cada una de las botellas y dudo en que
si esto es correcto o no, confiaba en mi padre, pero le tenía miedo a mamá, no porque hubiera más
respeto hacia ella, sino porque temía a que se enojara con él y se pelearan. No me gustaba en lo
absoluto verlos distanciados, menos si era por mi culpa.
—A-ah, creo que esta — digo por lo bajo y tomo la botella de vino tinto —. Gargalo.
—Gargalo — él repite y sonríe —. Vaya, te gustará lo bueno, espero y así me consigas una buena
nuera, alguien quien te valore y sea buena mujer, justamente como tu madre.
—Claro, papá — esbozo una sonrisa —. Gracias, te quiero.
Él me rodea con su brazo y carraspea, yo dejo caer mi cabeza sobre su cuerpo.
—No hay de qué, sabes que yo también te quiero — dice y se separa —. Ahora vamos en busca de
tu madre y hermano porque no sé dónde han de estar, acuérdate de hablarle a Ben para que nos
alcance en la pastelería.
Sin hablar, solamente asiento ante lo que ha dicho y lo sigo junto al carrito, me sentía alegre, Ben
vendría y quizá él podría impedir que Jack me llevara a aquel lugar.